Francisco Díez, artista evangélico de 84 años: «Lo que hago es un arte único, lo he inventado yo»

Francisco Díez de los Ríos, cristiano evangélico que está a punto de cumplir los 84 años, es un auténtico artista que ha mezclado la pintura con el que ha sido su oficio, metalúrgico. ¿El resultado? Piezas únicas llenas de creatividad en las que las figuras se salen, literalmente, del lienzo.

Málaga · 23 DE OCTUBRE DE 2006 · 22:00

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En una entrevista publicada en el diario de su Málaga en la que vive, en la sección de “A pie de calle”, declara que toda su vida ha trabajado como metalúrgico, y cuando se jubiló empezó con todo esto para llenar sus ratos libres, que eran muchos. Al principio, dibujaba formas y sobre ellas iba creando figuras. Después pensó en sacarlas en relieve con el hierro. También interpreta y copia muchos cuadros famosos. Sin duda tener un Dios creador en el que confía le ha transmitido no sólo fe en su arte, sino un mucho de creatividad. Los materiales que utiliza son de aglomerado el fondo y las figuras en relieve están hechas en hierro. “El hierro lo corto, le doy forma, lo trabajo...luego lo pinto todo, o partes. Las figuras van fijadas al aglomerado mediante una riostra con tornillos. Esto permite que todas las piezas se desmonten, como si fuera un puzzle”, declara. Define su arte “como algo único, porque es una técnica que prácticamente he creado yo. La ventaja que tiene esto es que nadie puede decirme si lo hago mal o bien técnicamente. De todas formas, me hubiese gustado enseñarle la técnica a alguien”, expresa Francisco. Ha intentado hacer alguna exposición, pero él mismo reconoce que no ha recibido mucho apoyo. Según él, no es éste su principal interés sino que “la gente disfrutara de los cuadros. No quiero venderlos, yo hago esto por afición, para mantenerme entretenido”. No se ve con claridad, pero en el cuadro que acompaña esta noticia en ProtestanteDigital hay una pregunta dibujada: “¿de dónde venimos, a dónde vamos?”. Porque el arte, como todo lo que se escapa a la pura lógica, en el fondo es una búsqueda de la verdad y de las preguntas hondas del alma. Sobre todo si se es un creyente convencido, como Francisco. Y esa creatividad se la ha transmitido a su hija, Araceli, miembro también de una iglesia evangélica malagueña que colabora en la ayuda a Marruecos, participa en las clases de los jóvenes, “y mil cosas más”, dicen los que la conocen.

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