Fuera del tiempo

Olvidamos que Él no está atado al tiempo ni al espacio, así que puede ocuparse de todas sus creaturas.

06 DE MAYO DE 2019 · 08:00

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 En la película La correspondencia (Te amaré eternamente) dirigida por Giuseppe Tomatore (2016), el protagonista es un profesor de Física que mantiene una relación con una de sus alumnas, y cuando sabe que va a fallecer por una enfermedad, va dejándole cartas escritas y pidiéndole a un amigo que mueva determinadas circunstancias en el futuro, cuando él no esté, para que ella no le olvide. Su idea se basa en el hecho de que nosotros vemos la luz de algunas estrellas que ya están “muertas” porque esa luz tarda años en llegar a nosotros. Una ilustración de lo que sucedería si viviéramos “fuera” del tiempo, tal como el Creador vive.

Es algo que a veces nos cuesta comprender: Sabemos que Dios gobierna el universo, el más allá y la eternidad… pero ¿Y el día de hoy? Olvidamos que Él no está atado al tiempo ni al espacio, así que puede ocuparse de todas sus creaturas: Su eternidad y su poder le permiten estar con todos nosotros en todos los momentos de nuestra vida. Él siempre tiene tiempo para nosotros.

Su amor y su misericordia por nosotros le mueven no sólo a cuidarnos, sino también a hablarnos para guiar nuestra vida y ayudarnos en todos los momentos; tanto los buenos como los malos. Dios nos ayuda a librarnos de nosotros mismos y de los detalles que a veces nos atan; nos rescata del aburrimiento y de la melancolía; nos libera de los “pequeños” enemigos que nos rodean en la rutina de cada día: la desilusión, el vivir ensimismados, la preocupación, la desesperación…

Dios nos habla siempre a través de su Palabra, pero también lo hace por medio del Señor Jesús y usando su Espíritu que vive dentro de nosotros. Nos habla a través de muchos detalles de la vida. Nos habla cuando alguien nos necesita, o cuando nosotros necesitamos a alguien. Nos habla cuando nos sentimos bien porque hemos hecho algo bueno que dejó un destello de su carácter. Nos habla cuando estamos tristes, para llenar de paz nuestro corazón de una manera extraordinaria. Nos habla cuando le necesitamos tanto que pensamos que no podemos dar un paso más, y de repente nos encontramos con fuerzas para seguir adelante ¡Nos habla en muchas más ocasiones de las que imaginamos!

Esa es la razón por la que nuestro deseo debe ser el mismo que tenía el salmista ¡Así debemos enfrentar el momento más difícil, cuando nos despertamos cada día! “Llénanos de tu amor al comenzar el día, y alegres cantaremos toda nuestra vida”(Salmo 90:14).

Dios sí puede hablar en nuestro pasado, presente y futuro, porque Él vive en una dimensión diferente y sabe lo que va a suceder, lo que ha sucedido y lo que está sucediendo en este momento. Él sí puede mover las circunstancias para enseñarnos que nos sigue cuidando. Podemos descansar en Él: el pasado, el presente y el futuro le pertenecen.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Con otro ritmo - Fuera del tiempo