Venciendo los prejuicios

Quiero ejercer mi derecho a escuchar a todos y no ir más allá de lo que me dicen de una manera sencilla y sincera.

28 DE MAYO DE 2018 · 08:00

,

En la película Sopa de Ganso (dirigida por Leo McCarey, 1933) aparece una de las escenas más cómicas de la historia del cine. Harpo, el famoso “mudo” de los hermanos Marx actúa en el papel de Pinky, y en un momento del film está huyendo de Firefly (Groucho Marx). Cuando se encuentran hay un marco en medio de ellos, Pinky le hace creer que es un espejo, repitiendo exactamente todo lo que hace Firefly; realmente es fascinante.

La película fue tomada como un sueño antibelicista: la trama narra la historia de una pequeña república democrática que es amenazada por una dictadura. Groucho siempre dijo que no había nada más que “cuatro chicos divirtiéndose en el rodaje”, pero el caso es que el propio Mussolini la prohibió en Italia porque pensaba que se estaban burlando de él.

Albert Einstein dijo un día: “Triste época la nuestra, es más fácil desintegrar un átomo que superar un prejuicio”. Tenía toda la razón. Vivimos defendiendo desigualdades por cuestión de sexo, raza, clase social, poder, conocimiento, ideas… y no queremos hacer nada para vencer muchos de esos prejuicios, porque nos sentimos cómodos desde la altura de nuestra arrogancia.

No admitimos que nadie nos diga nada, y cualquier broma nos hace vivir con la mosca detrás de la oreja. Los prejuicios nos hacen ver fantasmas por todas partes: siempre intentando saber la razón por la que alguien dijo lo que dijo y si eso era realmente lo que quería decir, o si quería que nosotros entendiéramos algo diferente. Los prejuicios asesinan la paz en nuestro corazón y nos exigen vivir como detectives toda nuestra vida, siempre pendientes de lo que otros dicen y hacen.

¡Me niego a vivir así! ¡Quiero ver a todos de la misma manera, tal como Dios nos ve! Quiero defender los derechos de todos y no preocuparme por quién se considere más importante o menos. Quiero ejercer mi derecho a escuchar a todos y no ir más allá de lo que me dicen de una manera sencilla y sincera. No entiendo nada acerca de las dobles intenciones y me declaro ignorante delante de quieren tomar ventaja a cuenta de mi amada ingenuidad.

No quiero atiborrar de maldad mis relaciones ¡Ya tenemos suficiente con los malos entendidos! Necesitamos dejar a un lado todo tipo de prejuicios para luchar contra las injusticias en esta vida, las pequeñas y las grandes. Tenemos que tomar la decisión de no despreciar a nadie bajo ningún concepto y mucho menos dejarnos llevar por las apariencias.

¿Sabes? Lo que me consuela de una manera eterna, es que Dios sabe de lo que estoy hablando, porque a Él tampoco le preocupa lo políticamente correcto o cómo se ve una persona por fuera ¡El va mucho más allá de todo eso! “No se trata de lo que el hombre ve, pues el hombre se fija en las apariencias. Yo me fijo en el corazón” (1ª Samuel 2:1-2)

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Con otro ritmo - Venciendo los prejuicios