Humildad para ser servido

En ocasiones los que dan se niegan a obtener y esta falta de humildad crea distorsión en el mensaje del evangelio.

03 DE FEBRERO DE 2017 · 08:49

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La enseñanza común en las congregaciones es la de vivir con el buen propósito de auxiliar a los demás y nos sentimos dispuestos, capaces de dar con alegría, ya sea espiritual o materialmente lo mejor de nosotros mismos. Pero también nos pasa que si en algún momento, los que creemos que ayudamos siempre, necesitamos ser ayudados, no lo admitimos y tratamos de disimular ese estado en el que nos encontramos. No aceptamos que nos sirvan, lo expreso así, posicionándome en esta segunda parte, como podría hacerlo de igual modo acomodándome en la primera. 

Si estamos preparados para colaborar y nos sentimos bien al hacerlo, ¿por qué no consentimos que otros nos consuelen si padecemos escasez de algún tipo? ¿No es esta una forma más de orgullo camuflado de humildad? Podría ser. 

De la misma manera que produce más satisfacción dar que recibir y hay que hacerlo sin vanagloriarse de ello, sería natural disfrutar del amor fraternal cuando somos nosotros los que estamos en apuros. 

Servir y ser servido tendría que resultar un verbo flexible en su conjugación, pues forma parte del meollo en el concepto de la convivencia compasiva. Como humanos, sufrimos padecimientos similares.

En ocasiones los que dan se niegan a obtener y esta falta de humildad crea distorsión en el mensaje del evangelio. Hace que quienes son asistidos se sientan mal cuando quieren colaborar en algo y no pueden, que se sientan discriminados y de una categoría inferior al que sirve. Ante Dios esto no pasa desapercibido.

Aunque el Señor está en lo alto,
se fija en el hombre humilde
y reconoce de lejos al orgulloso.
Salmo 138,6

La humildad es un ejercicio de duro tesón y voluntad y una manera puede ser la de reconocer la realidad de carencias que todos, cada cual con sus problemas, vivimos, y dejarnos ayudar cuando verdaderamente lo necesitamos.

Los que siempre favorecen y no dejan que los otros ejerzan el concepto intrínseco de este verbo se sitúan, nos situamos, en una escala superior y es una muestra más de querer acapararlo todo sin permitir que los demás puedan tener acceso al conocimiento íntimo de nuestras propias miserias.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Tus ojos abiertos - Humildad para ser servido