Allen Gardiner y los españoles en la Patagonia

Gardiner fue un misionero anglicano británico que tuvo una importante actuación entre los yámana, indígenas del extremo austral de América del Sur. Junto a él aparecen dos españoles, el joven Federico González y otro joven protestante español llamado Miguel Robles. 

16 DE MARZO DE 2017 · 14:40

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Allen Francis Gardiner fue uno de los primeros y extraños evangelistas protestantes en Tierra de Fuego (Sur de Argentina) además de ser antes misionero en Sudáfrica, en Nueva Guinea y en Polinesia. Gardiner fue un misionero anglicano británico que tuvo una importante actuación entre los yámana, indígenas del extremo austral de América del Sur. Junto a él aparecen dos españoles, el joven Federico González y otro joven protestante español llamado Miguel Robles. No conocemos mucho de la vida de estos españoles. El primero parece ser hijo de la primera “mujer bíblica” Margarita Varea, casada en primeras nupcias con un capitán del ejército de apellido González con el que tuvo a Federico González en 1825. Margarita había trabajado como sirvienta en casa de W.H. Rule y después en casa del predicador metodista James Lion por lo que suponemos en su hijo Federico González una esmerada educación en las escuelas de Rule y Lion. Se convertiría con el tiempo Margarita en una mujer conocedora de la Escritura y muy hábil en la controversia. 

El 23 de septiembre de 1845 Federico González, con veinte años de edad, se embarcará para el Rio de la Plata, iniciando el trabajo evangelístico en Bolivia. Gardiner había solicitado ayuda varias veces a las Sociedades Misioneras "Patagonia Missionary Society" (4/7/44) y la también llamada "South American Missionary" con sede en Brighton, pero estas no aceptaban las ideas del evangelista, ofreciendo él mismo pagar los gastos, si la empresa fracasaba. Así se inició la misión en Bolivia (1845 - 47), hacia donde partió con el español Federico González. Las revueltas en la República Argentina no les permitieron cruzar por el río Paraná que estaba cerrado a la navegación. Debían ir al Pacífico pasando por Valparaíso a Cobija y. de este punto se dirigieron a Tarija a donde llegaron el 7 de marzo de 1846. 

Enfermedades, dificultades, pruebas de todas clases se presentaron en este país a los esforzados evangelistas. Por fin el presidente de la nación daría permiso para instruir en las verdades del Evangelio a los indios que vivían en los límites de Bolivia. Satisfechos de sus trabajos, urgieron a la Sociedad Misionera de la Patagonia la ayuda financiera de solo cincuenta libras, pero le envían a otro joven español, don Miguel Robles. Cambiando la política del gobierno liberal en Bolivia sucedió otro régimen influenciado por elementos clericales que dificultaron la misión hasta que tuvieron que salir del país. Esto fue lo que provocó en el capitán Gardiner el anhelo de volver a Tierra del Fuego, alejado de toda influencia papista(i) , de solo indígenas donde la civilización de España no había llegado, ni la iglesia de Roma. 

Allen Francis Gardiner tuvo su último cumpleaños el 28 de junio de 1851. En el día de su cumpleaños y en su diario escribe esta hermosa nota:

"Junio 28, sábado. Mi cumpleaños. ¿Quién soy yo, Señor Dios, para que tú me tengas aquí? (2 Samuel 7:18). Estamos ahora por la providencia de Dios traídos en circunstancias que al hombre ponen a prueba. Pero yo no voy a estar ansioso por eso; estamos ahora en el servicio del Señor y él está lleno de gracia y compasión. Aunque Él cause tristeza, tendrá compasión según la cantidad de bondades. Yo sé que ha escrito: “A aquellos que buscan a Dios no les faltará ninguna cosa que es buena” y otra vez: “Confía en el Señor y él te sostendrá”. Cualquier cosa que el Señor en su providencia nos quite, no es más que lo que él nos ha dado... Pero todavía ruego que, si es tu voluntad, mi Padre Celestial, mires con compasión hacia mí y mis compañeros, maltratados por falta de alimentación y nos proveas con lo que nos es necesario... pero si no es así, que tu voluntad se cumpla. Haz que yo pueda tener sumisión completa de mi voluntad a la tuya; que todo orgullo muera en mi corazón. Señor, ruego que tú seas honrado en mí, sea por vida o por muerte y que nunca me aparte de ti. Concede, oh; Señor, que seamos instrumentos en tus manos para empezar esta gran tarea; pero si tú ves bien que en tu providencia somos obstáculos en tu camino, y que debamos sufrir y morir aquí, te ruego que alces a otros y mandes obreros a esta mies. Que sea para la manifestación de tu gracia y de tu gloria, pues nada es imposible para ti... y llegue pronto el día cuando el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo sea manifestado, no aquí únicamente, sino en todas partes, en cada nación, pueblo y tribu, y ruegos y gracias sean levantados y ofrendas puras de los corazones de las multitudes que están ahora en la oscuridad".

