Déjate marcar por el mundo

Conformarse a este mundo es adaptarse o amoldarse a él, yendo en la corriente que arrastra todo lo que contiene hasta desembocar en un océano de muerte, que es su final.

25 DE JULIO DE 2018 · 16:00

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En los pasillos del Metro de Madrid ha aparecido recientemente una publicidad promovida por una organización humanitaria y cuyo lema es: ‘Déjate marcar por el mundo’. Con la frase se quiere promover el voluntariado en tareas sociales y motivar a los jóvenes para que se presten en los distintos campos en los que la ayuda es necesaria. Uno de tales campos, pero no el único, sería el de la llegada de tantos emigrantes procedentes de lugares donde el hambre, la guerra y penurias de todo tipo hacen la vida insoportable, si bien en nuestro entorno cercano las necesidades son también evidentes, porque la soledad, el desamparo y la exclusión han hecho presa en muchos de nuestros semejantes.

De esa manera, el lema de la organización quiere despertar las conciencias, siendo el método la entrada en contacto con la realidad del mundo actual, hasta el punto que ese contacto marque a la persona. ‘Déjate marcar por el mundo’ significa que este mundo deje una impronta en la persona, que la cambie, para que a su vez ella cambie el mundo.

La frase tiene una segunda lectura, que no está en la intención de sus promotores evidentemente, pero que, igualmente, tiene un enorme significado. ‘Déjate marcar por el mundo’, entendida de otra manera, quiere decir que sea el mundo quien te moldee con sus ideas y pensamientos, con sus filosofías y formas de entender al propio mundo y la vida. Que el mundo produzca una huella tan profunda en tu personalidad, que afecte vitalmente a todo tu ser. Y en ese sentido, la frase sería una paráfrasis, pero en mandato positivo, del mandato negativo que el apóstol Pablo hace en Romanos 12:2, cuando declara: ‘No os conforméis a este siglo’, donde el término traducido como siglo es ambivalente, dado que puede significar tanto edad como mundo.

Y en ese sentido es donde la palabra mundo adquiere un significado siniestro, al encarnar todo un sistema caído, que se mueve en dirección contraria a la voluntad de Dios y cuyo gobernante es el dios de este mundo, el príncipe de la potestad del aire. Un mundo que no es que simplemente ignore a Dios, sino que está en abierta rebelión contra él, fabricando sus propios métodos de creencias, que son los rudimentos del mundo, producto de la especulación e invención humana y resistiendo y combatiendo los propósitos de Dios.

Conformarse a este mundo es adaptarse o amoldarse a él, yendo en la corriente que arrastra todo lo que contiene hasta desembocar en un océano de muerte, que es su final.

Pero además de un mandato negativo en cuanto al mundo, para que no seamos sumidos en él, Romanos 12:2 añade también un mandato positivo, al decir ‘sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento.’ La palabra transformación es literalmente metamorfosis, la cual nos resulta familiar porque alude a cambios que se producen en el mundo natural, siendo el más conocido el proceso por el cual un gusano se transforma o metamorfosea hasta convertirse en mariposa. Pero del mismo modo que un asombroso cambio se produce en lo físico, así es posible que un cambio más asombroso y trascendente se produzca en el interior de la persona. La mente o el entendimiento es el factor clave en ese proceso, ya que dependiendo de los pensamientos así será la forma de vida.

Dicha transformación surge de la renovación del entendimiento, que en lugar de quedarse estancado, alimentado por los patrones y esquemas de este mundo, recibe su nutrición de otra parte, de la enseñanza que Dios nos ha dado en su Palabra. Es así como la mente del cristiano se va renovando, al ser modelada conforme a la verdad de Dios. En esa verdad están expuestas las grandes cuestiones vitales sobre nosotros mismos, sobre nuestra condición, miseria y solución. También las grandes cuestiones sobre este mundo, su estado, sentencia y remedio.

No te dejes marcar por el mundo. Déjate marcar por la Palabra de Dios. Que ella sea la norma que te inspire y mueva. Que ella sea la brújula que te señale el norte, para no perderte en el mar de confusión que este mundo es. Que ella sea el sano nutriente que alimente tu mente y pensamiento. Que ella sea la luz que te alumbre, en medio de las tinieblas reinantes. Que ella sea el ideal que te imparta las ideas a creer y vivir.

Entonces tú podrás marcar al mundo de una manera que muchos no pueden hacer. Podrás marcar al mundo de forma integral, en sus necesidades materiales y afectivas, pero también en sus necesidades espirituales. Entonces podrás ser sal y luz del mundo.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Claves - Déjate marcar por el mundo