Verano. Campañas evangelísticas

Normalmente evangelizamos desde los valores y posicionamientos a través de los cuales pensamos.

28 DE JUNIO DE 2017 · 08:55

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La verdad es que la evangelización debería ser algo transversal en la vida de la iglesia, algo continuo y en cualquier tiempo, pero entiendo que se aproveche el verano en nuestro país, momento en que hay también muchos jóvenes de vacaciones y disponibles, para organizar campañas como hace Decisión y otras iglesias y organizaciones evangélicas.

Quizás sea éste el momento de analizar cuáles deberían ser las características de esas campañas, su orientación, su fortaleza y sus debilidades. Ver si, realmente, se adaptan a las líneas evangelizadoras que nos enseñó Jesús. Quizás, la primera pregunta que se debería hacer estaría en la línea de comprobar desde dónde evangelizamos, desde qué lugar teológico lo hacemos, desde qué posicionamientos y perspectivas.

La Iglesia hoy, también la evangélica, está demasiado integrada en el statu quo, en las líneas de valores seculares que imperan en la sociedad. Muchos de los valores del mundo, valores en contracultura con la Biblia, entran en nuestras congregaciones y vivimos los mismos estilos de vida, o muy similares, que los que no tienen esperanza. Integrados en las sociedades de consumo no somos la voz crítica que deberíamos ser. 

¿Y sabéis lo que pasa? Que normalmente evangelizamos desde los valores y posicionamientos a través de los cuales pensamos. Si pensamos desde la lógica de los  integrados, desde los estilos de vida consumistas que vivimos, vamos a evangelizar desde ahí, desde estos posicionamientos que muchas veces son antibíblicos.

Jesús nos dejó un método que quizás no esté en línea con las formas de vida de las iglesias en las modernas sociedades de consumo: Él, el Maestro, evangelizó desde la identificación con los últimos, desde la defensa de las víctimas, desde los marginados y oprimidos, desde los que sufren, desde los “don nadie”. No creo que, desgraciadamente, sea éste el posicionamiento evangelístico de las actuales campañas de evangelización. Más bien, en la mayoría de los casos, evangelizamos desde los integrados socialmente y sin asumir líneas de denuncia olvidando a los proscritos y despojados. No fueron esos los posicionamientos de Jesús. No. No lo fueron.

¿Se está dejando la iglesia arrastrar por el pensamiento dominante aunque esté montado sobre valores antibíblicos? Hasta podemos evangelizar con pensamientos e ideas que idolatran al dios mercado. La evangelización debería estar marcada por una palabra-acción solidaria con el prójimo, asumiendo tanto la denuncia como la acción social evangelizadora. La Evangelización nunca puede ser la simple verbalización y, menos aún, si se parte ya de valores de los que no partía Jesús. Tenemos que tener mucho cuidado para que nuestras campañas evangelísticas no se conviertan en una mentira alejada de los posicionamientos del Maestro.

Tiene que haber muchos momentos en los que en nuestra evangelización nos situemos ante la problemática de la dignidad robada de los otros, del prójimo apaleado y tirado al lado del camino. Evangelizar no desde los integrados en el sistema mundo en la sociedad de consumo, sino desde la reflexión, la solidaridad y el compromiso con los últimos, los pobres de la tierra, los oprimidos. Hay que lanzar el mensaje desde estos posicionamientos: La solidaridad con el 80% del mundo empobrecido, desde los niños hambrientos de nuestro país, desde los hambrientos del mundo, desde los privados de vivienda y trabajo, desde los focos de conflicto. Ahí estaríamos entrando en los posicionamientos evangelísticos de Jesús, el Maestro en el nombre del cual lanzamos los mensajes evangelizadores.

Cuando evangelizamos desde el que sufre, desde es tú personal con el que nos identificamos y que está en exclusión, cando las problemáticas del mundo nos interrogan y somos conscientes de los grandes desequilibrios y las injusticias sociales del mundo, nuestra evangelización lo va a reflejar. Uniremos al anuncio la denuncia y saldremos a evangelizar desde el compromiso con el hombre, desde la acción social evangelizadora. Recordad: Normalmente evangelizamos desde los valores y posicionamientos a través de los cuales pensamos, desde nuestros compromisos y solidaridades, desde nuestro amor u olvido del prójimo. 

No evangelicemos nunca de forma insolidaria con los sufrientes de la tierra, los pobres y los oprimidos. No evangelicemos nunca de espaldas a su grito, a su dolor. Nos estaríamos alejando del modelo evangelizador: Jesús mismo, el Dios de la misericordia y que mostró gran parcialidad para con los sufrientes, para con los pobres y marginados.

Si evangelizamos desde los posicionamientos de los integrados, siempre nos va a faltar un hito importante en la evangelización: La compasión. Una compasión que tiene que estar teñida de misericordia y de amor. Si evangelizamos empatizando con el sufrimiento del mundo, nuestra evangelización va a ser mucho más auténtica. No se trata somos de salvar almas de una manera aséptica, sino de preocuparse por el hombre integral en su situación concreta, en su sufrimiento, en su hambre o marginación social.

No olvidemos nunca desde qué posicionamientos estamos evangelizando. Así, pues, desde aquí hago una llamada concienciadora a las agencias evangelísticas, a las iglesias, misiones y organizaciones evangélicas. Merece la pena la reflexión y el entrenamiento para asumir en su totalidad esos posicionamientos de Jesús con respecto al prójimo, especialmente al prójimo sufriente, con respecto a los últimos y en relación con tantos excluidos y tirados al lado del camino que son nada menos que nuestros prójimos. El concepto de projimidad hay que asumirlo siempre en toda campaña de evangelización, buscando los posicionamientos solidarios desde los que Jesús evangelizó.

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