“Necesitamos actuar a favor de otra economía y del desarme”

Según el informe analítico sobre los presupuestos de defensa que publica el Centro Delàs de Estudios por la Paz, el gasto militar en España del pasado 2015 ha sido un 121% superior al presupuestado a principios de año. La entidad asegura que el Estado “ha escondido las cuentas reales”, una práctica que, tal como denuncia el centro, el gobierno viene llevando a cabo desde hace años.

Concretamente, el exceso del gasto militar se focaliza en dos puntos: los pagos de la deuda que el Ministerio de Defensa acarrea desde la década de 1990, como consecuencia de la adquisición de armamento (la cual asciende a los 30.000 millones de euros) y, por otro lado, una segunda partida extraordinaria en misiones militares en el exterior, que provoca que los 14,3 millones de euros presupuestados inicialmente en esta materia, acaben convirtiéndose en 700 millones.

La información del Centro Delàs advierte que todo ello se redondea en un gasto militar que supone una media de 52 millones de euros diarios. Y concluyen en que para el 2016 pueden esperarse unas cifras similares, según lo que plantean los Presupuestos Generales del Estado.

Además, los investigadores del Delàs también destacan la frenética actividad que mantiene España en el mercado militar internacional. Nuestro Estado se sitúa como el sexto país en el ranking de principales exportadores de armas y de material bélico. Por esta actividad, en 2014 ingresó 3.023 millones de euros a sus arcas, lo que supone un 925% más que hace diez años. Los importadores más destacados de la mercancía militar española fueron en su mayoría nuestros vecinos de la Unión Europea (Francia, Reino Unido, Alemania, Italia,…), que adquirieron el 57% del total de las exportaciones.

El Centro Delàs pone especial énfasis en la preocupación que supone exportar armar a zonas que se encuentran en situación de conflicto armado y dónde se están vulnerando los derechos humanos continuamente, según denuncian organizaciones como Amnistía Internacional o Human Rights Watch. Es el caso de Oriente Próximo, lugar a dónde han ido a parar el 16% de las exportaciones españolas de material militar y armas. Por ello, en su informe sobre las exportaciones, la entidad acusa al gobierno español de “alimentar los conflictos en Oriente Medio”.

“¿UTÓPICOS? ¡CLARO QUE SÍ! ¿CÓMO NO SERLO?”

Esta, del fundador y primer presidente de la Fundació per la Pau (FundiPau), Alfons Banda, es una de las varias citas que las personas que van llegando a la parroquia de Valldolig, en Blanes, encuentran dentro del programa que recoge las indicaciones de la 18ª Marcha por la Paz. Son más de medio de centenar y han decidido dejar la comodidad y el calor de sus hogares en la tarde de este primer domingo del año para recorrer algunas calles del municipio reclamando la paz global.

Eran la seis de la tarde cuando han encendido las antorchas en la iglesia católica de Els Pins y asiendo una pancarta que reza “Todos por la paz” han iniciado la caminata en dirección a su primera parada: la Iglesia Evangélica Bautista de Blanes. Y es que la Marcha por la paz es un proyecto que nace de un esfuerzo conjunto entre católicos y evangélicos blandenses con el objetivo de unificar sus esfuerzos pacificadores.

Ya en la iglesia evangélica, se cantan algunas canciones y tienen lugar algunos parlamentos, explicando el origen de la reconocido canción “Noche de paz” y presentando los datos del informe del Centro Delàs descritos al principio de esta crónica. El pastor, Eduardo Rodríguez, da un mensaje basándose en un texto escrito por el psiquiatra forense judío y superviviente del holocausto nazi, Emanuel Tanay, denunciando que las minorías fanáticas se acaban apoderando de todos los espacios de la vida por causa del constante silencio de la mayoría. “Lo que distingue a la persona humana de los otros seres vivos no es precisamente la inserción acrítica en la realidad sino la capacidad de imaginar otra diferente y mejor, y de trabajar eficazmente para construirla”, manifiesta, en este sentido, otra de las citas de Banda, en el programa de la jornada.

Después del descanso colectivo en la iglesia evangélica, católicos y evangélicos toman de nuevo la ruta que les ha de conducir hasta la parroquia del barrio de Valldolig, donde acaba el trayecto. En el pequeño templo se abre un nuevo tiempo de canciones y mensajes. En este caso, se trata de dos testimonios. Uno de ellos es el del coordinador de Cáritas Interparroquial de la zona, que destaca que “debemos corregir nuestros errores como sociedad y enseñar a las futuras generaciones a no repetirlos para, así, poder avanzar y no tener que dedicarnos siempre a trabajar las mismas carencias y a aprender lo que ya se sabía cómo malo”.

Después habla Nussa, un joven nigeriano que explica algunos detalles de su vida desde que hace ocho años llegó a Blanes. “Después de cinco años pidiendo en la puerta de un supermercado, consiguió un trabajo de 40 horas semanales con un sueldo de 582,02 euros, y lo primero que hizo con su primera nómina fue traer el diezmo. Me quedé sorprendido”, explica el párroco Perich que destaca la esperanza que siempre ha mantenido Nussa ante la adversidad, la cual, invita a tomar como ejemplo ante “nuestro constante trabajo por la paz”.

MEDIDAS PARA LA PACIFICACIÓN

Son muchas las entidades que, como el Centro Delàs, tratan de denunciar los oscuros mecanismos del mercado armamentístico internacional, y que promueven una desmilitarización total de la sociedad ante la tendencia al alza que se ha experimentado desde los atentados de la Torres Gemelas, en septiembre de 2001.

Entre las distintas acciones que se pueden llevar a cabo a favor de la paz global destacan la objeción fiscal, que consiste en descontar la parte de los impuestos que va a parar al Ministerio de Defensa, y destinarla a causas sociales. O también cambiar de banco y optar por alguna firma que garantice un uso ético de nuestros ahorros.

Acciones, como la Marxa de la Paz que cada año se lleva a cabo por las distintas comunidades cristianas de Blanes, permiten al colectivo evangélico ser promotor y partícipe de la actividad pacificadora, integrándose de esta manera en las necesidades y los sufrimientos del mundo. “Necesitamos creernos nuestro poder y activar nuestra dimensión ciudadana. Y actuar a favor de otra economía (comercio justo, banca ética…) y empujar colectivamente hacia la prevención de los conflictos, la seguridad humana, el desarme y la desmilitarización”, afirma el actual director de la organización Fundació per la Pau (FundiPau), Jordi Armadans, en el manifiesto de la marcha.