Denia: bautismo desde las sombras más negras a la luz de Jesús

Ana Sastre: “Hoy dejo las cien cosas malas que me han pasado, y comienzo a vivir las mil cosas buenas que me esperan”.

ESPAÑA · 05 DE MAYO DE 2012 · 22:00

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El pasado 12 de febrero de 2012 daban público testimonio de su fe en el agua del bautismo en Denia, Ana Sastre Miralles y su hija Lita Viciano Sastre. La congregación estaba profundamente emocionada. En la mente de todos martilleaban los trágicos sucesos que, el pasado 17 de diciembre de 2010, conmocionaron no sólo a esta familia dianense sino a toda la ciudad y la sociedad. La noticia de la trágica muerte el mismo día del hijo de Ana y Antonio, Jean Pierre, y de su nieto de 4 años (también de nombre Jean Pierre), ocupó espacio en todos los medios de comunicación del país. Fue un mazazo que estremeció a Ana hasta el punto de tener que ser ingresada en el hospital local de La Marina. Ni ella ni nadie de su familia eran entonces cristianos. UN ENCUENTRO HONDO El joven Jean Pierre era alumno del colegio evangélico bautista Alfa y Omegay su trágica muerte aconteció la noche antes de que se celebrara la fiesta de Navidad de área de Infantil en el colegio en la que él iba a actuar. Relata el pastor Antonio Calero que recuerda “como si fuera hoy mismo la llamada de Jorge Pastor (pastor y director del colegio) que con voz entrecortada, sin poder retener las lágrimas, me hacía participe de la noticia”. La vida de Ana en particular y de toda su familia quedó profundamente marcada para siempre. Tras el sepelio de su nieto, Ana y su hija Lita quisieron agradecer a Jorge Pastor las palabras que pronunció y Jorge les invitó a asistir a la iglesia. UN PROCESO DE SANIDAD Desde entonces no han dejado de congregarse con ellos. Ana comentaba hace unos días “Nos sentimos arropados desde el primer día. Mientras que todo el que nos veía por la calle nos agobiaba con preguntas ¿Cómo ha sido? ¿Qué es lo que pasó realmente…? En la iglesia nadie nos hizo la menor pregunta, nos abrazaban y lloraban con nosotros…” Antes del bautismo Ana pidió hablar a la congregacióny dijo: “Hermanos todos vosotros sabéis que hace poco más de un año mi familia y yo hemos estado andando por un camino lleno de sombras y rencores pero Lita y yo hemos visto la luz en ese camino y es por donde hemos decidido seguir hasta el final. Hoy, al sumergirme en las aguas del bautismo quiero dejar en ellas las cien cosas malas que me han pasado y comenzar a vivir las mil cosas buenas que me quedan por vivir. Por ello pido a Dios que toque vuestros corazones y sigáis orando por nosotros, porque gracias a vosotros hoy estoy a punto de expresar mi fe a través de la bendición del bautismo”. No era posible ver ninguna mirada que no estuviese llena de lágrimas en esos momentos. “Nos costaba controlar las emociones al ver como la amorosa mano de Dios sana y restaura las heridas más profundas” refiere el pastor Antonio Calero.

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