Policías de Madrid impiden predicar en la calle usando un tablero por ser 'publicidad'

La Policía Municipal de Madrid impidió a Ken Barret usar su tablero como método de predicación. Hace poco impidieron cantar, aunque dieron marcha atrás.La situación preocupa a quienes van cada día a la Puerta del Sol para hablar a otros de su fe en libertad.

MADRID · 05 DE SEPTIEMBRE DE 2013 · 22:00

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	Ken Barret, predicando con el tablero en la Puerta del Sol, en 2012.</p>
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Ken Barret, predicando con el tablero en la Puerta del Sol, en 2012.

De lunes a sábado, un grupo de personas acude a la céntrica Puerta del Sol en Madrid para predicar usando diversos métodos para captar la atención de las personas que circulan por la plaza. Aunque las autoridades habitualmente permiten esta manifestación pública de la fe en el contexto de libertad religiosa que goza este país, en las últimas semanas algunos impedimentos en su labor han sembrado cierta preocupación. Forma parte del paisaje de Sol encontrar cada tarde a alguna persona subida a una caja roja que, a viva voz, cuenta lo que Dios ha hecho en su vida y anuncia el mensaje de salvación en Jesús. Ontheredbox, también conocido como Km0, realiza estos actos sin utilizar megafonía y entendiendo que está en ejercicio de su libertad religiosa, y por ello no infringe ninguna ordenanza municipal. Además, utilizan medios artísticos, principalmente interpretaciones musicales -sin amplificación- y un tablero en el que, con un pincel, alguien va presentando una explicación del evangelio de una forma visual. CONTRA EL TABLERO Ken Barret, misionero conocido en el ámbito evangélico como “el hombre del tablero”, ha realizado este método de predicación en lugares de toda España durante años y es uno de los habituales en Sol. Por eso le llamó mucho la atención cuando agentes de la Policía Municipal de Madrid, el pasado miércoles, le prohibieron utilizar su tablero. “Estaba a punto de dirigirme al público cuando se acercaron dos agentes y me pidieron una autorización especifica para el uso del tablero”, explica el predicador. “Les decía que formaba una parte de la actuación del equipo de la Caja Roja, pero me dijeron que sin permiso específico bajo las ordenanzas, no se podía exhibir carteles en la calle”, dijeron los agentes. Esta interpretación de la “ordenanza” no es compartida por Barret, que insistió en que “la ley de publicidad exterior no contemplaba el tipo de obra que estaba a punto de ejecutar”. Pero los agentes insistieron en la prohibición “sin especificar bajo cual ordenanza”. Ken Barret, por su parte, les indicó que había realizado esta presentación en Sol multitud de veces. Su sorpresa fue mayúscula cuando los agentes le dijeron que “jamás” le habían visto allí. “No quisieron escuchar explicaciones, pero dijeron que ellos permitirían la predicación de la caja roja, pero no el cartel”. Ante esta situación, que Barret define como “una tiranía”, guardó el tablero y volvió para predicar, pero ya sin el soporte visual. UNA ORDENANZA AMBIGUA El ministerio Ontheredbox -que también realiza presentaciones similares en otras ciudades de España y el mundo- entiende que para estar en Sol realizando estas actividades no es necesario una comunicación escrita con las autoridades. “Normalmente la policía local entienden que nuestra actividad, que se lleva a cabo sin megafonía, es un ejercicio constitucional de la libertad religiosa”, explica Ken. En los años 90 se intentó presentar información para pedir la aprobación de cada acto celebrado, ante la delegación del Gobierno. Pero al tratarse de una actividad constante, no se puede considerar como una “manifestación”. De hecho la misma delegación les refirió en su momento al gobierno de Madrid, que tampoco admitió entonces los escritos. “Esta falta nos dejó sin amparo y un poco a la merced de los agentes de turno y su 'interpretación' de las ordenanzas”, explica Barret, que reconoce que “últimamente nos han molestado poco y esta acción de inmiscuirse en decir 'esta acción sí, pero esto no' parece una intrusión no justificada por agentes individuales”. LIBERTAD DE EXPRESIÓN Y RELIGIOSA, EN JUEGO Hace unas semanas, los agentes prohibieron a Maritza Barrañeda, que forma parte del equipo, interpretar sus canciones en la plaza, de acuerdo a la nueva ordenanza que regula la “contaminación acústica”, sobre todo en la calle. Tras presentar un escrito, “Maritza ha recuperado su derecho de tocar en la calle”. Sin embargo esta solución “individual” no resuelve la situación que afecta a todo el grupo, que piden respeto para lo que consideran un ejercicio de libertad religiosa, protegido por la Constitución. “Damos gracias por el trabajo excelente que la policía de Madrid hace en general”, concluye Ken Barret, “pero nos inquieta que cada vez que salen nuevas ordenanzas en cuanto al uso de la calle en el centro, nuestro equipo evangelístico sufre una aplicación inadecuada de tales ordenanzas en cuanto a nuestra libertad religiosa, de dar a conocer a Cristo por los medios artísticos, musicales y plásticos”. Porque lo que está en juego es una cuestión de libertad. “Nos parece que nuestro ejercicio responsable de la libertad de expresión (en este caso, religiosa) debería ser una cuestión de orgullo de nuestra ciudad, para decir al mundo: 'Aquí, señores, en medio de muchas carencias, conservamos la luz de la libertad', no una cuestión de vejaciones por parte de agentes de la autoridad urbana”.

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