Lobos en pieles de charlatanes: el engaño de la teología de la prosperidad

Según esa teología, la fe no es un acto teocéntrico de nuestra voluntad, la simple confianza en Dios, sino una fuerza espiritual antropocéntrica. Sin embargo, cualquier teología que reduce la fe a ser una simple herramienta para ganancias materiales es inadecuada y herética. 

01 DE AGOSTO DE 2018 · 09:00

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Después de describir y analizar el fenómeno de la teología de la prosperidad, ha llegado el momento de mirarlo a la luz de la Biblia. ¿Realmente es compatible este tipo de mensaje con las enseñanzas de Jesucristo y los apóstoles? Independientemente de como llamamos el mensaje de las promesas de bienestar físico y financiero que está tan en auge en el mundo evangélico podemos reducir su mensaje a pocas palabras: Dios quiere que los creyentes sean ricos, sanos y felices. En palabras de Robert Tilton, uno de los representantes más famosos de este tipo de enseñanza: “No pongo mis ojos en el hombre, sino en Dios que me da el poder para conseguir riquezas.”12

Una teología equivocada induce a los creyentes al error. Y la teología de la prosperidad está equivocada en muchos aspectos, como veremos. Hay cuatro áreas donde esto se ve claramente. Los errores tienen que ver con el pacto abrahamico, la redención, las ofrendas y la fe. Vamos a mirar cada uno de ellos.

 

1. LA TEOLOGÍA DE LA PROPERIDAD Y EL PACTO CON ABRAHAM 

Según esa teología, el propósito principal del pacto de Dios con Abraham fue bendecirle económicamente. Edward Pousson escribe: 

“Los cristianos son hijos espirituales de Abraham y herederos de las bendiciones de fe…. Esa herencia abrahamica se ve en primer lugar en términos de derechos materiales.”3

Y Kenneth Copeland explica: 

“Ya que el Pacto de Dios se ha establecido y la prosperidad es un elemento de este pacto, tienes que darte cuenta que te pertenece esta prosperidad.”4

Para apoyar esta afirmación estos predicadores citan con frecuencia a Gálatas 3:14 que menciona que las bendiciones de Abraham vinieron sobre los gentiles por medio de Jesucristo. Sin embargo, se olvidan citar también la segunda parte del versículo que habla del don del Espíritu Santo por la fe. En otras palabras: Pablo recuerda a los gálatas de la bendición espiritual de la salvación y no de las bendiciones materiales. Está hablando del don del Espíritu Santo y no del bienestar material.

 

2. LA TEOLOGÍA DE LA PROSPERIDAD Y LA REDENCIÓN

Otra área problemática tiene que ver con la redención. Supuestamente, no solamente la salvación sino también la salud y la prosperidad están incluidos en la redención de Cristo. Kenneth Copleand escribe: 

“El principio básico de la vida cristiana es saber que Dios puso nuestro pecado, enfermedad, preocupación, tristeza y pobreza en Jesús en el Calvario.”5

Un versículo que se cita con frecuencia en este contexto es 2 Corintios 8:9. Lo que pasa es que Pablo de ninguna manera está enseñando aquí que Cristo murió en la cruz para aumentar nuestro bienestar material. Parece mentira que esos mercaderes del evangelio sean capaces de tergiversar y sacar del contexto prácticamente cualquier versículo con tal de que diga supuestamente lo que ellos quieren. De hecho, Pablo está enseñando justo lo contrario: precisamente porque Cristo ha conseguido tanto por nosotros en su muerte deberíamos nosotros poner nuestras vidas y pertenencias a su servicio (2 Corintios 8:14). Cualquiera con un esfuerzo mínimo entenderá de este pasaje lo que a los campeones de la prosperidad se les escapa. 

