Hacedores de la Palabra

Nos falta decisión para actuar tras conocer la Palabra bien trabada en Evangelios y Epístolas.

29 DE MAYO DE 2014 · 22:00

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Palabras, óleo de Miguel Elías.

Voluntad es lo que NOS falta, casi siempre. Decisión para actuar tras conocer la Palabra bien trabada en Evangelios y Epístolas: también lo de más atrás, en aquello que no abrogó el Cristo. Refundemos el entusiasmo, el compromiso cristiano: que despierten los ojos y no la boca; las manos y no los bostezos. También se puede hablar haciendo o hacer hablando: vivir la Palabra significa que, después de oírla, debemos trasformarla en acciones que sigan la estela de esos mensajes y ejemplos del Nuevo Pacto. Lo otro es un acomodaticio autoengaño. Cuando escuchamos o leemos “hacedores y no oidores”, rápido pensamos en Santiago, el buen hermano de Jesús: y no hay equívoco alguno. Santiago tiene mis preferencias en muchos aspectos. Pero primero está el Rabí de Galilea; primero es el Derecho divino y después el Derecho derivado del criterio de sus apóstoles. Por ello, prefiero adentrarme en la Parábola de los dos cimientos: “Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca... Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina. Y cuando terminó Jesús estas palabras, la gente se admiraba de su doctrina; porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas” (Mateo 7:24-27). Cierto, el mejor mandato es aquel que seguimos porque vemos que quien manda o predica también ESTÁ haciendo, que no es un verbalista que edifica su casa sobre la arena. Estamos llamados a Servir, que es la auténtica Adoración, el veraz LLAMAMIENTO del cristiano, la necesaria Compasión con los desamparados: que nada coarte nuestra ACCIÓN después de oír y reflexionar sobre la LEY, después de estar sentados en comunión, lo cual no implica dificultades ni compromisos, salvo el que creamos (autoengañándonos: “engañándoos a vosotros mismos”, dice Santiago) que basta cumplir con rituales, liturgias y visitas a las cuatro paredes de la iglesia. El hacedor de la Palabra OPTA, como lo hizo Jesús, por despojarse de cualquier egoísmo en su RELACIÓN con sus semejantes: ése el PODER que no se enseñorea; ésa la acción que Alcanza a los oprimidos. Bien sabemos que Dios eligió lo DÉBIL y Menospreciado para avergonzar a lo fuerte. Oigamos, oigamos siempre la Palabra. Pero no NOS escondamos en su Suprema Autoridad, sino más bien descarguémosla en nuestras manos, en nuestros ejemplos.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - El sol de los ciegos - Hacedores de la Palabra