Dios es injusto

Estamos inclinados a creer que en Dios no tenemos libertad para seguirle, más bien usa la fuerza de su soberanía para ser respetado.

18 DE MAYO DE 2018 · 08:00

,

El Señor es justo y compasivo; nuestro Dios es todo ternura. Salmo 116:5

A mi entender, existe entre los creyentes una manera distorsionada de entender la justicia de Dios. Hacemos conjeturas sobre lo que nos pasa. Con nuestra pequeña mente opinamos sobre sus hechos y los encajamos a la fuerza en nuestros planes.

Hay padres terrenales que, con su escasa sabiduría, perjudican a unos hijos con tal de beneficiar a otros y ese es el concepto que solemos tener del Padre Dios. Con nuestro cerebro nos convencemos de que castiga a algunos de sus hijos para realzar a otros, en este segundo caso a nosotros mismos, pues nos vemos como preferidos. Esa es nuestra ansia, ser ombligos del mundo. Sin embargo, cuando ocurre lo contrario, cuando sufrimos nosotros, cambiamos de opinión y no pensamos en Dios, pensamos que Satanás nos está probando.

Hay padres terrenales que, con su escaso sentido de la justicia, castigan a sus hijos por igual cuando uno de ellos ha hecho algo indebido, están persuadidos de que así aprenderán todos y la mala acción no volverá a repetirse. Lo mismo se piensa del Señor, proclaman que castiga en masa enviando catástrofes para dar un escarmiento a todos, ya sean inocentes o culpables.

Hay padres terrenales que, con su pobre discernimiento, hacen diferencia entre los hijos de sangre y los que son adoptados. Esa es la forma en que juzgamos a los que no son como nosotros. El Señor los atormenta, los persigue por no llevar nuestro ADN.

Hay padres terrenales que, con su escasez de amor, perdonan a un hijo y le guardan rencor a otro. Así, así pensamos del Padre celestial porque nuestro corazón es pequeño y nos cabe poco amor y comprensión.

Hay padres terrenales que, con favoritismos, exaltan las virtudes de unos hijos y callan las de otros De esta manea pensamos que actúa el Señor sin ser cierto. Él conoce las virtudes tanto como las maldades.

Hay padres terrenales que, para ser obedecidos, hacen uso del castigo corporal. Asimismo pensamos cuando algún creyente descarriado sufre un percance en su quehacer diario. Estamos inclinados a creer que en Dios no tenemos libertad para seguirle, más bien usa la fuerza de su soberanía para ser respetado.

Hay padres terrenales que, para apagar sus frustraciones, se enorgullecen de sus hijos dándoles toda clase de facilidades para superarse y maltratan a sus hijas para que no suban de la escala que las ha convertido en esclavas. Esta injusticia está igualmente instalada en muchos creyentes. No obstante, el Señor es padre de todos y no hace distinción de sexos, en el comportamiento de Jesús con las mujeres podemos verlo con claridad.

Que sus caminos no son nuestros caminos es algo cierto. Con nuestra indigna y pequeña mentalidad le juzgamos igualándolo a nosotros, aunque somos nosotros los que hacemos ese tipo de distinciones, no él. Parece que estemos sedientos de justicia y con la pobreza de nuestra ignorancia juzgamos sus hechos.

Necesitamos su misericordia, no la rechacemos.

Creo que no somos capaces de entender su actitud con la humildad necesaria, pero si todos estos procedimientos imperfectos que le atribuimos a Dios fueran ciertos, debo concluir con el pensamiento y la convicción de que Dios es tan injusto como nosotros. Más no es eso lo que creo, la justicia del hombre no es la justicia de Dios. Yo...

 

“Proclamaré el nombre del Señor:

¡reconoced la grandeza de nuestro Dios!

Él es nuestro protector,

sus obras son perfectas,

sus acciones son justas.

Es el Dios de la verdad,

en él no hay injusticia.

¡Él es justo y verdadero!

 

Deuteronomio 32, 3-4

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Tus ojos abiertos - Dios es injusto