Retractaciones

Los errores escritos son peores que los hablados, porque las palabras tienen un valor temporal, pero lo escrito queda registrado para siempre.

01 DE MARZO DE 2018 · 08:38

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Hay un dicho en español que dice así: ‘El que tiene boca se equivoca’, que también se podría aplicar no sólo al que habla sino al que escribe, pudiendo actualmente parafrasearse así: ‘El que escribe en el ordenador puede cometer un error.’ Naturalmente, los errores escritos son peores que los hablados, porque las palabras tienen un valor temporal, pero lo escrito queda registrado para siempre.

Ha habido autores que al final de su vida mandaron quemar todas sus obras, como Kafka, al arrepentirse de lo que habían escrito. Otros, con la perspectiva que da el paso el tiempo, consideraron necesario corregir ciertas frases o palabras que estimaron equivocadas. Uno de estos autores fue Agustín de Hipona, quien en los últimos años de su vida compuso el libro titulado Retractaciones, en el que, por un lado, aclara ciertas expresiones que había empleado en algunas obras y que podían dar pie a una mala interpretación y, por otro, reconoce errores, ya fuera por citar de memoria o simplemente por estar equivocado.

El que esto escribe reconoce que cometió un error cuando escribió un artículo titulado ¿Inmortalidad de silicona? No, gracias, en el que traducía la palabra inglesa silicon como silicona, cuando en realidad es silicio. La palabra silicona en inglés es silicone. De modo que la equivalencia empleada en dicho escrito, que giraba en torno al anuncio realizado en Silicon Valley sobre la inmortalidad que la humanidad disfrutará en el plazo de unas dos décadas, queda invalidada porque el juego de palabras que yo hacía entre silicon y silicona era erróneo. Y como el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra, volví a hacer uso de la errónea equivalencia entre silicon y silicona en el artículo Monstruos y monstruosidades.    

No obstante, aparte del evidente error de traducción, la sustancia de lo que escribí en ambos artículos la sigo manteniendo, de ahí que considere que la inmortalidad anunciada desde Silicon Valley vale lo que vale el silicio, en lugar de valer lo que vale la silicona, y que la manipulación genética de seres humanos que allí se está realizando es una monstruosidad, aunque el lugar donde se lleva a cabo no se llame Valle de la Silicona sino Valle del Silicio.

Al considerar que un gigante como Agustín de Hipona se equivocó, no puedo sino reconocer que mucho más puedo yo cometer errores, lo cual me ayuda a mantenerme humilde y a esforzarme por no cometerlos en el futuro.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Claves - Retractaciones