 

3. LA TEOLOGÍA DE LA PROSPERIDAD Y LAS OFRENDAS 

La fuerza decisiva detrás de las ofrendas generosas a las cuales nos animan los predicadores de la prosperidad no es el altruismo o la gloria del Señor sino lo que podríamos llamar la ley de la compensación: si damos, entonces Dios nos devolverá aún más. Es como una inversión financiera en un fondo que da excelentes resultados. Y por eso cada vez serán más prósperos aquellos que dan con generosidad. El versículo que supuestamente lo apoya se encuentra en Marcos 10:29.30: Dios nos devolverá 100 veces lo que sacrificamos para Él. Aunque la realidad es más bien que los evangelios y el resto del NT nos animan a dar sin esperar nada a cambio (Marcos 10:35) y no como forma de aumentar nuestro patrimonio. Pero ese detalle no interesa a los que tan bien viven de la ignorancia bíblica de sus feligreses. 

 

4. LA TEOLOGÍA DE LA PROSPERIDAD Y LA FE 

El Nuevo Testamento entiende la fe como confianza en la persona de Jesucristo y la verdad de su enseñanza y obra. Sin embargo, los predicadores de la prosperidad lo ven de otra manera. Copeland escribe: 

“La fe es una fuerza espiritual, una energía espiritual, un poder espiritual. Es esta fuerza de fe la que hace que las leyes del mundo espiritual funcionen… Hay ciertas leyes que gobiernan la prosperidad revelada en la Palabra de Dios. La fe es la causa por la que funcionan.”6

Según esa teología, la fe no es un acto teocéntrico de nuestra voluntad, la simple confianza en Dios, sino una fuerza espiritual antropocéntrica. Sin embargo, cualquier teología que reduce la fe a ser una simple herramienta para ganancias materiales es inadecuada y herética. 

Solo con estos cuatro puntos llegamos a la siguiente conclusión: 

La hermeneútica de la teología de la prosperidad deja mucho que desear. Su método de interpretar la Escritura es altamente subjetiva y arbitraria. En muchas ocasiones versículos bíblicos son sacados de su contexto. Un buen ejemplo es 3 Juan 2 donde el apóstol escribe a Gayo: “Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas y que tengas salud, así como prospera tu alma.”

Oral Roberts, al que se considera el padre de la teología del bienestar, relata que Dios le llevó milagrosamente a este versículo al inicio de su ministerio.7También Copeland atribuye su ministerio a este versículo. Pero, ¿apoya realmente a la teología de la prosperidad?

Los que lo entienden así cometen dos errores de bulto: el primero es contextual y el segundo es gramatical: en el versículo 2, Juan no enseña un principio de aumentar el bienestar, sino simplemente se sirve de un saludo bastante común en aquel entonces. Pero si esto fuera poco, el término griego que la RV 1960 traduce como “ser prosperado” (euodóomai) no se usa en el sentido de ganancias materiales en las cuatro ocasiones donde aparece en el NT sino significa simplemente “ser bien guiado”, “tener éxito en un proyecto”. 

En resumen, podemos identificar cuatro problemas con la teología de la prosperidad: está basada sobre una interpretación equivocada del pacto con Abraham, del alcance de la redención, de los principios de las ofrendas cristianas y de la naturaleza de la fe

Todo esto se resume en una frase: Copeland y compañía no entienden correctamente la relación entre Dios y el hombre, desconocen el verdadero evangelio y niegan la gracia divina. El hombre llega a ser la medida de todas las cosas y se sirve de Dios para alcanzar sus sueños aquí en la tierra. A Dios se le reduce simplemente a un Papa Noel de tamaño XXX o a un botones al servicio de sus adoradores.

 

Notas

Robert Tilton,God’s Word about Prosperity(Dallas, TX: Word of Faith Publications, 1983), p. 6.

Todas las citas son traducciones mías de los originales en inglés.

Edward Pousson,Spreading the Flame(Grand Rapids, MI: Zondervan, 1992), p. 158

4 Kenneth Copeland,The Laws of Prosperity,p. 51.

5 Kenneth Copeland,TheTroublemaker,6.

6 Kenneth Copeland,The Laws of Prosperity,19.

7 Bruce Barron,The Health and Wealth Gospel(Downers Grove, IL: Inter Varsity Press, 1987), 91.

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