Literatura teológica, devocional y de tolerancia y libertad religiosa (1)

Aunque, según Nieto, se pudiese entender la Reforma española en lo formal y confesionalmente no luterana, ciertamente el movimiento religioso del siglo XVI no es católico Romano y si católico evangélico.

17 DE NOVIEMBRE DE 2017 · 10:38

Ratisbona,
Ratisbona

Mucha de la literatura protestante española del s. XVI está enfocada a variados temas de la actualidad de la Reforma, como la Santa Cena, el bautismo, la organización de las iglesias. No dejaría de tener una importancia considerable, la literatura apologética y política. En la mayoría de nuestros protestantes no faltará la literatura devocional y exegética.

Tampoco dejará de existir el desarrollo de la teología evangélica en las personas de Juan Morillo, Juan Díaz o Enzinas. Juan Morillo que había expuesto en el Concilio de Trento la doctrina de la justificación por la fe, llegaría a ser un pastor protestante reconocido. Procedía de Biel de Valdonsilla, norte de Aragón, que estudió en Lovaina y París en el término de 1530 y viajó a Trento para asistir, en agosto de 1545, a las primeras sesiones del Concilio, como miembro de la casa del cardenal Pole, viviendo como familia y dentro del círculo de amistades del cardenal. Philippe Denis nos concreta que fue matriculado en la facultad de Artes de París en 1533 y en 1534. Entre las personas allegadas a este círculo estaban Pietro Carnesecchi, Bartolomé de Carranza, el cardenal Giovani Morone, Marcoantonio Flaminio y otros católicos italianos de espiritualidad evangélica.

Juan Díaz y Francisco de Enzinas fueron enviados a la Dieta de Ratisbona por los magistrados de Estrasburgo como acompañantes de Martín Bucero. Es interesante saber que ambos informaron al cardenal Jean du Bellay del acto, el 9 de febrero de 1546 sin destacar el triunfo protestante en el debate. “Maluenda – dirá Díaz al cardenal- primero entre los discípulos del césar, comenzó a tratar de la justificación en un largo y elegante discurso y formuló estas dos proposiciones: 1ª.- Que en este coloquio nada diría que no estuviera fundado en las Sagradas Letras, tradiciones eclesiásticas y cánones de la Iglesia. 2ª.- Que todo lo que se tratara en el coloquio debería tenerse por una conversación amistosa y que a nadie ligaba y en ninguna manera por una definición o resolución dogmática. Compendió después en siete proposiciones la doctrina de la justificación, del pecado original, etc… aduciendo muchos testimonios de la Escritura”. Juan Díaz terminará el informe suplicando ayuda al cardenal: “Hace un año (que me separé de ti, y en tantos trabajos y viajes no he tenido más auxilio ni protección que la tuya, y a no ser por el dinero que los de Estrasburgo me han dado y el que tú me mandaste por medio de Severo, habría tenido que contraer deudas”. Está claro que Díaz no se había convertido al luteranismo por dinero. Menéndez Pelayo considera indigno que el mártir de la Reforma recibiera dinero de un cardenal, pero es un argumento que el polígrafo santanderino ha usado muchas veces para defender lo contrario y que aclara, sin embargo, el motivo por el que muchos dentro del catolicismo se sentían reformados y evangélicos. Este era el caso del cardenal Du Bellay que era evangélico y ayudaba a los evangélicos españoles como Díaz y Enzinas, pero vivía de la iglesia de Roma.

La excepción a esta literatura teológica podría ser la del médico, teólogo, traductor y sabio Miguel Servet que en sus escritos pretende restituir el cristianismo primitivo (Christianismi restitutio) o hacer una segunda Reforma, sin dar por sentadas formulaciones y credos pasados, contrastando Patrística, filosofía, filología e historia con la mayoría de los dogmas.

¿Influyeron los escritos de nuestros protestantes, en aquella época del Quinientos? Dice Nieto: “El protestantismo tuvo y tiene un profundo significado histórico en la conciencia española, aunque se lo nieguen los intelectuales. ¿Cómo es posible, se pregunta Nieto que Américo Castro, un apasionado por los conflictos medievalistas o renacentistas, se olvidase de Pedro de Osma tanto en De la edad conflictiva, como en La realidad histórica de España? Aunque, según Nieto, se pudiese entender la Reforma española en lo formal y confesionalmente no luterana, ciertamente el movimiento religioso del siglo XVI no es católico Romano y si católico evangélico.

