Un planeta puede ser habitable en la estrella más cercana al Sol

La distancia a la que orbita el planeta de su estrella, Próxima Centauri, le permitiría albergar agua líquida.

El Mundo · MADRID · 24 DE AGOSTO DE 2016 · 20:00

Aspecto que podría tener la superficie del planeta hallado. Al fondo, la estrella Próxima Centauri. AB. ESO / M. Kornmesser,Próxima Centauri, Próxima b
Aspecto que podría tener la superficie del planeta hallado. Al fondo, la estrella Próxima Centauri. AB. ESO / M. Kornmesser

Próxima Centauri, la estrella más cercana al Sol, alberga un planeta que además, se parece a la Tierra; y está situado a una distancia de su estrella que en teoría, le permitiría tener agua líquida, un requisito necesario aunque no suficiente para que pudiera albergar algún tipo de vida.

Próxima b, como ha sido bautizado, se convierte por tanto en el planeta más cercano a la Tierra encontrado fuera del Sistema Solar.

En el catálogo de exoplanetas (como se denominan los planetas fuera de nuestro sistema) hay más de 2.000 mundos de características y tamaños muy diversos, pero hasta ahora no se había encontrado ninguno tan cercano.

El trabajo, publicado esta semana en la revista Nature y desarrollado en el marco de la campaña de observación Pálido Punto Rojo,, está liderado por el investigador español Guillem Anglada Escudé, de la Queen Mary University of London, y en él participa un nutrido grupo de científicos de nuestro país, la mayoría del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC).

El descubrimiento de estos planetas se hace con métodos indirectos y en los últimos años ha habido algunos anuncios de nuevos planetas que luego resultaron ser erróneos.

"Nosotros hemos encontrado una señal fortísima y hemos hecho tres campañas de observaciones para confirmar la existencia del planeta", señala Cristina Rodríguez López, investigadora del IAA y coautora del estudio. Esas observaciones se hicieron con el instrumento HARTS, en el observatorio chileno de La Silla, en 2013, 2014 y 2016.

Para descubrir el planeta y confirmar su existencia han combinado dos técnicas de detección: la fotometría y el método de la velocidad radial.

 

OTRA “TIERRA” Y OTRO “SOL”

Próxima b tiene una masa un poco mayor que la de la Tierra (1,3 veces la de nuestro planeta). Para determinar el tamaño y si tiene atmósfera, necesitarán hacer más estudios.

Asimismo, falta por averiguar la huella del planeta, que les permitirá determinar su composición, "si tiene metano, dióxido de carbono, agua..", enumera.

También hay notables diferencias, por ejemplo, en el periodo de rotación. Próxima b tarda sólo 11,2 días en orbitar su estrella frente a los 365 días que emplea la Tierra en dar la vuelta al Sol.

Una enana roja Próxima Centauri pertenece a un tipo de estrellas que se denominan enanas rojas: "Tienen una temperatura más templada que el Sol, unos 3.000 grados Kelvin, y una milésima de su luminosidad. De hecho, aunque el planeta Próxima b está mucho más cerca de Próxima Centauri (a siete millones de kilómetros de distancia) que la Tierra del Sol (a 150 millones de kilómetros), su superficie no está achicharrada por el calor", detalla.

"La zona de habitabilidad en estas estrellas, es decir, la distancia que permite a los planetas que las orbitan tener teóricamente agua líquida, está más cerca porque emiten menos luz".

 

UN VIAJE DE 75.000 AÑOS

Aunque Próxima Centauri es la estrella más cercana al Sol, 4,2 años luz sigue siendo una distancia extraordinaria para una nave espacial, que tendría que recorrer 40 billones de kilómetros.

La tecnología actual no permite enviar una sonda para explorar este planeta y comprobar si alberga vida. "Si mandásemos una nave que viajara a 60.000 kilómetros por hora, que es la velocidad a la que va la sonda Voyager 1, la que más lejos ha llegado [ha salido ya del Sistema Solar], tardaría en llegar a Próxima b 75.000 años", calcula Rodríguez.

Sin embargo, existe una posibilidad de explorar este nuevo mundo en este siglo, al menos sobre el papel. Y es que, como recuerda Rodríguez, hace unos meses el astrofísico británico Stephen Hawking presentó un ambicioso proyecto, denominado Starshot, que planea desarrollar en los próximos 20 años un ejército de minúsculas naves espaciales (del tamaño de un chip) que viajarían al sistema estelar Alfa Centauri.

Aunque admiten que la tecnología actual no permite fabricar estas futuras nanonaves ultrarrápidas que han imaginado, confían en que dentro de un par de décadas sí será posible. "Ellos prevén que necesitarán 20 años para desarrollar estas naves, que viajarían al 20% de la velocidad de la luz, por lo que tardarían unos 20 años en llegar a Alfa Centauri".

La científica cree que ahora que se sabe que hay un planeta en Próxima Centauri, los responsables de Starshot cambiarán su objetivo y pondrán a sus micronaves rumbo a Próxima b. "Lo bueno de este tipo de proyectos es que se consigue un desarrollo tecnológico brutal con aplicaciones en otros sectores como el de la medicina", señala.

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