Llamada al compromiso por la vida

Un embarazo no planificado puede llegar a ser extremadamente traumático.

04 DE FEBRERO DE 2013 · 23:00

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Continuamos con el artículo 3 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos: “Todo individuo tiene derecho a la vida” o, si queréis, en la formulación que podemos darle sin que pierda sentido este artículo 3 de la Declaración Universal: Todo individuo tiene derecho a conservar, cuidar y desarrollar su vida, porque ésta es inviolable. Nosotros, desde Misión Evangélica Urbana de Madrid hacemos un llamamiento al compromiso por la defensa de la vida, al compromiso práctico, al “mancharnos las manos” como buenos samaritanos en la defensa de la vida. Aún a riesgo de hacer un artículo menos conceptual, con menos purismo teológico y, si queréis, menos filosófico, voy a hablar de compromiso práctico en torno a este tema tan importante de defensa de la vida: tenemos que ayudar prácticamente. Por otra parte, si este artículo diera como consecuencia el que algún grupo de creyentes o alguna iglesia quisiera entrar en estas líneas prácticas, estaríamos coadyuvando a la evangelización tanto de la cultura como de las personas en el ámbito individual, además de la defensa de la vida. Hay que responder de forma práctica a la salida del aborto, que es una salida falsa, para que muchos bebés tengan la oportunidad de poder vivir. En la Misión Urbana de Madrid, en nuestro centro Da Vida, hemos comprobado que un embarazo no planificado puede llegar a ser extremadamente traumático. Quizás vosotros mismos conocéis casos. Se puede dar en adolescentes que aún van a la escuela, en universitarias… los padres y amigos pueden estar presionando a estas jóvenes o adolescentes para que lleven a cabo el aborto. Sí. Hay mujeres, de todas las situaciones socioeconómicas y culturales que pueden estar siendo presionadas por las familias, por el ambiente, por los amigos, a abortar. En otros casos, la mujer puede pensar que si está estudiando o acaba de terminar sus estudios o cualquier otra situación, va a perder su independencia o que, siendo madre soltera, le va a ser imposible poder cuidar y sostener económicamente la viabilidad de la vida de ese niño… o porque son pobres, marginadas, inmigrantes sin posibilidades de vivienda digna, en riesgo de exclusión social o, simplemente, en exclusión social. Este último es el perfil que más tratamos en nuestro centro Da Vida de Misión Evangélica Urbana de Madrid. La orientación de estas mujeres no se trata en sí de un acto médico. Nosotros en Misión Urbana hemos tenido tres profesionales para la orientación de estas mujeres: una médico, una bióloga y una Educadora Social que, a su vez, es docente sin ejercer la docencia en este momento. El trabajo de las tres ha sido bueno, pero la que más ha perdurado y se lo ha tomado como una forma de vida es la Educadora Social. Queremos afirmar también que hemos detectado otros problemas: sentimientos de culpa que se alargan hasta el infinito, durante toda la vida de algunas mujeres que han abortado, el dolor y el pesar que van a experimentar a lo largo de su vida, especialmente cuando vean niños que tienen la edad que pudiera tener el suyo. Ante esto, ¿cómo ayudar en la defensa de la vida? A nosotros nos gustaría que pudieran crearse otros centros como el nuestro de Da Vida, aunque podrían ser con menos connotaciones de ayuda a la mujer pobre. La Misión Urbana de Madrid une en el mismo programa la ayuda a niños que llegan ya nacidos. En la Misión, en todos sus programas y centros, atendemos fundamentalmente a las mujeres en pobreza y riesgo de exclusión social. No es necesario que todos los centros tengan esta característica tan propia de nuestro trabajo social y asistencial. Un servicio pro-vida similar a nuestro centro Da Vida, aunque no tenga, necesariamente, las connotaciones de ayuda a la mujer pobre, ya que en nuestro centro nos están llegando multitud de mujeres con el bebé ya en los brazos pidiendo ayuda, niños que se unen a los alrededor de cien niños que nacen