El evangelio en Cáceres

La primera capilla evangélica de Cáceres se instaló en la calle del Barrio Nuevo n.º 88 de esta capital extremeña a finales de 1903.

19 DE ENERO DE 2017 · 13:23

Vista parcial de Ibahernando desde la iglesia,
Vista parcial de Ibahernando desde la iglesia

Diócesis de Plasencia con su obispo Justo Rivas presentaban en 1930 el siguiente informe sobre los protestantes:

Protestantes. Hay desde principios de siglo de quince a treinta en Ibahernando, todos españoles. Pastores. Hay uno en Ibahernando, italiano, luterano, y otro español en Santa Amalia, que no se sabe a qué secta pertenezca. Aquél de Ibahernando fue condenado a la cárcel por el tribunal de Cáceres tras denuncia del párroco por vilipendio del culto católico. Capillas. Hay una en Ibahernando, nominal porque allí no se (f. 87) celebran cultos. No consta que haya en Santa Amalia ni que se celebren cultos. Escuelas. En Ibahernando hay una, que cesó por falta de alumnos. En Santa Amalia no hay. Asociaciones y fundaciones. No existen. Propaganda. En Ibahernando emplean la «Hoja Evangélica». Nada se sabe de Santa Amalia. Conducta de las Autoridades. Aquéllas del Directorio favorecen a los protestantes de Ibahernando. Las actuales no se sabe, en Santa Amalia son favorables. El Obispo considera que no es necesario tomar medidas porque se nota que van en disminución.

La primera capilla evangélica de Cáceres se instaló en la calle del Barrio Nuevo n.º 88 de esta capital extremeña a finales de 1903. En ocasiones solemos comparar la visión que el clero católico tiene de los protestantes. La que la convierte en la congregación protestante más antigua de la comunidad.

Para ello, un reducido grupo de «misioneras inglesas» habilitaron la vivienda, lo que contó con la necesaria licencia municipal. Pero la oposición ciudadana de la época acabó imposibilitando tal uso del inmueble y las promotoras abandonaron definitivamente el proyecto. Se decía en las noticias: “En la calle del Barrio Nuevo núm. 88, se ha establecido una capilla protestante. En ella, no hay pastor hasta el presente; todas son pastoras, […]    Μas aunque instaladas al amparo de la ley, les es difícil oficiar porque es tal la asonada que a diario produce la turbamulta de muchachos y mozuelos del barrio y sus contornos que hasta los vecinos han tenido que recurrir a la prensa y las autoridades para que acallen el escándalo cotidiano que tan profundamente altera el sosiego público, impropio de un pueblo culto.    «Crónica regional». Revista de Extremadura (Cáceres) VI: 187-188. 1 de enero de 1904.

Ante esta situación de repulsa las misioneras establecerían su trabajo en Ibahernando. Aparecerían grupos y puntos de misión en Badajoz (1904) Cilleros, Ibahernando (1908), Miajadas, Santa Amalia (ambas hacia 1911), Santa Cruz de la Sierra (activo a comienzos de 1909) o Zarza de Montánchez.

Ibahernando (Cáceres)
Aunque la iglesia de Ibahernando se establece a la llegada del pastor Cándido Rodríguez Gil en 1907, Licenciado en Filosofía y Letras y pastor ayudante de Teodoro Fliedner en Madrid, los orígenes se remontan a 1868 tras la Revolución, con datos más concretos en 1885 según narra Agustín Arenales en Revista Cristiana:

La historia es breve y sencilla. Hace unos 25 o 26 años, un honrado matrimonio sin posición, sin nombre apenas, hubo de emprender un viaje a Madrid de limosna en busca de la salud quebrantada del esposo. Su permanencia en la corte durante un mes les ofreció la oportunidad de conocer a alguien que era evangélico y que los llevó alguna que otra vez a los cultos de la calle de Calatrava y los interesó en la lectura de la Biblia. A su vuelta al pueblo contaron a unos y otros lo que habían visto y oído, y esta fue la primera noticia que se tuvo en Ibahernando del Evangelio de Cristo.
Agustín Arenales. La Misión Evangélica de Ibahernando (Cáceres). Revista Cristiana: Periódico Científico-Religioso. Año XXXII. N.º 750. 31 de marzo de 1911. Págs. 91-96.

En otro lugar el mismo Agustín Arenales dice:

Una historia con nombres y apellidos, no exenta de matices sobrenaturales:    El día 24 del pasado mes de octubre durmió en el Señor nuestro querido hermano Demetrio Frejo Naharro, de la congregación evangélica de Ibahernando (Cáceres). Fue el primero que, en unión de su buena compañera, Antonia Anes Domínguez, hoy su afligida viuda, abrazó el Evangelio y confesó a Cristo públicamente en esa localidad, cuando allí nadie había oído hablar de protestantes si no era para odiarlos sin conocerlos. Una enfermedad gravísima, que lo obligó a ir a Madrid en busca de alivio y de la cual, según siempre decía, lo sanó maravillosamente el Señor, fue el medio del que Dios se valió para conducirlo al bendito Salvador […]Arenales. In memoriam. El Cristiano. Año XVI. N.º 2070. 7 de noviembre de 1910. Pág. 368.

Iglesia evangélica de Ibahernando.

