Ahok, blasfemias y libertad de expresión

La libertad de conciencia, de expresión y de religión es una de las batallas que vale la pena luchar.

09 DE MAYO DE 2017 · 14:56

Manifestación en Yakarta pidiendo la condena de Ahok. / Christian Today,ahok
Manifestación en Yakarta pidiendo la condena de Ahok. / Christian Today

En Indonesia, el país con más musulmanes del mundo (220 millones, un 87% de la población), acaban de condenar al exgobernador de su capital, Jakarta, a dos años de prisión por blasfemia. 

Basuki Tjahaja Purnama (conocido por la gente como Ahok), es abiertamente cristiano, una ‘rara avis’ por ser el primer no musulmán con tal repercusión pública en Indonesia en décadas. Conocido y querido por su lucha contra la corrupción, una cristiana evangélica en Indonesia explicaba de él que “cree en Jesús, lee la Biblia cada día y encuentra fuerzas para el trabajo en su fe”.

La normalidad democrática de Ahok en un país clave del sudeste asiático era presentada como un ejemplo de tolerancia: Indonesia es constitucionalmente un país musulmán (su lema es: “Fe en el uno y único Dios”) pero que garantiza expresamente la libertad religiosa a otras cinco religiones. 

Sin embargo, la radicalización del Islam en toda la región y unas elecciones locales han acabado por poner en entredicho todo lo anterior. Un vídeo de Ahok de 2016 en el que supuestamente blasfemaba al citar un versículo del Corán fue difundido viralmente en las redes. Irónicamente, en su ‘speech’ (grabado en unas islas alejadas de la capital), trataba de explicar que el libro sagrado del Islam era tolerante y no prohibía a los fieles votar a líderes no musulmanes. 

En pocos días, los grupos islamistas emergentes ser organizaron para impedir la reelección del político. Con pancartas como “los musulmanes que voten a un blasfemo no merecen un funeral” y consignas como “matad a Ahok por insultar el Islam”, decenas de miles salieron varios días a las calles de Jakarta para poner presión sobre el candidato, sobre sus posibles votantes, y de paso, sobre los cristianos del país (un 9% de la población, principalmente protestantes). 

A su vez, iglesias cristianas han sido atacadas en otras zonas del país.

El estigma del proceso judicial abierto contra Ahok hizo el resto en las recientes elecciones en la capital del país. Tras ganar la primera vuelta en febrero, el político cristiano perdía ante el candidato musulmán dos meses después, en segunda vuelta. 

Pese a todo lo ocurrido, Ahok aparecía con una sonrisa aquella noche. “El poder lo da y lo quita Dios, Él sabe”, dijo. 

Tres semanas después ha llegado el siguiente golpe a la libertad religiosa Indonesia. El juez condenaba a Ahok a dos años de cárcel, una sentencia mayor de lo que oedía el fiscal. El político cristiano era trasladado directamente a prisión. 

 

UNA LUCHA CLAVE PARA LOS CRISTIANOS

La libertad de conciencia y de expresión son, hoy en día, una de las luchas prioritarias para los cristianos. No solo para defender a otros que creen lo mismo que nosotros.

Los evangélicos italianos ejemplificado perfectamente que es necesario defender las libertades del vecino cuando denunciaron, hace unas semanas, la “sentencia ideológica” con la que Rusia ha ilegalizado a los Testigos de Jehová. 

“La libertad religiosa tiene que ser una garantía para todos, incluso para aquellos que, según nuestro punto de vista, se equivocan totalmente”, decía la Alianza Evangélica Italiana en su comunicado. 

“Nuestro interés no es el de apoyar la doctrina de los Testigos de Jehová (que creemos que es contraria al evangelio y una desviación de la Biblia), sino defender el derecho de cualquier persona a vivir libremente de acuerdo a sus propias convicciones”.

En su texto (puede leerse en italiano e inglés) iban más allá y apuntaban a una realidad más profunda. Cualquier religión, ideología o sistema político que no resiste las críticas o incluso las ofensas, decían, demuestra su propia debilidad. 

 

JESÚS Y EL DERECHO A DISCREPAR

A la persona central del cristianismo, Jesucristo, hubo quienes lo rechazaron durante toda su vida pública. Tres años de presencia pública bastaron para que organizaran un complot para tumbarle. Lo llevaron a juicio, también por blasfemia, con acusaciones fabricadas desde una agenda oculta (Mateo 26:57-67). 

En su camino hacia la muerte fue insultado, vejado y escupido. Había dejado claro que Él era el Mesías y el Hijo de Dios, pero aun así no exigió el derecho a imponer su criterio por la fuerza. Aquel que los cristianos creemos que es el mismo Señor del universo permitió que otros disintieran con Él. 

La libertad de conciencia, de expresión y de religión es una de las batallas que vale la pena luchar. Sea por defender la voz de los cristianos en Indonesia, la de nuestro vecino o la nuestra propia. 

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Actualidad - Ahok, blasfemias y libertad de expresión