“Si de algo seguro estoy, que del cielo me enviaron esa hija que soñé...”

Este es el momento de dejar muchas cosas a un lado y ocupar nuestra vida con aquellos a quienes amamos.

16 DE ABRIL DE 2018 · 08:07

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Esas son las primeras líneas de la canción de Miguel Ángel Guerra, “Besos de mariposa”. Muchos padres se reconciliaron con sus hijas después de escucharla; la canción recorre la vida de una hija, el cariño de su padre por ella, y los sentimientos encontrados cuando ella se casa y tiene que dejar el hogar. Miguel Ángel, que fue vencedor de una de las ediciones del Festival de la OTI, dijo un día en una entrevista: “El poder que puede tener una canción es impresionante”.

Las relaciones entre padres e hijos es una de las sorpresas que nos descubre la película “A propósito de Henry” protagonizada por Harrison Ford. El argumento principal del film trata de lo que le sucede a un hombre muy famoso, abogado, emprendedor y con un carácter más bien difícil, cuando le pegan un tiro en un atraco, y eso le afecta al cerebro. Tiene que volver a aprender a hacer todo, incluso lo más sencillo, y en el proceso se convierte en una persona diferente, familiar, amable, que se preocupa por los otros y se toma la vida de una manera diferente.

Cuando descubre algunos sucesos de su pasado, le dice a su cuidador: “No me gusta el tipo de persona que yo era”. Al final de la película va a recoger a su hija, que está estudiando en un internado, para llevarla a casa y verla crecer. Cuando le dicen que eso va a alterar mucho sus planes para el futuro, él contesta: “Ya he perdido once años de la vida de mi hija, y no quiero perderla más tiempo”.

No hay nada más importante que dedicar tiempo a nuestra familia y a nuestros niños. Todo pasa y poco a poco va perdiendo su trascendencia, pero las horas que pasamos con los nuestros permanecen para siempre. Las sonrisas y los juegos jamás están de sobra. Los abrazos son eternos. Las caricias llegan hasta el fondo el alma. Las palabras bien dichas nos dan fuerza para el futuro, nos ayudan a soñar y llegar mucho más allá de lo que pensamos.

Si estamos dedicando tiempo a todo menos a nuestra familia, quizás no somos el tipo de persona que debemos ser. Tarde o temprano vamos a arrepentirnos de los días que pasaron.

Hoy es el día de abrazar, de escuchar, de acariciar, de mirar a los ojos de los que queremos, de brindarles nuestra ayuda y sonreírles de todo corazón. Hoy es un día que no podemos perder. Este es el momento de dejar muchas cosas a un lado y ocupar nuestra vida con aquellos a quienes amamos. Y si tu familia está lejos, intenta llamarlos, escribirles, hacerles llegar de alguna manera tu cariño y tu abrazo.

No pierdas más tiempo.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Con otro ritmo - “Si de algo seguro estoy, que del cielo me enviaron esa hija que soñé...”