¿Involucrado en acción social? ¡Grita!

Con tu acción puedes atender a los prójimos próximos, pero con la voz, con la palabra, el alcance de denuncia o anuncio de valores puede recorrer todos los confines del mundo.

14 DE MARZO DE 2017 · 12:51

Crazy Selfie / Arun Kumar (flickr - CC BY-SA 2.0),
Crazy Selfie / Arun Kumar (flickr - CC BY-SA 2.0)

A todos los que trabajáis en centro o entidades cristianas de acción social: Alzad la voz. Si no podéis hacerlo como si esta fuera de trompeta que inunde las ondas sonoras con vuestro mensaje, hacedlo de una forma más adecuada a vuestras posibilidades. Voz escrita o hablada, es igual, pero no dudéis en usar la voz. 

La acción social cristiana, si queréis, toda acción social a favor de los pobres o de los que están en graves situaciones económicas o en la infra vida de la marginación, debe acudir tanto a la acción asistencial dignificando la vida con asistencias básicas y programas de integración social, pero, a su vez, debe denunciar las causas de que haya esas situaciones de pobreza y exclusión que son un gran escándalo humanitario. 

Sí, se necesita nuestra voz. Tenemos que gritar, escribir, usar los medios de comunicación, conferenciar, instruir y concienciar a través de la palabra. ¿No sabéis que los cristianos, ante la injusticia del mundo debe ser una voz que clama? ¿No os lo han dicho? ¿No os han hablado de esta labor profética de primera línea? ¿Habéis reflexionado alguna vez en lo corta que se quedan las labores asistenciales ante el reto de la pobreza en el mundo si apagamos las voces que claman por justicia?

Yo valoro mucho la acción social que se hace en las iglesias, en las asociaciones evangélicas y, cómo no, en las Misiones Urbanas. La Misión Urbana de Madrid siempre ha estado involucrada e intentando unir su labor asistencial y de integración social, al hecho de ser una voz, escrita y hablada, que clama por justicia y por la eliminación de la pobreza en el mundo, por la aniquilación de las estructuras injustas de poder económico, político y social que empobrecen y lanzan al no ser de la exclusión social a miles de millones de personas. ¡Qué escándalo humano! 

Mi decepción siempre es el reconocimiento personal de que, a pesar de mis esfuerzos, me he quedado corto en el uso de la voz, de la palabra, tanto hablada como escrita. Pero entiendo la importancia profética de ello.

Yo creo que los que nos acercamos al mundo de la pobreza, sea en la gran ciudad o en el mundo, acabamos preguntándonos por las causas de ellas. Cuando avanzamos en el análisis, nos escandalizamos der la magnitud del fenómeno sustentado por la insolidaridad humana, por la avaricia, por la injusticia, los desiguales repartos, los despojos y el hecho que denuncia la Biblia de que el despojo del pobre está en la mesa de los ricos, muchos de ellos se llaman cristianos. Es duro, pero es la cruda realidad. La insolidaridad humana que actúa despojando y empobreciendo a más de media humanidad.

¿Qué conocemos los cristianos para poder usarlo como instrumento de eliminación de la pobreza? Nada menos que los valores cristianos, los valores del Reino, el hecho de seguir a un Maestro que nos dice que la vida no consiste en la abundancia de los bienes que se poseen y el hecho de llamar necios a los que acumulan, a los que, egoístamente, guarda en sus graneros dando la espalda al pobre. Muchos últimos serán primeros, dice la Biblia, pero quizás no sabemos aplicar el principio sacando a los excluidos de sus focos de pobreza y sacándolos a la palestra pública clamando por justicia para ellos.

Los cristianos debemos ser una voz que clama. Denuncia y anuncio. Denuncia de las estructuras de pecado injustas que oprimen y empobrecen y anuncio de nuevos valores. ¿Vamos a guardar los valores bíblicos en el baúl de los recuerdos para ver si, quizás, funcionan en el más allá? Hay que gritar los valores bíblicos del Reino junto a otro valor que debe ayudarnos a dignificar a los proscritos, a los pobres sacándolos de su muladar: el anuncio de que todo hombre está hecho a imagen y semejanza del Creador. 

¡Qué gran alcance puede llegar a tener el uso de la voz, el uso de la palabra! Palabra liberadora y, además, con ella podemos llegar a los confines del mundo. El uso de la voz, de la palabra, presupone la realización de una acción social de muy largo alcance. Es imprescindible para todos aquellos que se involucran en la acción social cristiana, en el trabajo social protestante, en  la creación del necesario tejido social evangélico. 

Voz de denuncia, voz de anuncio. ¿Acaso la evangelización no está en línea con esos dos usos de la voz, de la palabra, o si queréis, de la Palabra? ¡Es tan grande la dimensión de la pobreza en el mundo que somos incapaces de alcanzar a amplios sectores de pobreza con nuestra labor asistencial. Sin embargo, el uso de la palabra puede traspasar fronteras y salir volando por los aires como semilla esparcida que puede ayudar a otros en esta responsabilidad de dignificar y eliminar pobreza. 

¡Habla, escribe, comunica! ¿Por qué? Porque con tu acción puedes atender a los prójimos próximos, pero con la voz, con la palabra, el alcance de denuncia o anuncio de valores puede recorrer todos los confines del mundo. Podemos cambiar tanto situaciones como los valores marginantes con el uso de una voz que resuene como trompeta avergonzando al mundo ante el gran escándalo de la pobreza. 

Alcemos nuestra voz para denunciar todo gesto y toda situación marginante, para anunciar que hay valores que pueden hacer posible cambiar o evangelizar a una sociedad que actúa bajo normas egoístas y practicando injustos repartos. Voz profética cuya culminación será el que los pobres pasen a la dignidad de tener ellos mismos su propia voz.

Los creyentes que se involucran en la acción social cristiana, los que ayudan a crear tejido social protestante, no deben callar. La iglesia tampoco.

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