Recordar que Jesús murió y resucitó por mí, da a mi vida otro color

Cuatro adolescentes evangélicos españoles nos cuentan cómo viven la Semana Santa y si tiene alguna relevancia para su fe.

ESPAÑA · 21 DE ABRIL DE 2011 · 22:00

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Procesiones y religiosidad para muchos. Para otros, unas deseadas vacaciones. Pero, ¿qué sensaciones provoca la Semana Santa para los jóvenes evangélicos? ¿Tiene algún sentido especial para ellos la celebración religiosa? Desde Girona Anaís, una chica de 15 años, nos expresa que para ella la Semana Santa no tiene mucho que ver con la concepción tradicional de la misma en España. “Para mí es muy diferente de lo que la iglesia católica llama semana santa, que es todo un ritual”. En la misma línea se expresa Marina, de catorce años, de Vallecas, considerando que lo que vale la pena es recordar “que Jesús murió y resucitó”. Con 16 años habla Elisabeth (Eli) desde Madrid. Para ella es además de un recuerdo histórico algo que vive y se debe vivir todos los días. “Me sorprende que la libertad que Jesús da a través de su muerte y resurrección se convierta en algo tan lleno de sufrimiento para quienes participan en las procesiones tradicionales”. Así, para ellos el significado esencial de la celebración tiene sentido cuando se relaciona con la fe personal. “Jesús, el hijo de Dios, fue muerto en la cruz por mis pecados pero ¡resucitó tres días después! Un hecho increíble, ¿no?”, reconoce Anaís. “Murió por nuestros pecados y al aceptarlo somos salvos”, dice Búho, el pseudónimo por el que todos conocen a Daniel, un joven vigués de diecisiete años. Esa es la fe que hace que para estos jóvenes la Semana Santa sea una celebración alegre porque celebramos “la resurrección de Jesús”, apunta Marina. “Vale la pena - recuerda Anaís- acordarnos de este hecho y no banalizarlo. Hay que celebrar la pascua como algo alegre y gozoso”. Como creyentes, además, no se trata sólo de un recuerdo. Para Anaís, y Eli, la muerte y resurrección tiene implicaciones en su día a día. “Teniendo en cuenta cada día que Jesús murió y resucitó por mí, la vida tiene otro color y otra esencia que otros nos perciben”, afirma. Búho, por su parte, piensa que el sacrificio de Jesús “es un regalo” y como tal “hay que aprovecharlo para dar testimonio”. Por ello todo esto no se queda sólo en la teoría. La historia de la Pascua, una aparente derrota inicial que termina en la victoria de la resurrección, se refleja en las vidas de estos jóvenes. Marina, por ejemplo, cuenta: “si discuto con mi padre y me voy a dormir enfadada, pero luego por la mañana viene a darme un abrazo y pedirme perdón”. Anaís piensa en los estudios, cuando “muchas veces pensamos en la derrota y el fracaso pero vemos, a largo plazo, que Dios responde y nos lleva a un futuro mejor, que es su plan”. Búho comparte el mismo sentir: “sé que las victorias son gracias a Dios, que está conmigo en los momentos difíciles y en las derrotas apoyándome”. Eli lo aplica en una vida llena de sentido a sus 16 años: “porque creo que El está conmigo y veo que llena mi vida, de manera diferente a los otros jóvenes que no tienen esa fe y buscan continuamente en muchas cosas. Me ayuda también a disfrutar de una relación con Dios y con los demás que me satisface plenamente”. La Semana Santa termina el día domingo con la celebración de la resurrección, y algunas iglesias evangélicas celebran una reunión especial. Para Anaís es “genial escuchar las oraciones de alabanza y gozo de la gente y las canciones suelen ir con el tema, así que te meten un poco en el ambiente”. Para Marina, sin embargo, no supone algo demasiado especial, ya que “cada domingo celebramos que Jesús resucitó”. A la madrileña Eli le encantan el mensaje de gozo y triunfo de las predicaciones y la fuerza de la alabanza celebrando la resurrección. “Para mí es muy importante que en su vida Jesús llegó en todo lo que se propuso hasta el final”. En el caso deBúho, considera que las personas “han cambiado mucho su significado dándole más importancia a otras cosas materiales”. Pero para él sí es importante “por su significado”, aunque no celebre la Pascua. Y Anaís apunta que es un domingo diferente y “normalmente, suele hacer buen tiempo debido a la primavera, lo que me recuerda aún más el amor, el poder y la misericordia de mi Dios”.

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