El mejor sexo ¿cuestión de fe?

Una encuesta realizada en once países revela que los matrimonios más religiosos son los que más disfrutan de su vida de pareja.

19 DE JUNIO DE 2019 · 15:00

Compartir la fe mejora las perspectivas del matrimonio. / Foto by Naassom Azevedo en Unsplash (CC0),
Compartir la fe mejora las perspectivas del matrimonio. / Foto by Naassom Azevedo en Unsplash (CC0)

Los pastores ya tienen un nuevo argumento, esta vez parece que sí es el definitivo, para defender ante los jóvenes de sus comunidades que sigan el principio que Pablo nos deja en 2ª de Corintios 6:14: Si queréis una buena vida sexual, buscad pareja en la familia de la fe.

Me he movido toda mi vida en el ámbito evangélico, tanto es así que algunos llaman a los de nuestra estirpe ratas de iglesia, y os puedo asegurar que en las (escasas) charlas sobre esta cuestión jamás se me presentaron las bondades de la vida sexual de una pareja comprometida en la fe. Sin embargo, este es uno de los datos que arroja una enorme encuesta realizada en once países que pretende aportar algo de luz sobre la relación entre la Fe y la salud de la Familia (*).

Según los datos recogidos, tanto hombres como mujeres de matrimonios “muy religiosos” responden de una forma mucho más positiva sobre su vida sexual que las parejas de matrimonios poco o nada religiosos, o aquellos que no comparten una misma fe. De hecho, son ellas las que consideran que su vida sexual es mucho más satisfactoria, con una diferencia de más de quince puntos sobre el resto de mujeres en matrimonios poco religiosos. Sólo para clarificar el asunto, los autores del estudio definen como “muy religiosos” aquellos que afirman que asisten dos o tres veces al mes a un servicio religioso y que consideran a sus parejas tanto o más comprometidos con la fe que ellos mismos.

Este estudio pone en cuarentena la tan extendida idea de que una sexualidad satisfactoria es alérgica a una vida de fe. En realidad, indica justo lo contrario. Es en el contexto de un matrimonio con una vida espiritual relevante, compartida y comprometida; dónde se puede desarrollar una vida sexual que pueda tender a la plenitud. Lo relevante del asunto es que no se trata de un estudio teórico, o de lo que pueda decir un predicador con más o menos carisma, se trata de lo que piensan y sienten personas de carne y hueso cuándo se les pregunta sobre esta cuestión. 

Eso nos vuelve a remitir al texto de Corintios y al error de hacer una lectura sólo a nivel espiritual de la enseñanza del apóstol sobre la pareja. Que un hombre y una mujer compartan unos principios espirituales sólidos será positivo en todos los ámbitos de su vida matrimonial. El ser humano fue creado pleno por Dios, con una realidad física que no se puede desligar de su dimensión espiritual. Dejar de lado un elemento tan crucial para el desarrollo del hombre y la mujer como es el sexo es una actitud muy poco inteligente por parte de la Iglesia. Cuándo la iglesia local abdica de este tema, se lo entrega al Enemigo.

Seguramente, la cuestión sexual puede ser un titular con el que conquistar la atención de unos jóvenes en plena efervescencia hormonal en una reunión eclesial, pero el estudio también pone de relieve otras cuestiones que son tremendamente relevantes para el futuro de las parejas. En aspectos como la unidad, el compromiso, la satisfacción, la estabilidad o la toma decisiones; estos matrimonios siguen dando respuestas positivas por encima de la media. Si desglosamos los datos por confesión, los protestantes que dan mayor importancia a la vida de iglesia son también los que mejor valoración hacen de la salud de su vida matrimonial.

Según los autores del estudio, a la hora de interpretar estos datos se podría buscar la respuesta en el valor que dan las confesiones religiosas tradicionales a la familia: tanto cristianos, como musulmanes como judíos colocan a la familia en el centro, como una de las grandes instituciones de la Humanidad. En este sentido, una gran ventaja que tenemos los cristianos para construir familias sólidas es la importancia que le damos a la institución, tanto en el momento de fundarla como en su crecimiento. Con sus aciertos y sus errores, es innegable que la comunidad de fe suele brindar herramientas y apoyo a las familias, y esto a la postre repercute en una mejor salud a nivel general.  

Otra de las lecturas que se puede extraer del estudio es que las personas con fuertes convicciones religiosas tienen una visión más optimista y positiva en general sobre sus propias vidas. ¿Puede ser que ante una misma realidad haya personas que vean el vaso medio lleno? Esto es algo que vemos cada día, y es posible que además pueda estar vinculado a un trabajo específico en la dimensión espiritual del ser humano.  Si ante los conflictos que surjan entiendes a tu cónyuge como una persona imperfecta que trata de transformarse cada día a la imagen de Jesús, y sientes que tu pareja te ve con esos mismos ojos, los problemas transitarán más facilmente por las vías de la solución y podremos seguir bebiendo en vasos que siempre estarán medio llenos. 

Así que, pastores, aquí tenéis nuevos argumentos para vuestras charlas.  

 

Notas

(*) The Ties That Bind: Is Faith a Global Force For Good or Ill in The Family? Institute for Family Studies and Wheatly Institution (2019)

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - En Familia - El mejor sexo ¿cuestión de fe?