Los bienes, ¿mensajes antitéticos?

Si tienes bolsa, cógela. Coge la bolsa, hazte de provisiones, el mundo las necesita. Tu prójimo las necesita.

17 DE SEPTIEMBRE DE 2019 · 14:15

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Jesús pasó una gran parte de su ministerio haciendo que sus discípulos estuviesen despreocupados en cuanto a los bienes de este mundo que deberían poseer. Los enviaba al mundo, desprovistos de bienes, ligeros de equipaje, como personas sencillas que no dependían para nada de los bienes de este mundo. Así, llegó a decirles: “No os proveáis de oro, ni plata ni cobre en vuestros cintos”. No era necesario. Al confiar en la previsión del Señor, no les iba a faltar nada. Iban sin nada, y nunca les faltó nada. Jesús, así, para guiarles por esta senda, les preguntó: “Cuando os envié sin bolsa, sin alforja y sin calzado, ¿os faltó algo? Ellos dijeron: Nada”.

Eran mensajes en la línea de que el cristiano debe vivir por fe, por gracia, aligerados de las cargas económicas o de posesiones. Y es verdad que ésta debe ser una línea a seguir para todo discípulo de Jesús, para sus seguidores, para aquellos que quieren hacer su voluntad. Una lección realmente difícil de entender y de seguir para muchos creyentes hoy.

Lo posiblemente antitético: hay que acompañar, de alguna manera, esta filosofía del seguidor de Jesús, por otro de sus mensajes que parece antiético si se les pone en línea con los que ya hemos comentado. Es un mensaje mucho más comprometido, sobre todo para los creyentes que tienen bienes y posesiones de este mundo, para los que han conseguido acumular, guardar, almacenar… enriquecerse. Esto también es válido para aquellos que, en alguna manera, se han sentido favorecidos económicamente.

Así, llegó a decir: “El que tiene bolsa tómela, y también alforja”. Lucas 22:35-38. ¡Que expresión tan diferente a las anteriores! Es una frase que parece antitética a las que hemos comentado. Sin embargo, esta frase se dijo en otro momento de su vida, ya cercano a su pasión, cercana la fecha de su crucifixión. Parecía que las cosas podrían cambiar, que el mundo también podría necesitar de la bolsa de aquellos creyentes que la tuvieran. 

Es como si ahora, comentando esta frase, en un mundo en el que crecen, desmesuradamente, los ricos muy ricos y los pobres muy pobres, en alguna iglesia se nos pudiera decir, aconsejar o poner como un mandamiento de Jesús esta frase de Jesús: “El que tiene bolsa tómela, y también alforja”. El mundo está mal, reina la injusticia, la pobreza, la exclusión social, la corrupción, el abandono del hombre por el mismo hombre. Así, pues, para enfrentaros al mundo en mi ausencia —diría Jesús—, estad preparados para ser manos tendidas en la ayuda. ¿Tienes bolsa? ¡Úsala! Sé solidario. Muchos te necesitan. ¿Tienes cartera? ¡Llévala contigo! La puedes necesitar para ayudar a alguien en el camino de la vida. ¿Tienes tarjeta de crédito? ¡Úsala de forma solidaria!

No lleves estas cosas, estos bienes, por el mundo, pensando solo en ti. Tú ya tienes la provisión de Dios. “Cuando os envié sin bolsa, sin alforja y sin calzado, ¿os faltó algo? Ellos dijeron: Nada”. Ni te faltará, es una promesa, pero si tienes bolsa o alforja, cartera u otros bienes, llévalas contigo en este nuevo momento, en esta nueva situación en la que debemos ser las manos y los pies del Señor para ayudar a otros en medio de este mundo de dolor. Puedes necesitarla para la ayuda al otro. 

No son mensajes contradictorios el de los primeros que hemos comentado y éste que dijo ya cerca de su partida. “El que tiene bolsa tómela, y también alforja”. La solidaridad del creyente, la mano tendida del seguidor de Jesús, la acción solidaria hecha en el nombre de Jesús, para que se pueda producir el “por mí lo hicisteis”.

Creyente, seguidor de Jesús. No olvides el mensaje. Si tienes bolsa, cógela. Coge la bolsa, hazte de provisiones, el mundo las necesita. Tu prójimo las necesita. Si tienes provisiones guardadas solamente para ti, si no las llevas contigo para usarlas solidariamente, quizás sigas confiando en la provisión de Dios para ti, pero no cumples ni haces realidad la provisión que Dios quiere hacer para tu prójimo necesitado a través de ti. ¿Para qué quieres posesiones que no te vas a poder llevar contigo al más allá? ¿Vas preparado para que, como seguidor de Jesús, uses tus bienes para el acercamiento del Reino de Dios al mundo?

Recordemos las parábolas del rico necio, acumulador insolidario al que Dios mandó pedir su alma con esta pregunta: “Lo que has almacenado, ¿de quién será?”. O, en su caso, como el joven rico, que quería tener todo en el cielo y todo en la tierra. Jesús le es radical: “Vende todo lo que tienes y sígueme. Así tendrás tesoros en el cielo”

Así, pues, si tienes bolsa, tómala. No olvides tu alforja cuando vayas por los caminos del mundo diciendo que sigues a Jesús, pero con tus bienes bien guardados de forma egoísta. Así, no es posible el seguimiento. 

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