Cuerpos y almas

De acuerdo a datos oficiales, el 80% de la trata mundial de personas se realiza con fines de explotación sexual y, de ese porcentaje, más del 90% de las víctimas con mujeres y niñas.

España es el tercer país en el ranking de demanda de prostitución, según datos de Naciones Unidas, uno de los países con mayor consumo de prostitución en toda Europa y a nivel mundial, aunque los diferentes partidos políticos año tras año discuten esta cuestión sin llegar nunca a aportar medidas que corrijan esta situación.

Mientras esta tragedia se desarrolla, se debaten en España medidas teóricas y a largo plazo como las educativas para desincentivar la prostitución así como impulsar la formación especializada en perspectiva de género y derechos humanos.

Como en otros aspectos (la violencia contra la mujer, la prevención de enfermedades de transmisión sexual o el descenso acelerado de nacimientos) se evidencia lo absurdo de lanzar teorías mientras la corriente social corre como un tsunami en otra dirección.

España es un país lleno de hombres que usan los cuerpos de las mujeres como objetos. Lo vemos no sólo en las cifras mencionadas de prostitución, sino en despedidas de solteros, publicidad, fiestas de adinerados corruptos cuyos gastos salen al aire, viajes y congresos con "servicios especiales" incluidos. Y desde luego en la presentación del sexo en los medios, que erotizan el alma de la mujer como material de consumo. Habría que añadir el rentable mundo de la pornografía, al menos mencionarlo, y que tanto afecta a los jóvenes.

Como ocurre con cualquier delito, no basta con educar (siendo importante) sino que debe ir unido a la barrera legal. 

A la inmovilidad en la vida real de los partidos políticos en España ante este negocio, la única medida eficaz demostrada es erradicar el consumo del sexo en la prostitución, como muestra el modelo sueco. 

Suecia fue pionera en penalizar a los clientes de la prostitución en una ley aprobada en 1999, una norma que ha servido para casi eliminar este moderno negocio de esclavitud sexual (que contrasta con su aumento en países que han legalizado la prostitución, como Holanda).

Claro que quizás esta medida de puro sentido común no se realiza, sencillamente, porque como antes decíamos la cultura sexual de la sociedad en que vivimos es que consumir prostitución es una parte normal de la vida española.