Mujeres de esperanza: pobreza, dignidad, mujer

¡A cuántos niños habremos librado del aborto con nuestro trabajo, quitado del hambre, de la enfermedad, de la exclusión social!

02 DE OCTUBRE DE 2018 · 15:20

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El pasado sábado 22 de septiembre se celebró el Segundo Concierto de Oración, organizado por “rtm Mujeres de Esperanza”. Yo no tuve ocasión de ir, pero la Educadora Social, responsable de nuestro centro Da Vida de Misión Evangélica Urbana, suele ir todos los años, y participar informando y promocionando nuestro trabajo con la mujer y la infancia, así como las alternativas al aborto, pues es desde su inicio es un centro Pro Vida. También ha estado otra de las corresponsables de nuestro centro en C/ Calvario, aunque estaba representando a la UDME.

Nuestra Educadora Social, responsable de dirigir todo el trabajo de Da Vida, ha estado allí, porque al servicio que ella realiza entre en el citado centro, le interesa todo aquello que ponga de relieve la situación de la mujer marginada, empobrecida y excluida en el mundo. Para ella trabajamos en Da Vida, así como por la infancia en familias en exclusión o en grave dificultad social.

He titulado este artículo “Pobreza, Dignidad, Mujer”, ya que va muy en consonancia con los temas tratados en ese Concierto de Oración. Rápidamente, me di cuenta que son tres conceptos que se acoplan perfectamente. Pobreza y dignidad, porque a los pobres —y en este caso a las mujeres pobres y abusadas—, aunque la dignidad sea algo intrínseco al ser humano, dada por el Creador por el hecho de ser los hombres y mujeres concebidos a la imagen y semejanza de Dios, y nadie se la pueda quitar, sí se puede decir, social y económicamente hablando, que hay de robos de dignidad, latrocinios de la dignidad a la mujer pobre. Desgraciadamente, en el ámbito de lo socioeconómico, hay ladrones de dignidad, acumuladores que roban las posibilidades de vida digna de muchas personas y, entre ellas, de muchas mujeres.

Damos las gracias a Mujeres de Esperanza por traer continuamente todos estos temas a la palestra pública, intentando concienciar y solidarizar a los creyentes hacia el compromiso cristiano para con estas mujeres sufrientes y abusadas, tanto económica, como social, como humanamente.

Luego, si, pasando del tema del robo de dignidad, emparentamos pobreza y mujer, hay que recordad que, en el mundo, se da la llamada feminización de la pobreza. Hay muchas mujeres pobres que están en un mayor sufrimiento y desventaja que los hombres, también con muchos empobrecidos. De todos modos, les deseamos a todos, que el mundo les ampare con la justicia, con una buena redistribución de los bienes del planeta tierra, con la capacitación y formación, así como el acceso a los cuidados médicos y a todo aquello que pueda dignificar tanto las vidas de ellas, pues seguimos hablando de las problemáticas de la mujer, como las de sus hijos.

Sin embargo, la mujer en pobreza tiene un hándicap especial. Además de las dificultades que tiene en cuanto a salario y empleo con relación a los hombres, normalmente, al ser en ella en la que se produce la maternidad de forma directa y en su propio vientre, es la que, luego, carga con los hijos, mientras que el hombre en exclusión social, en la mayoría de los casos, se desentiende de ellos, no por maldad, sino por estar en tan grave desventaja social y económica, en la exclusión social en muchos casos. La mujer, a pesar de esto y de su situación aún más agravada, no suele, no quiere abandonar a sus hijos.

Mujer pobre con hijos bebés o pequeños, es una de las características negativas de la feminización de la pobreza. Así, muchas, tendrán que buscarse la vida con más dificultad que los hombres, cayendo muchas veces en la prostitución, en la trata u otros abusos, con tal de alimentar a su prole, con el agravante de un plus de sufrimiento que tienen las mujeres ante la posibilidad de que sus hijos sean tutelados, en nuestro país o en cualquier lugar del mundo, por las comunidades autónomas, los gobiernos en general o por las denuncias incluso de los servicios sociales. Así, el sufrimiento de la mujer pobre puede alcanzar cuotas inimaginables.

Pobreza, dignidad y mujer. Un trío de conceptos que deberían saltar a la luz para concienciar no solamente a los creyentes, sino a la sociedad en general. Por eso estamos luchando nosotros en Da Vida, servicio de Misión Urbana de Madrid. ¡A cuántos niños habremos librado del aborto con nuestro trabajo, quitado del hambre, de la enfermedad, de la exclusión social!

Además de ser un centro Pro Vida, es también, y quizás prioritariamente, un servicio de ayuda a la mujer, priorizando la mujer embarazada o con hijos menores de dos años. Centra su atención en dar alternativas al aborto, a la vez que cuida de la mujer y de la infancia marginada, intentando que este trío de conceptos, pobreza, dignidad y mujer, se interrelacionen, haciendo que, realmente, la mujer comience a sentirse digna, valorada y capaz de trazar líneas en su vida que la aleje de la pobreza, para que, ni ella ni sus hijos, acaben asumiendo estas situaciones anómalas como un sino, como un fatum, que les ha tocado vivir y del cual no pueden salir. Eso serían formas de reproducir la pobreza y la indignidad, contra lo que nosotros luchamos desde el centro Da Vida de Misión Evangélica Urbana de Madrid.

Dios quiera que este tema tan importante en torno a la mujer llegue a concienciar no sólo a las mujeres cristianas, sino a todo el mundo evangélico en general, cumpliendo así con el mandato de amor al prójimo que nos ha dejado Jesús.

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