El juez está delante de la puerta

Que está delante de la puerta significa que entiende la causa que tiene entre manos. Entender en el lenguaje jurídico quiere decir que tiene competencia para abordar la causa que va a tratar.

04 DE ABRIL DE 2018 · 15:39

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Una gran porción de noticias de la actualidad en España pasa por los procesos judiciales que ciertos personajes notables tienen pendientes. Algunos de ellos nunca hubieran imaginado que llegaría un momento en el que se encontrarían de frente con la justicia, pensando, tal vez, que su elevada posición les hacía invulnerables ante cualquier demanda o acusación judicial. Otros pudieron pensar que, al estar arropados por tantos de la misma persuasión, automáticamente los números eran un factor determinante para que nadie pudiera tocarles. La embriaguez de la euforia puede llevar fácilmente a conclusiones que luego se muestran más frágiles de lo que parecían ser, con las consecuencias que ello acarrea. También es posible que en sus cálculos entrara en consideración el hecho de que la justicia no tendría la suficiente fortaleza para emprender acciones penales, es decir, que no se atrevería a dar ese paso, dados los elevados riesgos de todo tipo que conllevaba. De ese modo, sostuvieron un pulso que les parecía iban a ganar.

Pero lo cierto es que un juez les ha citado a declarar y no precisamente como testigos sino como acusados, bajo graves cargos que, si se demuestran, suponen duras penas de cárcel. Por tanto, ya fuera por un exceso de confianza propia o por un exceso de desestimación hacia la justicia o por una combinación de ambos factores, el resultado ha sido el contrario al que ellos esperaban.

Más allá de la interpretación que cada cual quiera darle a estos hechos, lo que me llama la atención es que el juez parecía no estar ahí, pero en realidad sí estaba. Que era alguien casi totalmente desconocido y de quien casi nadie esperaba nada, para acabar siendo la figura decisiva en todo este asunto. El juez ha pasado de ser irrelevante, ignorado y anónimo en un momento dado, a ser central, el personaje principal del que todo depende.

Me parece que este caso ilustra lo que nos puede ocurrir en un asunto mucho más trascendental que las meras cuestiones temporales y es que podemos pasar por la vida pasando por alto que hay un Juez y un juicio venidero, ante el cual estamos citados. Es posible que muchos se rían de esta idea, burlándose de que exista tal comparecencia y menospreciando al Juez o hasta negando su misma existencia. Basada en la soberbia, la conclusión que se saca es que la idea de un juicio y un Juez es algo fabricado por algunos para tener intimidados al resto, no habiendo nada que temer. Vive la vida como quieras, es el corolario que se desprende de esta manera de pensar. Tú eres tu propio juez y no hay ninguno más.

Pero el Juez está delante de la puerta[1]. La expresión bíblica no está escogida porque sí, sino que obedece a lo que ocurría en tiempos antiguos, donde el lugar en el que se dirimían las causas judiciales era la puerta de las ciudades. Por ejemplo, en el libro de Rut encontramos que la decisión sobre quién rescata la heredad de Noemí y toma por esposa a Rut se desarrolla en la puerta de la ciudad[2]. Y es que como ese lugar era público, la audiencia también era pública. Otro caso lo tenemos en Absalón, cuando para robarle la lealtad del pueblo a su padre David, se pone a la puerta de Jerusalén para juzgar en su propio interés[3]. Finalmente, el marido de la mujer modelo es alguien que maneja asuntos importantes, precisamente en la puerta de la ciudad[4].

Con esta escenografía, Santiago en su texto nos presenta la verdad de que el juez, no humano sino Dios mismo, está delante de la puerta, esto es, preparado para efectuar la función que le es propia. No está ausente, aunque a nosotros nos lo pueda parecer; tampoco ha renunciado a ejercer esa facultad, por más que nosotros prefiramos imaginar un Dios que no juzga a nadie o simplemente escojamos creer que no hay tal Dios ni tal Juez. Que está delante de la puerta significa que entiende la causa que tiene entre manos. Entender en el lenguaje jurídico quiere decir que tiene competencia para abordar la causa que va a tratar. Y a diferencia del juez humano, que puede errar, este otro Juez juzga a cada uno según sus obras, esto es, de manera justa e imparcial, no achacando a nadie delitos que no son suyos y no estando movido a priori por mera animadversión personal.

La consecuencia que se desprende en vista de que el Juez está delante de la puerta es que hemos de actuar en consonancia a la gravedad de nuestra situación, cambiando de manera de pensar, desechando toda jactancia insensata y suicida y acogiéndonos a la justicia gratuita y salvadora que imputa a todo aquel que se arrepiente y pone fe en quien pagó por nuestros delitos: Jesucristo[5]. El juez terrenal no puede ejercer gracia y justicia, porque se contradiría, de ahí que sólo ejerza justicia. Pero este otro Juez que está delante de la puerta, ejerce ambas cosas sin contradecirse. Es por eso que puede haber remedio para nosotros.

 

Notas

[1] Santiago 5:9

[2] Rut 4:1,11

[3] 2 Samuel 15:2

[4] Proverbios 31:23

[5] Romanos 5:18

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