Fallece Ada, la mujer agredida por el maestro shaolín

Mauren Ada Otuya, de nacionalidad nigeriana, asistía regularmente a la iglesia evangélica nigeriana 'Hand of God' en Bilbao.

BILBAO · 04 DE JUNIO DE 2013 · 22:00

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Mauren Ada Ortuya falleció este miércoles 5 de junio. / Diario Guipúzcoa

Mauren Ada Ortuya ha fallecido este miércoles al mediodía, víctima del autodenominado maestro shaolín Juan Carlos Aguilar, cuyo caso ha conmocionado a la sociedad española en los últimos días. La mujer nigeriana había sido ingresada el domingo tras ser rescatada por la Ertzaintza en estado de extrema gravedad. Se trataba de la supuesta segunda víctima mortal de Juan Carlos Aguilar, que ha pasado a disposición judicial. La Policía autonómica actuó en el local que regentaba Aguilar gracias a que Ada intentó escapar y un vecino vio como el experto en artes marciales le agarraba de los pelos y la introducía de nuevo en el establecimiento. Los agentes encontraron los restos de la primera de las víctimas dentro de bolsas de plástico en el gimnasio y la vivienda del experto en artes marciales. La Ertzaintza halló, entre otros fragmentos del cuerpo, dedos y parte de la columna vertebral. La joven nigeriana, de 29 años, vivía en España y era prostituta. En la concentración, en la que han estado un centenar de personas, Romeo Omobude, de la asociación de nigerianos del País Vasco, ha comentado que hablará con sus compatriotas para decidir si convocan una manifestación. Omobude ha pedido a los periodistas que no hablen de Ada, la joven agredida, como prostituta: “tiene nombre, es Ada. Aguilar es un asesino”. Ha explicado que sus compatriotas mujeres tienen miedo a hablar con la prensa. Dos de ellas, presentes en la concentración, han accedido a realizar unas breves declaraciones sin querer dar sus nombres, reiterando que tienen miedo: “hay mucha mala gente”. Una de estas jóvenes ha dicho que “Ada era una buena persona, no tenía ningún problema con nadie. Nosotros hablábamos en inglés y somos cristianas, decimos de la misma familia. Era un mujer religiosa, muy maja”. ASISTENCIA REGULAR A IGLESIA Según publica El País en su página web, Mauren Ada Ortuya era una mujer “muy popular” entre la comunidad nigeriana de Bilbao. Ada llegó a la capital vizcaína hace escasamente un año tras vivir en diferentes puntos de la geografía española. Era prostituta y se movía en la calle de las Cortes, una de las zonas más deprimidas de la capital bilbaína, en la esquina que se encuentra junto al portal número 1. Allí solía reunirse con el resto de las chicas de procedencia africana, conocidas entre otras prostitutas como 'las negras', a partir de las siete u ocho de la tarde. Victoria, una prostituta brasileña que solía estar en la misma zona que Ana, la recuerda como una chica “muy simpática que saludaba siempre a todo el mundo”. Incluso algunos vecinos del barrio, como un joven árabe de 25 años que lleva viviendo un par de años en la zona, comentaba: “A pesar de no conocerla en persona solía saludarme siempre. Era una más”. Rita, una joven nigeriana de 24 años con la que pasaba la mayoría de su tiempo libre, la recuerda como una de sus mejores amigas y como una mujer “muy agradable”. Indignada por lo que le ha pasado a su amiga, y sin poder olvidar que ella misma podía haber sido otra víctima, se refiere a ella “como una más de su familia”. A pesar de vivir en la calle de Iturrizar, a tan solo 300 metros del domicilio del agresor, solía acudir habitualmente a descansar a su propia casa. Convivía con otras jóvenes en un piso de alquiler, situado junto a las torres de Zabalburu, por el que pagaba un alquiler de 250 euros al mes. “Adoraba a mi hijo de cuatro meses”, cuenta Richard, compañero de piso de Rita y amigo también de la víctima. “Cada vez que llegaba a casa, solía coger en brazos a mi hijo de cuatro meses y empezaba a juguetear con él. Era muy cariñosa no solo con los niños, también con nosotros”, recuerda Rita. Esta afirma que Ada no tenía mucha vida social y que, al terminar de trabajar, solían "volver a casa juntas”. Una de las características que destacan la mayoría de sus amigos y conocidos es que Ada es “una persona muy religiosa”. No era habitual que fallase a su cita dominical con la Iglesia evangélica nigeriana Hand of God (Mano de Dios), cerca del Hospital de Basurto, en la calle de Masustegi Estrata. “Solía venir a orar. Es una chica muy simpática y educada”, cuenta David, pastor de la iglesia. Indignado con lo que ha pasado, pide “justicia” para una de sus las fieles. “Era muy querida por la comunidad, no hay más que ver a toda la gente que se ha acercado a las concentraciones organizadas”. IGLESIA NIGERIANA Según comunica Ferede a través del portal Actualidad Evangélica, la iglesia evangélica Hand of God a la que asistía Ada no consta en el registro de Entidades Religiosas del Ministerio de Justicia. “Puede afirmarse que la citada iglesia no tiene personalidad jurídica reconocida en nuestro país. No consta su inscripción en el Registro de Entidades Religiosas del Ministerio de Justicia, ni es miembro de la Federación de Iglesias Evangélicas (FEREDE)” explican. Esta iglesia aparece citada en el libro 'Pluralidades latentes', un trabajo de investigación sobre las minorías religiosas en País Vasco editado por la Universidad de Deusto. “Proveniente de Nigeria, donde la Iglesia está establecida y enraizada, en País Vasco únicamente cuenta con el grupo que se reúne en Bilbao, si bien existen también otros grupos en Pamplona y en Valencia. Los miembros de la Iglesia son de origen africano (Liberia, Congo, Senegal, Ghana, Nigeria y Angola), inmigrantes de primera generación, y en situación de clara vulnerabilidad social”, describe el texto.

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