M. Suárez luchó para que el niño obeso de Orense quedase a cargo de su familia

La familia de Moisés, el niño obeso que ha ingresado en un centro de menores, contó con el apoyo del médico endocrinólogo Xesús Manuel Suárez -de fe evabgélica- que hace algo menos de un mes vio y valoró al niño. Para Suárez, la situación de Moisés había mejorado en el último mes a cargo del abuelo, mostrando «una evolución en sus hábitos de alimentación muy satisfactoria», y que no había ninguna evidencia médica que apoyase su internamiento, algo que la administración no ha tenido en cuenta. A

OURENSE · 20 DE DICIEMBRE DE 2009 · 23:00

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Xesús Manuel Suárez, es endocrinólogo en Orense (donde es miembro de una Iglesia evangélica) y tras conocer el caso de Moisés, en búsqueda para obligarle a ingresar en un centro de menores, consideró que debía ayudarle. Certificó que en el último mes –cuando estaba en casa de su abuelo- «la evolución de sus hábitos alimentarios fue muy satisfactoria». «Su mejoría en este tiempo fue patente y no hay evidencia que justifique por su situación clínica una intervención extraordinaria de ningún tipo», afirmó. Suárez manifestó que no existe criterio «médico alguno» que «justifique» el ingreso en un centro porque el niño en la actualidad cuenta con la «misma situación nutricional que el 20% de los menores de su edad» y «no parece razonable que ingresemos al 20% de la población infantil». En este sentido, el médico aseguró que «de ninguna forma» se justifica la adopción de medidas extraordinarias «una vez superada de una situación grave que requirió su ingreso en UCI hace 5 años, y que no existe ahora ni hace dos años». Además, Suárez quiso «dar fe» de que altos responsables de la Xunta de Galicia «llegaron a sucesivos acuerdos» con la familia del menor que «garantizaban que el niño no ingresaría en un centro de menores». En este sentido el abuelo del niño, ha manifestado sentirse engañado por las autoridades, que en más de una ocasión le ofrecieron su palabra de que no ingresarían al niño, cosa que finalmente no han cumplido. Y dice que como cristiano evangélico que es "su palabra es verdad". Curiosamente, aunque el abuelo del niño y el endocrinólogo son ambos de fe evangélica, no tenían conocimiento de este hecho hasta concerse personalmente. Suárez afirmó como testigo de lo ocurrido en diferentes reuniones oficiales y extraoficiales que la familia «cumplió estrictamente con su parte en esos compromisos», lo que incluía «devolver al niño a la Xunta de Galicia» para quedarse luego a cargo del abuelo. Pero ahora la administración autonómica «incumple sus compromisos y alguien que tenga poder deberá explicar porqué», dice Suárez. Por ello, manifestó que se «atreve» a pedir a la Administración que «reconduzca la situación antes de que el daño para el niño sea irreversible». ACUERDOS ´DE PALABRA´ INCUMPLIDOS El abogado de la familia también se refirió a las conversaciones que mantuvieron con la Xunta y que fueron un total de «cuatro». En las mismas, afirmó que «había hasta 7 y 8 personas» como testigos. El abuelo del niño, Gregorio Montoya, afirmó que llegaron a un «acuerdo» el 16 de noviembre de 2009 en el que se convino con la Consellería que no quedaría ingresado en un centro de menores. Sin embargo, tres días después dijo que Trabajo confirmó «que no iba a cumplir su compromiso». Así, el abuelo sostuvo que fue la Xunta «quien incumplió». Sobre las declaraciones del delegado territorial en la que afirmaba que el equipo de Menores había desautorizado que el abuelo contase con el acogimiento porque «no cumplía los requisitos» al vivir el padre del menor en la «misma finca que el abuelo», el abogado manifestó que esta situación «ya la conocía cuando se comprometió» la Xunta. El endocrino Manuel Suárez ratificó la versión del abogado y sostuvo que fue «testigo de ello» cuando la «familia se ofreció para cumplir ese requisito". «Los altos cargos de la Xunta dijeron que se podría solventar con un régimen de visitas reglado» de los padres en la casa del abuelo, aseveró. LA XUNTA ESPERARÁ HASTA ENERO Por su parte y ante el revuelo formado en torno al caso, la Xunta, por medio de la conselleira de Traballo e Benestar, Beatriz Mato, apostó por que el menor de Ourense con problemas de salud derivados de su obesidad «cuanto antes» pueda volver con su familia y avanzó que «cuando en enero se retome la actividad normal, se presentará lo mejor para el niño». El niño volvió la pasada semana al centro de A Carballeria (Ourense) de donde saldrá de nuevo el miércoles para pasar cuatro días con sus allegados, coincidiendo las celebraciones de Navidad con el fin de semana. Mato explicó que la intención de la Xunta es que «cuanto antes pueda volver el menor con su familia, muchísimo mejor», sin alargar la estancia en el centro «ni un minuto más de lo que sea necesario». Explicó además que un equipo de profesionales está trabajando con la familia para crear pautas de comportamiento saludables, que repercutan en el bienestar del niño.

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