Santander: abandono del patrimonio histórico protestante

“Estaría bien recuperar, adecentar y poner en valor este lugar antes de 2016. A quien corresponda. Esto, también es patrimonio cultural” –esto dice el Diario Montañés del cementerio “de los ingleses” situado en Santander. Desde ese lugar se reclama que se considere ese sitio de interés cultural y parte del patrimonio británico y protestante en España.

MADRID · 30 DE MARZO DE 2009 · 22:00

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En Cazoña, cerrado y abandonado, se encuentra el Cementerio conocido como el de los ingleses, cuya historia fue recogida en su día por Matilde Camus. Un cementerio que se inauguró en 1864 con el enterramiento de un ciudadano inglés, inspector de ferrocarriles de profesión y confeso protestante para más señas. Circulaban por aquí súbditos británicos y de otras nacionalidades vinculados con el comercio en general, con los astilleros, las fábricas de loza y cervezas y otros que trabajaban en el trazado y obras del ferrocarril Alar - Santander. Los protestantes no podían ser enterrados en el “camposanto” católico, ya que era tierra sagrada y no podían enterrarse herejes, ateos o suicidas, por ejemplo, que a menudo acababan en estercoleros o terrenos baldíos. Por ello, a lo largo de la geografía española fueron apareciendo cementerios protestantes, que también acogían a los no católicos (y a la inversa, cementerios civiles que acogían también a los protestantes). Una historia, muy interesante, la que trata acerca de los acontecimientos desde la solicitud de terrenos en Santander al Estado Español para la construcción del cementerio protestante en el año 1831, hasta la adquisición de terrenos en 1862 y sus diferentes etapas de construcción. Las diferentes etapas de construcción y adquisición de terrenos adyacentes, se llevaron a cabo con aportaciones económicas de creyentes británicos e incluso hubo donaciones de diversos dignatarios europeos, entre ellos, el Rey de Prusia (1.380 reales, suma más que considerable ya que es más de la mitad del precio de los terrenos). Se creó un patronato formado por Cónsules, que imprimieron unos estatutos (1894), con la normativa para el cementerio, decidiendo, entre otras cosas, que allí, podrían enterrarse todos los protestantes que falleciesen en la zona, indiferentemente de su nacionalidad, previo pago de los gastos que se desprendieran del acto como, por ejemplo, la cuota de enterramiento para súbditos alemanes-suecos-noruegos o británicos era de 25 pesetas. Es por lo tanto un bien de interés cultural, una muestra del patrimonio británico en España y lugar donde al centenar de tumbas se une el monumento funerario a la Legión de Marinos Británicos que intervino en la Guerra de la Independencia. “Estaría bien recuperar, adecentar y poner en valor este lugar. Esto, también es patrimonio cultural” –dice un artículo en el Diario Montañés.

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