En memoria de Eric Bermejo

Los que tuvimos el privilegio de conocerle, no dejamos de admirar su cariño y su pasión por el Señor Jesús.

31 DE MAYO DE 2019 · 09:02

Eric Bermejo, en una grabación para el programa Nacer de Novo en 1986.,
Eric Bermejo, en una grabación para el programa Nacer de Novo en 1986.

Todos los que me conocen desde niño saben que crecí “en la iglesia”. Vivíamos en el piso superior al local del templo evangélico en Ourense, de tal manera que siempre podía bajar a las reuniones, e incluso cuando estaba enfermo ¡Escuchaba las canciones y las predicaciones desde casa! Además de eso, todas las personas que venían a predicar se quedaban con nosotros, así que llegué a conocer a casi todos los siervos de Dios de nuestro país y a muchos del extranjero también. Lo que a algunos puede parecerle raro, es que desde que era niño, deseaba que vinieran a casa porque después de las cenas, pasábamos horas hablando del Señor y contando historias y chistes; ahí fue donde aprendí de primera mano, que el sentido del humor era un regalo de Dios.

Esos momentos marcaron nuestra vida por varias razones: es obvio que la más importante era el hecho de ver ellos su inquebrantable amor al Señor, pero por otra parte, a nuestra casa vinieron siempre personas y familias de todas las denominaciones evangélicas, y eso nos dio una visión del reino de Dios muy amplia. De hecho, cuando alguien me pregunta ahora cual es mi denominación, me resulta difícil responder, porque tanto mi familia como yo nos sentimos muy bien sirviendo al Señor en muchos lugares diferentes y con muchas personas diferentes. La riqueza espiritual del cuerpo de Cristo es inigualable.

Ahora mismo puedo cerrar los ojos y “ver” a uno de nuestros amigos, Eric Bermejo, predicando sobre el primer libro de Samuel. Recuerdo una historia que me impactó, la de la mujer de Finees ¡Eric sabía explicar perfectamente lo que ocurría en cada párrafo de la Biblia; nos mantenía a todos admirados por lo que Dios estaba haciendo en la vida de cada persona en cada situación! El fue una de las personas que más me ayudó, no sólo a amar al Señor, sino también a saber expresarlo ¡contaba todas las historias de una manera extraordinaria! Tanto, que cuando el Señor hablaba por medio de él, no podías olvidarlo jamás. Esa lección sobre buscar la gloria de Dios siempre, intenté hacerla mía porque, para Eric Bermejo, ese asunto del honor de Dios no era cualquier cosa.

 

Con el grupo de alabanza de las conferencias en Panjón (Galicia).

En este momento, Eric Bermejo ya está con el Señor. Durante los últimos meses siempre me decía que tenía mucha ilusión por que llegara ese día... Todos los que tuvimos el privilegio de conocerle, no dejamos de admirar su cariño y su pasión por el Señor Jesús. Trabajar juntos para el reino fue un regalo de Dios, tanto en retiros, campamentos, con la música, en la enseñanza... todos los momentos que pasamos fueron apasionantes, no sólo por su cariño y su amistad hacia toda nuestra familia, sino también por su ejemplo de fidelidad a Dios y el sentido del humor que el Creador le había regalado. 

Ahora estará sonriendo con su Señor, mientras nosotros ya le estamos echando de menos... Lo bueno es que un día volveremos a estar todos juntos alabando a Dios, sin tener que mirar el reloj. Le encantaba preparar las canciones para el Señor y ese entusiasmo nos lo “contagió” a muchos desde que éramos adolescentes. Aprendimos a pasar horas cantando y disfrutando de la música para el Señor, así como estudiando la Biblia para conocer más a Dios. Eran tiempos muy diferentes a los de ahora, pero creo que ese entusiasmo sigue siendo imprescindible si queremos dejar una huella en la vida. Eric Bermejo la dejó en la mía, y en la de muchos otros que le recuerdan en estos momentos, de la misma manera que recordamos con tanto cariño a toda su familia… 

Aquellos que, como Eric, viven buscando honrar a Dios, son los héroes que elevan nuestro corazón para aprender a disfrutar dentro del corazón de Dios.”

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Con otro ritmo - En memoria de Eric Bermejo