Luna llena
Tener hijos no es ser madre (ni padre). Pero todas las madres son la luna llena de Dios para sus familias. A ellas va dirigido este poema.
04 DE MAYO DE 2022 · 08:00
Durante nueve meses has llevado
una promesa que crece,
y las semanas han granado
de luna llena
la colina blanca de tu vientre.
Al llegar la hora rota,
se te ha partido el alma
en un llanto de niño
que te llamaba.
Luego, durante toda una vida,
has sido cobijo,
amanecer y savia.
Por todo eso, en este día
que multiplica tu nombre
hasta llenar toda la casa,
quiero que sepas, madre,
que fue Dios quien te hizo
sementera, estanque y alba.
Que es Él quien tiene la esencia
de la fecundidad de tu savia.
Que es lo femenino y materno
imagen de Su existencia,
orfebrería de Sus dedos.
Que ese Dios único y eterno
mantenga limpio tu espejo
que es de Su imagen reflejo.
Madre, que en tu ser beban
las generaciones sedientas
el agua que de ti no viene,
pero que por tu seno pasa.
El agua que a vida eterna permanece
y que no se seca en las gargantas.
El agua de la roca fuerte herida,
del amor roto, de trozos de vida
desgajados y en el Amor unidos.
El agua del Jesús resucitado.
(Del libro Mirad@zul, de Pedro Tarquis)
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