La codicia sexual y la muerte

El resultado de esa codicia es la muerte de la estimación propia de la persona abusada, de su dignidad, de su confianza, de su seguridad, de su futuro, de su felicidad.

13 DE SEPTIEMBRE DE 2018 · 08:00

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Una de las grandes obras de la literatura en castellano es La Celestina, de Fernando de Rojas, publicada en 1499. Narra los amores de los protagonistas, Calisto y Melibea, y su trágico final, que va precedido por la muerte de la propia Celestina, la alcahueta que recurrió a la brujería y la astucia para encandilar a Melibea, a quien Calisto deseaba apasionadamente. Lo que parecía en principio antagónico, el deseo sexual y la muerte, en realidad va unido entre sí en esta obra, siendo la segunda consecuencia del primero.

Pero no solamente en La Celestina codicia sexual y muerte son una pareja inseparable, sino que ya en la Biblia ambos van ligados entre sí. Al hablar de la mujer extraña y ajena, uno de los malos personajes reiterativos en sus páginas, un texto dice que ‘su casa está inclinada a la muerte y sus veredas hacia los muertos.’ (Proverbios 2:18). Es decir, el resultado de enredarse con esa clase de mujer, será mortal para el varón, aunque aparentemente tal enredo sea prometedor. Aunque los labios de esta clase de mujer destilan miel, esto es, dulzura, y su paladar sea más blando que el aceite, esto es suavidad, ‘su fin es amargo como el ajenjo, agudo como espada de dos filos. Sus pies descienden a la muerte; sus pasos conducen al Seol.’ (Proverbios 5:5-6). De nuevo se vuelve a presentar el contraste que hay entre lo que comienza siendo delicioso, pero acaba siendo horroroso. El segundo texto de Proverbios va más allá que el primero en la descripción de los resultados obtenidos por la codicia sexual, al añadir a la palabra muerte la palabra Seol, que indica el lugar que en el Antiguo Testamento es la antesala de la perdición eterna.

Al narrar el encuentro entre la ramera y el joven incauto, un encuentro que solamente puede tener un resultado, el libro lo usa para lanzar una seria advertencia a fin de escarmentar en cabeza ajena, echando de nuevo mano de la muerte y el Seol como las consecuencias seguras y finales de tales andanzas: ‘Como va el buey al degolladero… Como el ave que se apresura a la red y no sabe que es contra su vida… Camino al Seol es su casa, que conduce a las cámaras de la muerte.’ (Proverbios 7:22,23,27). Otra vez, codicia sexual y muerte van de la mano.

Finalmente, la invitación que la mujer insensata está haciendo desde la puerta de su casa a todos los que pasan cerca, en la que presenta el lado placentero de la satisfacción de la codicia sexual, ocultando lo que se esconde detrás, permite al libro otra vez exponer lo que aguarda a quienes hacen caso de la invitación de tal mujer: ‘Y no saben que allí están los muertos; que sus convidados están en lo profundo del Seol.’ (Proverbios 9:18). No hay duda; dos mil quinientos años antes que La Celestina, Proverbios une codicia sexual y muerte.

Pero antes de que acontezca ese desenlace final, la muerte ya hace acto de presencia en vida. Porque la codicia sexual provoca la muerte de la reputación y el honor de quien se deja arrastrar por ella. Si es un hombre casado, puede ser la muerte de su matrimonio y su familia. Si es un cristiano, puede significar la muerte de su testimonio. Si es un ministro del evangelio, la muerte de su ministerio. Se mire por donde se mire, la muerte satura y rebosa la codicia sexual.

Incluso la muerte de terceros no es ajena a la codicia sexual. Es imposible saber cuántas muertes de inocentes, en fase de gestación en el vientre, han sido y están siendo producidas para tapar la codicia sexual. Un día lo sabremos y las cifras serán espantosas. Resulta escalofriante pensar adónde lleva la codicia sexual, no sólo a sus ejecutores directos, sino a las personas inmediatamente relacionadas. De esto no se habla, cuando se mencionan las causas de tantos abortos.

Detrás de la codicia sexual están los incontables casos de niños abusados. El resultado de esa codicia es la muerte de la estimación propia de la persona abusada, de su dignidad, de su confianza, de su seguridad, de su futuro, de su felicidad.

¿Cuántas muertes en el entorno doméstico son resultado de la codicia sexual? Ese mismo libro afirma: ‘Porque los celos son el furor del hombre y no perdonará en el día de la venganza.’ (Proverbios 6:34). Celos, furor y venganza, con resultado de muerte evidentemente, son consecuencias directas de la codicia sexual. Tampoco se habla de esto, cuando se analizan las causas de tantas muertes en el entorno doméstico.

¡Qué catástrofe es la codicia sexual! Resulta sorprendente que Hollywood, esa fábrica de codicia sexual, se haya puesto ahora a la cabeza de una cruzada contra los resultados de esa misma codicia sexual que ha fomentado. Cuando las aguas del desenfreno han llegado a anegar sus estancias y a sumergir a sus moradores, se echa las manos a la cabeza para denunciar el crimen que ha ayudado a perpetrar. Vivir para ver.

La Celestina describe los síntomas de la codicia sexual y sus resultados. Pero no va más allá. No da solución, porque no la tiene. En cambio, la Biblia no sólo describe los síntomas y avisa de sus resultados, sino que indica la solución, yendo a la raíz. La pregunta es si realmente se quiere tal solución.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Claves - La codicia sexual y la muerte