Cuando se pierde lo humano del cristianismo

Cuando nos fijamos solamente en el Dios trascendente, en el Jesús glorificado y sentado a la diestra de Dios, mucho de lo humano, también se podría perder.

26 DE MARZO DE 2019 · 16:00

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¿Por qué hay pérdida de relevancia del cristianismo hoy en el mundo? ¿Será porque estamos perdiendo al hombre? Quizás, el cristianismo pierde relevancia para algunos, porque al hombre, al creyente, le ha gustado siempre más tener una vivencia de la espiritualidad cristiana en la que, en muchos casos, ve o mira solamente a Dios y, en ese mirar hacia arriba, pierde al hombre, pierde lo humano del cristianismo, pierde la visión de la vida en la tierra en donde hay tantas problemáticas que habría que atajar aplicando los valores del Reino.

Quizás es que el cristianismo no es totalmente trascendente, algo sólo del más allá que nos lleva a pensar en la metahistoria. Por eso, habría que hacer una reflexión profunda de cuáles son nuestros posicionamientos en el mundo como seguidores del Maestro. No hay que hacer de la vivencia de la espiritualidad cristiana solo algo trascendente. A veces la hacemos sumamente trascendente, totalmente trascendente, únicamente trascendente. No nos damos cuenta que, así, podemos perder al hombre de nuestra mirada cristiana y que, muchos hombres y mujeres, pueden perder interés en algo que lo ven inoperante para sus situaciones y problemáticas en el mundo.

Si se pierde al hombre, podemos perder también al Jesús hombre. ¿Se puede perder al hombre con nuestra mirada dirigida solamente a lo trascendente, hacia arriba, hacia las realidades celestiales? Pues lo grave es que podemos perder también al Jesús hombre, al Jesús humano, al Jesús de la historia, a ese ser divino que anduvo entre nosotros haciendo bienes y anunciando un camino de salvación.

¡Cuidado! Cuando nos fijamos solamente en el Dios trascendente, en el Jesús glorificado y sentado a la diestra de Dios, mucho de lo humano, de la solidaridad cristiana, del amor al prójimo proscrito, empobrecido y humillado, también se podría perder. Así, los valores del Reino quedarían inoperativos en la tierra, en el aquí y ahora que nos ha tocado vivir como seguidores de Jesús del que debemos ser no solo su voz, sino sus manos y sus pies. Sería la gran tragedia del cristianismo.

Reto: Mirar también a Dios a través de lo humano. ¿Podríamos aprender también a mirar al Dios trascendente a través del Jesús humano? Más todavía: ¿Podríamos aprender a mirar al Dios trascendente a partir de lo humano, de sus criaturas? No es que sea malo mirar a Jesús a partir del Padre, sino que hay una dimensión enriquecedora de la espiritualidad cristiana cuando aprendemos a mirar también a ese Padre de todos a partir del Jesús humano y de sus criaturas, los hombres y mujeres que Él ha creado.

Implicaciones de mirar a Dios a través de lo humano: Esto sería muy importante para animar y ampliar la misión diacónica de la iglesia, valorar mucho más la dignificación de las personas, aprender a trabajar en el mundo por la justicia social, por una mejor redistribución de los bienes del planeta tierra entre todos aquellos que componemos la familia humana. Mirar el mundo y la vida desde el Jesús hombre, bajando nuestra mirada a los suelos y dejando ir nuestros pies allí donde hay focos de conflicto, de pobreza o sufrimiento, sería la consecuencia de mirar a Dios a través del Jesús humano y de sus criaturas.

En el cristianismo hay que mantener la horizontalidad de la mirada. Pregunta: ¿Por qué el hombre, el cristiano, tiene ese empeño de apartar su mirada del hecho humano, del mundo y sus criaturas, para fijar sus ojos solamente en lo trascendente y metahistórico? ¿Pensáis que así se puede vivir mejor la espiritualidad cristiana y el seguimiento a Jesús? Toda la vida de Jesús y sus enseñanzas están dándonos ejemplo de que no solo hay que mirar hacia arriba, sino que hay que mantener la mirada en dirección horizontal en compromiso y amor con el hombre, con el prójimo.

El compromiso cristiano tiene siempre una doble dirección. Es verdad que no hay que perder lo atractivo de mirar a un Dios trascendente, totalmente otro, un tanto inaccesible. El Dios lejano que nos atrae como si, con eso, pudiéramos purificarnos apartándonos del hombre en su situación humana, rodeado de problemáticas mil y que tiende una mano solicitando la ayuda de aquellos que parece que han encontrado el camino, pero el cristianismo siempre tiene la doble dirección en su mirada: La mirada hacia Dios y la mirada hacia el prójimo que nos necesita. Esto, hasta el punto de que debemos considerar que el amor a Dios y al prójimo debe estar en relación de semejanza.

Sí. Esto es importante. Es esencial reflexionar sobre esto para poder hacer un cristianismo encarnado y enraizado en la sociedad, la vida y las problemáticas humanas. Si no, el cristianismo puede ir perdiendo cada vez más fuerza en la sociedad, perdiendo más fuelle y pasar, para muchos, a ser algo irrelevante.

El hombre necesita sentir y entender un Dios cercano, un Jesús humanado comprometido con el hombre, no solo para la eternidad, sino para el aquí y el ahora en el que Dios nos ha puesto. 

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - De par en par - Cuando se pierde lo humano del cristianismo