¿Son los autobuses sin conductor heraldos de la invasión de robots?

El público londinense va a probar un autobús de enlace sin conductor. El autobús, que circulará por una calzada que también usan peatones y ciclistas, puede “ver” hasta 100 m por delante y se detendrá si algo se cruza en su camino.

Los vehículos sin conductor son uno de los desarrollos que tendrán consecuencias de gran alcance a medida que se normaliza cada vez más la mecanización. Las fábricas se están automatizando cada vez más, ya que los costes son más bajos y la productividad es mayor. Los robots son especialmente adecuados para llevar a cabo tareas sencillas y repetitivas, ya que no se cansan ni cometen errores. Sin embargo, la automatización tiene un alcance que va mucho más allá: el desarrollo de software de inteligencia artificial, que puede aplicarse a una amplia gama de tareas, probablemente reemplazará a los humanos a la hora de realizar varias actividades. Pronto se van a utilizar robots en áreas tan diversas como la conducción de taxis, la construcción, la fabricación, el periodismo, la medicina y la hostelería. De hecho, ya se están utilizando en alguna de estas áreas.

El impacto de estos desarrollos no es únicamente tecnológico. Tienen impacto relacional y social. Algunas estimaciones sugieren que hasta el 40% de los puestos de trabajo serán reemplazados por robots en el año 2050. Aunque inevitablemente esto resultará en oportunidades derivadas del avance de la tecnología, lo que potencialmente da lugar a un nuevo tipo de economía “post servicios”, también significa que habrá consecuencias a corto plazo relacionadas con el empleo y los ingresos, especialmente para los trabajadores con las cualificaciones más bajas. Los gobiernos están mal equipados para hacer frente a estos impactos. No han logrado dar una respuesta creíble a la amenaza de la competencia de mano de obra extranjera barata, por lo que es poco probable que lo hagan mejor cuando se enfrenten con robots creados en sus propios países que les quitan los puestos de trabajo a sus votantes.

TECNOLOGÍA = CAMBIO

Las nuevas tecnologías siempre implican cambio de algún tipo. Permiten a las personas hacer algo que no podían hacer antes, por lo que fundamentalmente conllevan un cambio en el equilibrio de poder.

Desde una perspectiva bíblica, aunque el antiguo pueblo de Israel no tenía que preocuparse de tecnologías industriales avanzadas que llevarían al desempleo a grandes proporciones de la población, sí que experimentó grandes avances tecnológicos que tuvieron sus propias implicaciones sociales y relacionales (y religiosas). El desarrollo del horno, que permitía cocer ladrillos en vez de secarlos al sol, permitió la construcción de edificios más fuertes y más altos (Génesis 11:3-4). La implementación del hierro como material para armas e instrumentos agrícolas les proporcionó ventaja a los filisteos cuando impidieron que los israelitas desarrollaran la habilidad de trabajarlo (1 Samuel 13:19-22). El desarrollo de la moneda sobre formas más simples pero más igualitarias de dinero convirtió al dinero en asunto estatal (Marcos 12:13-17).

En los próximos meses, el Jubilee Centre (Centro del jubileo) se dedicará más profundamente a este tema, tratando de entender las diferentes maneras en que cambiará el mundo como resultado de la automatización, cómo afectará a la forma de nuestras sociedades, familias y relaciones, y qué perspectivas ofrece la Biblia para abordar las profundas consecuencias que es probable que conlleve.

Guy Brandon es el investigador principal del Jubilee Centre. 

Este artículo apareció por primera vez en la página web del Jubilee Centre y se ha publicado con su permiso.