Alianza Evangélica Española: Propuestas para el camino

X. Manuel Suárez, nuevo secretario general de la AEE, expone los próximos pasos para fortalecer la entidad. “Es un buen momento para consolidar lo que tenemos”.

MURCIA · 20 DE FEBRERO DE 2019 · 12:31

X. Manuel Suárez, nuevo secretario general de la Alianza Evangélica Española (primer plano), y el presidente de la AEE, Marcos Zapata, durante la asamblea general celebrada en Murcia. / D. Hofkamp,
X. Manuel Suárez, nuevo secretario general de la Alianza Evangélica Española (primer plano), y el presidente de la AEE, Marcos Zapata, durante la asamblea general celebrada en Murcia. / D. Hofkamp

Mensaje de X. Manuel Suárez, nuevo secretario general de la Alianza Evangélica Española en el cierre de la Asamblea General durante Idea 2019 (Murcia, 16 de febrero de 2019).

 

Apocalipsis 2.24: “Lo que tenéis, retenedlo

Soy muy consciente de que vamos a iniciar un período de transición, de puente hacia un camino más largo, pero transición no significa provisionalidad y un puente se construye sobre sólidos pilares; esos son los que quiero edificar con vosotros.

Como Alianza nos hemos extendido de forma increíble. En los 17 años de labor de Jaume Llenas hemos multiplicado las comisiones y hemos tenido un desarrollo enorme. Este es un buen momento para consolidar lo que tenemos. Este puede ser nuestro lema para los próximos meses: “Lo que tenéis, retenedlo”.

Y en esa labor tenemos que asentar y cohesionar. Con la ayuda de Dios y el trabajo de todos vosotros, vamos a asentar las hileras de ladrillos que hemos ido levantando, porque si crecen mucho pero no cuidamos la base, se pueden venir abajo.

Y con la ayuda de Dios y el trabajo de todos vosotros, vamos a dar cohesión a la muralla, porque si cada fila de ladrillos se levanta sin apoyarse en las contiguas, aunque lleguen muy alto, la muralla se vendrá abajo.

 

Nehemías 3: “Se levantaron... y edificaron

Pensad en la reconstrucción de la muralla de Jerusalén en tiempos de Nehemías. Esa reconstrucción fue protagonizada por mucha gente que ni estaba obligada a estar allí, ni estaba capacitada para el trabajo de construcción, ni tenía tiempo para eso, porque tenía otros compromisos, pero asumieron con determinación la tarea que tenían por delante. ¿Os sentís identificados?

Entonces se levantó el sumo sacerdote Eliasib con sus hermanos los sacerdotes, y edificaron la puerta de las Ovejas” (v.1). No era su tarea, no les quedaba mucho tiempo fuera de los turnos de servicio sacerdotal y sus manos no estaban preparadas para poner bloques de piedra. Pero lo hicieron, sacaron tiempo de donde pudieron y desgastaron sus manos en la muralla. Lo mismo diríamos de los levitas que encontramos en el v. 17 o los sacerdotes de la llanura del v. 22.

Junto a ellos restauró Uziel hijo de Harhaía, de los plateros; junto al cual restauró también Hananías, hijo de un perfumero” (v. 8). ¿Os imagináis las manos de un platero, preparadas para engastar joyas, para lo pequeño y minucioso? ¿Y los perfumeros? ¿Habría alguien menos capacitado para levantar muros? Pero ellos no dejaron para los demás su parte, no se disculparon, y se comprometieron con la sección de la muralla que les correspondía.

A Melatías de Gabaón, y Jadón de Mizpa les quedaba lejos Jerusalén, pero entendieron que la responsabilidad era igualmente suya y su compromiso estaba con la muralla.

Lo mismo sucedía con Malquías, gobernador de la provincia de Bet-haquerem (v. 14), pero además Malquías, una vez puesto, asumió una parte muy desagradable de la obra, como era edificar junto al muladar, el basurero. No le correspondía, pero lo asumió con gozo.

Y cuando todavía quedaba gente para apuntarse a la obra, los tecoítas no dijeron: “Hasta que no muevan el esqueleto estos y aquellos, nosotros no volvemos a trabajar”, no, sino que el v. 27 nos dice que “después de ellos restauraron los tecoítas otro tramo”.

Hermanos, permitidme, ¿os dais por aludidos? No es tiempo de decir “No tengo capacidad, no tengo tiempo o no me corresponde”: no tenéis menos tiempo que los sacerdotes y los gobernadores, no estáis menos capacitados que los plateros y los perfumeros, y no tenéis menos obligación que los de Gabaón o Mizpa. Espero de cada uno de vosotros que asuma la construcción de la Alianza como un reto y un compromiso personal.

Hay una expresión que se repite en el texto: “Junto a ellos restauró”. Cada uno construía su tramo de la muralla apoyado en el tramo que había edificado otro. ¿Cómo se levanta una pared? Podemos poner los ladrillos cada uno encima de su hilera, sencillamente pegados a la de al lado, pero en ese caso la hilera se vendrá abajo. Si queremos que la pared sea sólida, tenemos que colocar cada ladrillo con una mitad apoyada en su hilera y la otra en la de al lado.

Hermanos, cada trabajo en cada comisión o grupo de la Alianza debemos hacerlo junto a los demás, y además apoyados en los demás y apoyando a los demás, mirándonos, fortaleciéndonos y sustentándonos mutuamente. En este período, os concito a fortalecer nuestra cohesión.

Pero cuando lo oyeron Sanbalat horonita, Tobías el siervo amonita, y Gesem el árabe, hicieron escarnio de nosotros, y nos despreciaron, diciendo: ¿Qué es esto que hacéis vosotros? ¿Os rebeláis contra el rey?” (1. 19). Más de una vez nos han dicho “¿Qué es esto que hacéis vosotros?” Tranquilos, seguid trabajando.

Os invito a hacerlo con todo amor. “Después de él Baruc hijo de Zabai con todo fervor restauró otro tramo” (v. 20). Hermanos, todo lo que hagáis en la Alianza, “hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres […] porque a Cristo el Señor servís” (Col 3.23.24). Amén.

X. Manuel Suárez, secretario general de la Alianza Evangélica Española.

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