Según el artículo Influencia Española sobre la Literatura Inglesa de Martin Hume. -La España Moderna de junio 1905- los escritos de los protestantes españoles ejercieron poca influencia permanente en Inglaterra, pero significaron mucho, a juicio de los contemporáneos. Los escritos de los reformadores españoles que se habían refugiado en Inglaterra y Ginebra, huyendo de los rigores de la Inquisición en España, fueron un contrapunto en el pensamiento reformado. Dejando a un lado los dos Valdés, Juan y Alonso, abanderados del protestantismo español, -dice Martin Hume- cuya influencia apenas llegó a Inglaterra, los principales reformadores españoles que importaron su pensamiento y talante entre los británicos fueron Cipriano de Valera, Juan Pérez de Pineda y Antonio Corro principalmente. No nos olvidaremos nosotros de otros protestantes como el hebraísta Adrián Saravia, que, aunque escribió en latín, siempre manifestó un tono conciliador o pacificador en sus escritos teológicos. Tomás Carrascón que firmaba sus obras con el seudónimo de Fernando de Texeda. De su obra el Carrascón dice Menéndez Pelayo: “Es obra ingeniosa, escrita con agrado, y que se lee sin fatiga. No carece de donaire y abundancia de lengua, aunque a veces degenera su estilo en paranomasias y retruécanos. Una parte del libro es contra el culto de las imágenes y contra las órdenes monásticas, sin gran novedad ni agudeza en los chistes; otra, y es la más seria y erudita, se dirige contra la autoridad de la Vulgata, aunque la mayor parte sus ataques caen en falso, pues atribuye a los católicos en general las opiniones particulares de tal o cual autor de poco crédito en las escuelas teológicas”.

Hemos de añadir otros protestantes españoles como Jaime Salgado, un docto ex fraile refugiado en Francia y Holanda que daba clases de español. Después de estar en las cárceles de la Inquisición y haber huido, se estableció en Inglaterra. Los escritos de Salgado son abundantes. Dice Menéndez Pelayo: “Para halagar a sus huéspedes ingleses imprimió Salgado varios libros de pane lucrando, hoy rarísimos, y todos de poco volumen y menos fuste. Los que yo he visto son un opúsculo contra el Tribunal de la Fe, en que hay curiosas noticias de los alumbrados de Llerena; un tratado de las señales del juicio final, un paralelo entre el papa y el diablo impreso en latín y en inglés, a dos columnas, con grabados ridículos, y unos versos latinos muy malos acerca de la Gran conjuración papística antigua y moderna; otro librejo, que se rotula El Fraile, o tratado histórico en que se describen la mala vida, vicios, malicia y crueldad de los frailes, dividido en dos partes, trágica y cómica, comenzando la parte trágica, a guisa de copla de ciego, con las horribles crueldades de un fraile español y su miserable y desesperado fin...

Alonso de Peñafuerte dice ser el traductor de la “La imagen del Anticristo” que estaba en lengua italiana y que parece escrito por 1558 o 1559, siendo el doctor Juan Pérez el que revisaría esta obra. En los índices expurgatorios la “Imagen” no aparece el nombre de autor, pero sí aparece traducido del toscano por Alonso de Peñafuerte. Usoz cree que es personaje real y no seudónimo de Juan Pérez. El libro también parece defender la difusión del Evangelio por la espada según los católicos, pero dice Usoz: “Es, pues, de todo punto inverosímil, que unos hombres, que forzosamente habían de cimentar el edificio de sus doctrinas, en el principio constitutivo y esencial de libertad de conciencia y culto; por ser, eso mismo, lo que pedían y exigían para sí, se atreviesen a predicar públicamente todos ellos, que era preciso introducir en todas partes el Evangelio, con la espada.

Hombre de gran producción literaria es Miguel de Montserrate. Montserrate se apellida evangélico; defiende la doctrina luterana sobre la justificación y la calvinista sobre la cena.

Otro de los personajes eclipsado por su hermano el gran humanista Francisco de Enzinas, fue Juan de Enzinas. Doris Moreno dice: “También hacia el año 1540 tres hermanos burgaleses, Jaime, Francisco y Juan de Enzinas, fueron enviados a estudiar a Lovaina, donde se convirtieron al protestantismo. Los hermanos Enzinas, más conocidos en Alemania como Dryander, se alojaron con el célebre G. Cassander, abogado de vías de solución entre Roma y los reformados. Juan de Enzinas llegó a ser profesor de medicina de la Universidad de Marburgo y autor de varias obras de medicina y astronomía e instrumental científico. M’Crie da noticia de una carta de Melanchton en la que alaba un planetario construido por Juan. (Moreno Martínez, 2002, pág. 30). Usoz también dirá que este Juan Enzinas era médico y matemático, que por un tiempo sería profesor en la Universidad de Marburgo.

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