Un colegio de Málaga aglutina alumnos de 24 nacionalidades y varias religiones en convivencia ejemplar

Pieles blancas, negras, morenas y amarillas con diversidad de lenguas tejen en el colegio Bergamín un mosaico de riqueza multicultural. El patio de este centro vaticina lo que se respira y se puede apreciar en sus aulas. La diversidad se aprecia y se celebra en este centro que cuenta con un 30 % de alumnado extranjero.

MALAGA · 08 DE NOVIEMBRE DE 2010 · 23:00

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Banderas de numerosos países adornan la entrada, trabajos y murales en árabe o en chino se acumulan en las paredes. Por los pasillos se observa a chicos marroquíes y nigerianos compartiendo confidencias con alumnos españoles, rumanos o bolivianos. Se miran como iguales y hablan entre ellos sin importar su lugar de procedencia. Una auténtica torre de Babel en el primer colegio público de Málaga. Un ejemplo de diversidad e integración en los pupitres. De los 381 estudiantes de esta escuela de Educación Infantil y Primaria, el 31%, es decir, 115 menores son extranjeros, motivado en parte por la numerosa población inmigrante que habita en zonas como La Trinidad y Eugenio Gross y sus alrededores. Angola, Argelia, Bolivia, Brasil, Bulgaria, Polonia, Rusia, Ecuador, Marruecos, Ghana, Polonia y China son algunas de las 24 nacionalidades que conviven en el centro. La educación no distingue de razas, colores ni género en el Bergamín. Así lo atestigua su directora, Pepi Lopera. «Somos pioneros en programas de integración de menores inmigrantes. Cuando yo llegué hace 21 años ya teníamos chicos extranjeros. Llegamos a tener hasta 30 nacionalidades distintas. Incluso de lugares tan remotos como Mongolia», ha explicado. «Cada uno aporta una tradición curiosa de su lugar de procedencia o palabras de su idioma. Intentamos que todos participen en todo. Celebramos el año nuevo chino, el Ramadán, fiestas populares latinoamericanas o la Semana Santa», ha explicado Lopera. Sin duda, un colegio cosmopolita donde también hay espacio para cualquier tipo de religión. En sus pupitres está la Biblia, el Corán o los libros evangélicos. «La religión, lo que en muchas ocasiones suele separar a los mayores, aquí no es un problema, ya que los niños se interesan por las religiones y singularidades de otros países», ha sentenciado Lopera. Lopera, ha detallado que «es un ejemplo de centro escolar multinacional y cultural, ya que así es como se consigue una mayor y mejor integración de estos pequeños en la sociedad». «En todas las clases hay alumnos de un país diferente. Cuando salimos de excursión, la gente se asombra al vernos. Parecemos una pequeña representación de la ONU», ha añadido la directora del Bergamín, un lugar también referente en la educación en igualdad de condiciones para los menores con discapacidad cerebral y síndrome de dawn. COLABORACIÓN PATERNA Para los alumnos de éste centro la palabra xenofobia no existe en sus diccionarios. La docente ha asegurado que durante su trayectoria en la escuela nunca han tenido un conato de violencia por racismo entre estudiantes ni tampoco entre los padres. «Al contrario, los familiares se implican y colaboran en nuestras actividades para que la adaptación de los chicos sea más llevadera», ha indicado. Desde hace años funciona el Aula Temporal de Adaptación Lingüística (ATAL), un recurso para introducir al alumno en la lengua española y conseguir su plena integración. El estudiante pasa un cierto número de horas semanales en este aula para familiarizarse con el idioma oficial. «Cada niño es un mundo, la adaptación depende de factores como la edad, la nacionalidad, el entorno familiar y el interés que ponga», ha explicado Josué Morata, profesor de ATAL. Lo que sí parece claro es que cuanto menor sea la persona, más facilidad tiene para captar el idioma y conseguir la integración. Para facilitar la comunicación con los alumnos y padres extranjeros, las zonas comunes del colegio están traducidas en seis idiomas diferentes: inglés, francés, chino, árabe y ruso, junto al castellano. Además, los que llegan nuevos al colegio son recibidos por sus profesores y compañeros, mediante la celebración de una fiesta en el que se intercambia la cultura española y la de su país de origen

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