Que el aburrimiento nos libere

¿Podría ser que el aburrimiento de tantas y tantas iglesias aburguesadas y de espaldas al grito de los pobres y sufrientes, fuera un impulso para que muchos creyentes buscaran nuevas formas de compromiso?

18 DE JUNIO DE 2019 · 13:00

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Muchos, en el mundo hoy, se aburren en las iglesias en todos los ámbitos confesionales e interdenominacionales, hasta el punto de que, bastante de ellos, hastiados y desmotivados, están empezando a dejarlas. Abandonan los ámbitos eclesiásticos en búsqueda de nuevos compromisos y nuevas dinámicas que acaben dando sentido a sus vidas, cosa que no han podido conseguir en los lugares de culto. Quizás, quieren enfocar su vivencia de la espiritualidad desde otros parámetros más comprometidos. España es el tercer país de Europa con un mayor abandono de la iglesia. ¿Afecta también a la iglesia evangélica?

Yo sé que el aburrimiento no es la única causa del abandono eclesial. Sin embargo, la falta de estímulos, puede ser bueno si no nos quedamos en ello. No sé si es que, al final, el aburrimiento, mirando su lado positivo, cuando ya no se aguanta más, es un acicate para lanzarse a nuevas experiencias, un incentivo para sumergirse algo más en la lucha por la justicia social, la ayuda al prójimo necesitado, la empatía con los que sufren y la necesidad de ser útil, cuestiones que, en los ámbitos eclesiales, no han encontrado. 

Hoy, en la vieja Europa, se pueden contemplar grandes y lujosas iglesias abandonadas. ¿Se puede afirmar, sin más, que es por decadencia de la fe, o se podría decir que, a veces, huir de los lugares tradicionales de culto, no significa, para nada, huir de Dios, de su presencia, de su influencia, que se huye en la búsqueda de nuevos compromisos que eliminen el aburrimiento en el que, a veces, se cae.

Quizás es que, en muchos casos, en las experiencias eclesiales, dadas a la búsqueda del disfrute del ritual, no se consigue una visión totalizante y comprometida con el mundo, con la realidad de los escándalos humanos que marginan y hacen sufrir a tantos, con los grandes desequilibrios sociales y económicos, ante los cuales hay que plantar nuestras denuncias por amor al prójimo sufriente. El simple rito nos aburre.

¿Podría ser que el aburrimiento llegara a hastiar hasta los mismísimos ricos de este mundo, y quisieran trastocar positivamente sus vidas a través del compromiso con el mundo, con la historia y con la solidaridad humana? ¿Podría ser que el aburrimiento de tantas y tantas iglesias aburguesadas y de espaldas al grito de los pobres y sufrientes, fuera un impulso para que muchos creyentes buscaran nuevas formas de compromiso? Que el aburrimiento nos libere en su vertiente más positiva e incentivadora.

Es verdad que el aburrimiento, en su sentido pasivo y negativo, mata, desmotiva, cansa y hace perder la alegría de la vida que, muchas veces, se da más en el servicio y en el compromiso. Desde este punto de vista, si muchos cristianos se hastían y aburren de estar sentados en congregaciones ajenas al compromiso con el mundo y con el hombre, e insolidaria con el grito de los marginados de la tierra, habría que trabajar para que las grandes huidas que se están dando en el mundo, eludiendo la asistencia al templo, se convierta en líneas de compromiso y de vivencias de una espiritualidad mucho más encarnada y arraigada en la sociedad actual en medio de sus problemáticas, egoísmos e injusticias.

Los que se aburren y se cansan, dejando de asistir a la iglesia por la ausencia de compromiso con el mundo, yo les retaría a que buscaran nuevas alternativas cristianas y solidarias. El fenómeno de abandono de las iglesias en el mundo por parte de tantos y tantos creyentes, no se debe mirar como algo que no nos afecta ni afecta al mundo cristiano.

Así, a vosotros, cristianos aburridos que no encontráis el sentido de vuestras vidas en las iglesias tradicionales por falta de compromiso: Yo no os invito al abandono y a la huida, sino que, quizás, también haya todavía oportunidades dentro de los ámbitos eclesiales para ir leudando la masa hacia una actitud diferente, activa y creadora, en busca de la justicia, hacia un cristianismo comprometido que dé testimonio de que somos nuevas criaturas que necesitan luchar por una sociedad más justa. Os llamo a un despertar que remueva nuestras conciencias adormecidas y aburridas que no dan sentido pleno a nuestras vidas.

Cristianos aburridos por desmotivación de vuestros entornos por un compromiso con el mundo, con la historia y con los empobrecidos de la tierra. Yo os invitaría a no huir del templo. No es suficiente con haber cambiado el sonido del armonio religioso, por el ruido de las guitarras y de las baterías... Tomar el aburrimiento como incentivo cristiano, implica algo más: Os llamo a la búsqueda de nuevas iniciativas de servicio, a nuevos compromisos para que el cristianismos se pueda vivir desde la praxis con la projimidad, desde la denuncia de toda injusticia, desde el compartir, el servicio al prójimo, el trabajo por la reducción de la pobreza en el mundo y trabajar por la liberación de los oprimidos.

Se equivocan los que piensen que estas no son metas espirituales. Los convertidos, los nacidos de nuevo, deben cambiar también sus relaciones con la sociedad, a la vez que se buscan nuevas formas de ser testigos en el mundo a través de las obras de la fe que, como diría el apóstol Pablo, actúa por el amor. No hay otra fe, no vale para nada la fe estática y cansina que no se motiva a favor del prójimo, de la justicia y de la práctica del amor. Todo el ritual es secundario ante esto. 

Si no, leed a los profetas y escuchar su grito, “a voz en cuello”, por mandato de Dios, para que se sepa hacer justicia y practicar misericordia. De lo contrario, de nada valdrá el ritual cúltico y, quizás, nuestras oraciones y alabanzas, nunca pueda superar el techo de nuestras iglesias. Los simples rituales insolidarios, se sentirán como montones de nieve fría en nuestros corazones. Dios quiera que el aburrimiento nos motive a la acción en el seno de nuestras congregaciones en lugar de la huida y el abandono de los templos, comprensible en muchos casos. 

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