cada año en contacto con nuestro centro Da Vida desde antes de nacer, debe tener todo un servicio de consejería confidencial analizando las situaciones y los sentimientos de la mujer embarazada que quiere abortar. Los consejeros tienen que estar muy bien preparados para que la mujer pueda relajarse y pensar no sólo en su situación actual, sino algo más allá y captar las implicaciones y consecuencias de su decisión. Estos consejeros deben conocer todo el desarrollo embriológico del bebé, tener apoyo gráfico con diapositivas o fotografías de este desarrollo. Debe ser capaz de analizar los diferentes métodos de abortar sin imponer nunca nada a la mujer, sino llevándola a tomar su decisión personal después de conocer las diferentes alternativas al aborto. Recuerdo que la responsable del centro de Da Vida en Madrid, la actual Educadora Social que tenemos, me contó que un matrimonio inmigrante acudió a nuestro centro Da Vida pidiendo asesoramiento. Cuando le mostraron fotografías de cómo sería el momento del desarrollo embriológico del bebé de la mujer que estaba allí con su marido, éste comenzó casi a gritar: “¡Es una vida!”, “¡Es una vida!”. Normalmente estos centros tienen la posibilidad de hacer pruebas gratuitas de embarazo, pues estas mujeres van más fácilmente a un primer contacto con uno de estos centros que al médico… Luego, lógicamente, son derivadas al médico ginecólogo. Estos centros, en la medida de lo posible, deben tener capacidad de conocer todos los servicios asistenciales públicos, incluyendo los económicos y el de acogida, pues muchas de estas mujeres no tienen una vivienda digna. El miedo de no saber dónde van a vivir con su hijo, puede ser un miedo no vencible que les lleva a decidirse por el aborto. ¡Qué difícil es encontrar posibilidades de alojamiento digno!, pero podría ser una de las funciones de estos centros. Quizás otro servicio importante es tener la suficiente formación, conocimiento y sensibilidad para dar información sobre las posibilidades de adopción o, en su caso, acogida. El que sea consciente de la existencia de estas posibilidades es algo que la mujer en estas situaciones necesita. Debe conocer todas las alternativas y recursos posibles para así poder dar lugar a la defensa de la vida. Luego, en nuestro centro Da Vida existe todo lo necesario para la ayuda asistencial en alimentos infantiles, ropa de bebé, todo tipo de accesorios infantiles, se les prepara la primera canastilla, se pueden dar cursos sobre lactancia materna. Se ha comprobado que, el que en uno de estos centros, las mujeres que tienen dudas para continuar adelante con su embarazo puedan ver la ropa tan suave y bonita de los bebés y los accesorios infantiles, les anima a seguir adelante con su embarazo. Otro de los puntos de ayuda que suelen tener estos centros pro-vida, es el consejo y la ayuda post-aborto. Es una labor de primera línea si la mujer demanda consejo después de abortar. Es ayudar a quitar dolor, pena, sentimiento de culpa… restaurar la vida de la mujer. Nosotros tenemos que decir, como centro evangélico, que si podemos orientar a estas mujeres a conseguir el sentirse perdonadas, perdonadas por Dios, lo hacemos. Nosotros queremos que también encuentren amor y perdón. Aquí, de una manera práctica, está nuestra llamada al compromiso… al compromiso cristiano, al compromiso humano con el prójimo, a la defensa de la vida. ¿Queréis entrar en estas líneas de defensa del artículo 3 de la Declaración de los Derechos Humanos, aunque usando como materia primera las recomendaciones bíblicas en defensa de la vida que nos demanda el Creador de la vida misma, el Dios que nos ama y que nos cuida? Aunque, como hemos dicho ya multitud de veces a lo largo de estos artículos sobre los Derechos Humanos que sabemos y creemos que la Biblia es la materia primera y sublime en este tema, os dejamos con la formulación de este Derecho Humano tal y como nosotros lo entendemos: Todo individuo tiene derecho a conservar, cuidar y desarrollar su vida, porque ésta es inviolable.

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