Retazos del evangelio a los pobres (II)

Había un hombre rico, que se vestía de púrpura y de lino fino, y hacía cada día banquete con esplendidez. Había también un mendigo llamado Lázaro, que estaba echado a la puerta de aquél, lleno de llagas…” (texto completo: Lucas 16:19-31)."/>

El rico y Lázaro

Retazos del evangelio a los pobres (II)

Había un hombre rico, que se vestía de púrpura y de lino fino, y hacía cada día banquete con esplendidez. Había también un mendigo llamado Lázaro, que estaba echado a la puerta de aquél, lleno de llagas…” (texto completo: Lucas 16:19-31).

27 DE SEPTIEMBRE DE 2010 · 22:00

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Jesús criticó a los religiosos de la época, insolidarios e inmersos en sus círculos infernales de “pureza” en donde no había cabida para los empobrecidos del mundo. Veía al mundo dividido en dos: el del rico derrochador, vestido de ropa fina y cara, haciendo espléndidos banquetes diarios, símbolo e icono del pequeño mundo rico y acumulador, mientras tirado a su puerta, en la cercanía, a su lado, estaba el pobre Lázaro, símbolo e icono de la pobreza en el mundo, también junto a su puerta, como en nuestros días, innumerables como la arena del mar… pero el corazón del rico no se despertó a la solidaridad. Fue condenado por ello. La parábola sigue, de manera estricta, las líneas del Evangelio a los pobres. Jesús hablaba de la riqueza y de la pobreza como algo que, necesariamente, debería estar integrado dentro de las preocupaciones del Evangelio. Hablaba de este grave y escandaloso problema con naturalidad, denunciaba con naturalidad, narraba parábolas como ésta, nos dejaba los valores del reino, valores que eran liberadores y rehabilitadores sacando al primer plano de la realidad a todos los que estaban en el no-ser de la marginación, la pobreza, la opresión y el sufrimiento. El desequilibrio del mundo, representado por este rico y por Lázaro, estaba en contra del proyecto del Reino y sus valores que irrumpen con la venida de Jesús al mundo. Hoy, a los pastores, sacerdotes o líderes del mundo cristiano, en un mundo en donde el poder económico es prácticamente el primer poder y todo se mueve alrededor del dinero, como si el mundo estuviera adorando al becerro de oro, no les es fácil hablar de forma clara y a los cuatro vientos, de esta parábola, de la realidad de un mundo vergonzosamente dividido en dos: el pequeño mundo de los acumuladores, que representa este rico Epulón, y el gigantesco infierno en el que se mueven en la infravida los pobres del mundo, representado en la parábola por Lázaro. La Iglesia no ha sabido acoger en su profundidad el reto del Evangelio a los pobres, el evangelio liberador y dignificador de los sufrientes del mundo. Hemos perdido o dejado en lo light, en lo secundario y casi en el olvido, una de las esencias del Evangelio. Parece que hoy, debido a la violencia social que crea la acumulación y el miedo a criticar a los poderosos del sistema económico -menos aún a condenarlos desde el punto de vista de la salvación eterna-, nuestros líderes religiosos no tratan el tema de la riqueza y de la pobreza con la naturalidad con que lo trataba Jesús. Mucho menos nos atrevemos a lanzar mensajes condenatorios a los ricos acumuladores que, teniendo al lado de sus puertas a los lázaros del mundo, hambrientos y llenos de llagas, no levantan un dedo para dignificarlos… les dan la espalda como a un sobrante humano. El pueblo de Dios no puede ni debe hacer lo mismo, sino que debe entrar en las líneas de denuncia y búsqueda de justicia que demanda el Evangelio a los pobres. El rico Epulón: icono de un pequeño grupo que ejerce violencia gastando energías sin límites, saqueando para mantener el derroche de bienes y servicios, el consumo desmedido, los banquetes, el lujo, el placer… para ello tiene que explotar y expoliar al mundo poniendo sobre su mesa la escasez de los pobres. Es un número reducido de personas que extienden su influencia al 20% de la humanidad. El mendigo Lázaro: los hambrientos del mundo, los niños que mueren por hambre o por falta de medicinas, por enfermedades vencibles, tantos lázaros que no se desarrollan, que viven en la infravida, que no se educan ni capacitan, que no tienen buena sanidad ni agua potable. Los lázaros hambrientos del mundo son más de mil millones de personas. Dentro del círculo infernal creado para que se mueva el mundo de los lázaros ulcerosos y llenos de llagas vitales, está el 80% de la humanidad. Como va a haber un artículo más sobre este tema, os voy a dejar con algunas preguntas: ¿Hasta dónde debe asumir responsabilidades los que tienen riquezas de este mundo? ¿Hasta dónde los cristianos debemos asumir responsabilidades con aquellos lázaros que están empobrecidos, con los sufrientes del mundo, muchos de los cuales están realmente al lado de nuestra puerta y, a otros, los medios de comunicación los meten dentro de nuestras casas? ¿Nos da miedo el Evangelio a los pobres? ¿Cuándo está en nuestras manos el dignificar una persona o sanar las llagas de los lázaros de nuestros días y no lo hacemos estamos pecando? ¿Nos debería preocupar más el no caer en el pecado de omisión de la ayuda como cayó el rico de la parábola? ¿Los que, insolidariamente, desequilibran el mundo con la acumulación van a ser condenados por Dios y excluidos de la salvación eterna? ¿Es parte esencial de la espiritualidad cristiana el compartir, tener compasión, denunciar a los acumuladores, ponerse al lado de los lázaros del mundo y luchar por la justicia? ¿Nos interpela esta parábola del rico y Lázaro? ¿Nos inquieta la radicalidad del Evangelio a los pobres? ¿Nos gustaría que estos textos tan claros de la Biblia no existieran? ¡Señor, no des quietud a nuestras mentes hasta que no lleguemos a comprender qué es lo que tú quieres decirnos con esta parábola y con tantos otros textos bíblicos en donde se condena la omisión de la ayuda a los lázaros del mundo! Queremos entender y hacer realidad en el mundo tu Evangelio a los pobres. Aunque nos incomode, porque, para los que te quieren seguir, tu yugo es fácil y ligera tu carga. Que lo hagamos con alegría, Señor.
Artículos anteriores de esta serie:
 1El evangelio a los pobres: retazos 

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - De par en par - El rico y Lázaro