Ramón de Monstsalvatge
Entre los protestantes españoles pioneros en América, podemos citar la biografía de Ramón Montsalvatge (tenía el nombre religioso de Fray Simón de Olot. Cataluña).  Menéndez Pelayo abandona la biografía que hace de este ex religioso, cuando se va para América aconsejado por Juan Calderón otro ex fraile del XIX que también militaba con los liberales españoles, respirando los nuevos vientos de libertad. Sin embargo, podemos aportar algunos datos en América y otros lugares, pues Montsalvatge tuvo una actividad original como colportor y predicador. Según Menéndez Pelayo, “Montsalvatge se dice nacido en Olot el 17 de octubre de 1815. Fue capuchino y salió del convento cuando la dispersión de las comunidades monásticas en 1835. Entonces se alistó en el ejército de D. Carlos, y después de varias aventuras fue arrestado por soldados franceses en la frontera y conducido a Grenoble. Algunos clérigos le aconsejaron entrar en un monasterio de Saboya, que abandonó al poco tiempo para volver al campo carlista. No aceptó el convenio de Vergara, volvió a emigrar, y entró en el seminario de Besançon a estudiar teología. Allí le asaltaron las más vehementes dudas sobre la interpretación de la Biblia. Un diálogo que tuvo en 11 de junio con M. Sandoz, pastor protestante de Besançon, le movió a abandonar el seminario primero y a abjurar el catolicismo después. Agente o colporteur de una sociedad evangélica, comenzó a distribuir Biblias entre los carlistas emigrados en Montpellier y en Lyón. De allí pasó a Clermont-Ferrand, donde trabajó de concierto con los republicanos barceloneses que en 1842 levantaron bandera contra el Regente. La Sociedad Evangélica de Ginebra empleó a Montsalvatge en diversas comisiones de empeño, a las órdenes de Calderón y de Borrow. En 1842 se le encuentra en Madrid proyectando una misión en Mallorca. Pero los tiempos cambiaron, y Montsalvatge tuvo que embarcarse para América, donde ya perdemos su huella.”

Hemos de añadir a esta biografía de Menéndez Pelayo, el cual no tiene ninguna pasión por el ex capuchino, que tanto Calderón como Montsalvatge pasaron pruebas muy duras con los católicos. Estuvieron en peligros de guerras y en peligros por su trabajo como colportores. Al grito emocionado de ¡España pronto será vencida y volverá al Evangelio! regresaría el desaliento como una constante experiencia en sus vidas, aunque haya relatos de vibrante entrega y resultados excelentes. Dice Montsalvatge: “Dos años antes el estado de la gente era sumamente desalentador. No había entonces ningún protestante que se pudiera encontrar en Reparen y Lons-le-Saulnier y la gente parecía seguir fiel a su fe supersticiosa y sujeta al control de los sacerdotes”.

Sabemos que llega Montsalvatge a Cartagena – Colombia- en 1855. Le llama Arboleda ex fraile naufrago, que, a pesar de haber perdido todos sus libros y pertenencias, comienza una labor evangelizadora original apoyado por la Sociedad Bíblica Americana. Dice también que llegó a tanto su trabajo que unos 6.000 fieles de Barranquilla, aprovechando un disgusto con el obispo de Cartagena, querían establecer un templo protestante bajo la guía del ex fraile. Viendo la situación, el obispo cedió a las peticiones de los fieles y no prosperó la idea. Pero es muy interesante profundizar en su trabajo, pues generó una amplia discusión al interior de la república y fue como el inicio de una presencia protestante más profunda.

No se sintió derrotado por sus circunstancias y unos meses más tarde, el primer misionero americano que vino a Colombia, Henry Barrington Pratt de Princeton, encontraría a Montsalvatge en Cartagena y lo alistaría a sus servicios en la distribución de Biblias para la Sociedad. Prepararía Pratt la primera impresión del Nuevo Testamento en Colombia en 1857 y en 1874 instalaría una prensa moderna para producir literatura evangélica en Bucaramanga. En 1861 un miembro del Tribunal Supremo escribiría al presbiteriano McLaren, en nombre del Presidente, para que viniesen más misioneros a Colombia y eran tales los deseos que ofrecieron hasta las instalaciones católicas. Ese mismo año se fundaría en Bogotá la primera iglesia presbiteriana fruto, entre otros misioneros, del buen trabajo de Monstsalvatge. Trabajos que le llevarían a Nueva Granada según le notifica a Sociedad con grandes deseos de predicar y repartir las Escrituras y también de reparar el cementerio protestante, apoyado por la Board.

Aparecerá Montsalvatge como traductor de la “Historia de la Reformación en el siglo dieciséis de D’Augbigne en 2 tomos y publicada en Nueva York en 1850. También será enviado a Venezuela según una crónica de Nueva York publicada en el The Primitive Church Magazine y aparece entre las minutas de la iglesia Presbiteriana de Estados Unidos según su asamblea general. Ciertamente Montsalvatge no es persona ficticia como dirá Menéndez Pelayo, sino una persona real que recorrió Europa y América predicando el Evangelio.

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(i) Allen Gardiner. El martir de tierra del fuego. Suplemento: Épocas de oración V nº 3 - 'octubre de 1955. Santiago. Tomado del libro "The story of Commander Allen Gardiner"; Crónicas del Atlántico Sur: Patagonia, Malvinas y Antártida - Página 97 por Ernesto J. Fitte – 1974; Presencia del protestantismo en el Rio de la Plata durante ... Daniel P. Monti – 1969; Cómo fue civilizado el sur patagónico - Página 41 Arnoldo Canclini – 1951; Historia del Cristianismo en América Latina - Página 670 por Pablo Alberto Deiros - 1992

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