En otro lugar se nos dice que los pioneros fueron vendedores ambulantes de tisanas y regalaban biblias a su clientela y cantera con quienes comentaban en grupo y públicamente la lectura del libro sagrado. Así nacieron los protestantes de Ibahernando que llegaron a tener Pastor. Los últimos que hubo oficiaban en una carpintería y emigraron a Madrid por los sesenta. El fundamentalismo de la postguerra y el nacionalcatolicismo acabaron con ellos.  Algunos relatos de los inicios de esta congregación reflejan las dificultades de toda índole para poder establecerse:

“Para la captación de prosélitos se envió a la hermana Mayo y al padre Alejandro González [1906]. Llevaron Biblias evangélicas y ejemplares del Nuevo Testamento que interpretaban en las reuniones [pero, para ello, había que conseguir el necesario permiso y el alcalde, Francisco Fernández García ("Tío Curro"), no estaba precisamente dispuesto a concederlo. Así, el sábado 29 de septiembre de 1906, alguien le escribe a Alejandro González, residente en Madrid: 
"Por ahora, el inconveniente que nos pone esta autoridad es que no podemos predicar la Divina Palabra en una casa particular habitada por una familia y, como se quedó en hacerlo en mi casa, deseo que usted me diga si tendré que alquilar otra destinada únicamente a capilla o si puedo seguir predicando el Evangelio en la mía, sin que nadie pueda impedírmelo. Dice, además, que no debe haber ganado del corral hacia dentro, así que para reunirnos es necesario que lo saquemos..." El lunes 30 de diciembre de 1907, los evangélicos de Ibahernando expresan su deseo de "arrendar un local para que (mientras se construye el templo) sirva para los fines antedichos…" Nada sabemos de este inmueble donde se reúne la congregación hasta 1911]. Tras la conversión de los primeros vecinos establecieron el nuevo culto [en marzo de 1911, hay ya 29 familias inscritas en la comunidad: unas ciento cincuenta personas de ambos sexos (más de noventa asisten regularmente a los cultos), entre las que se encuentran 52 "miembros comulgantes" (mayores de siete años). Según Cándido Rodríguez Gil, en abril de 1910, "había 38 de 26 que había en lista, todos los cuales tomaron la comunión en nuestra capilla el (sábado) 1 de enero"]. Entre los años 30 y 40 la comunidad llegó a tener unos doscientos fieles [Juan de Miguel Martínez ("El pueblo de los protestantes". Pág. 45) señala al respecto que "si hubiera que trazar una curva que reflejara la trayectoria de la misión evangélica de Ibahernando desde su fundación a finales del siglo XIX, se vería con clara nitidez su progresivo y constante crecimiento en adeptos, en acontecimientos, en visitas nacionales e internacionales, en artículos de prensa… hasta finales de 1917"]. 
Hemos pasado muchas penalidades —dice Inés—, pero la fe nos daba fuerzas para superarlo todo”. García ("Tío Curro"), no estaba precisamente dispuesto a concederlo. Así, el   sábado   29   de   septiembre   de   1906,   alguien   le   escribe   a  Alejandro González, residente en Madrid: "Por ahora, el inconveniente que nos pone esta autoridad es que no podemos predicar la Divina Palabra en una casa particular habitada por una familia y, como se quedó en hacerlo en mi casa,   deseo  que   usted   me  diga  si  tendré  que  alquilar  otra   destinada únicamente a capilla o si puedo seguir predicando el Evangelio en la mía, sin   que   nadie   pueda   impedírmelo.   Dice, además, que   no   debe   haber ganado del corral hacia dentro, así que para reunirnos es necesario que lo saquemos..."   El   lunes   30   de   diciembre   de   1907, los   evangélicos   de Ibahernando expresan su deseo de "arrendar un local para que (mientras se construye el templo) sirva para los fines antedichos…" Nada sabemos de este inmueble donde se reúne la congregación hasta 1911]. Tras la conversión de los primeros vecinos establecieron el nuevo culto [en marzo de 1911, hay ya 29 familias inscritas en la comunidad: un ciento   cincuenta   personas   de   ambos   sexos (más   de   noventa   asisten regularmente a los cultos), entre las que se encuentran 52 "miembros comulgantes" (mayores de siete años). Según Cándido Rodríguez Gil, en abril de 1910, "había 38 de 26 que había en lista, todos los cuales tomaron la comunión en nuestra capilla el (sábado) 1 de enero"]. Entre los años 30 y 40 la comunidad llegó a tener unos doscientos fieles [Juan de Miguel Martínez ("El pueblo de los protestantes". Pág. 45) señala al   respecto   que   "si   hubiera   que   trazar   una   curva   que   reflejara   la trayectoria de la misión evangélica de Ibahernando desde su fundación a finales del siglo XIX, se vería con clara nitidez su progresivo y constante crecimiento   en   adeptos, en   acontecimientos, en   visitas   nacionales   e internacionales, en artículos de prensa… hasta finales de 1917"]. —Hemos pasado muchas penalidades —dice Inés—, pero la fe nos daba fuerzas para superarlo todo.
"Pocas como esta [congregación] habrán sido tan humildes en su origen..(i)

Los firmantes asistentes a la reunión del 30 de diciembre de 1907 fueron el pastor Cándido Rodríguez Gil, Simón Martínez Pérez, Francisco Moreno Bravo, Demetrio Frejo Naharro, José Ruiz Mayordomo, Joaquín Peña Ruiz, Juan Ruiz Ruiz, Antonio Cortés Bermejo, Antonio García Tirado, Alfonso Martín Martínez, Alonso Felipe Muñoz, Miguel Díaz Galán, Cayetano Peña Cabrera, Francisco Agudo Gómez, Pedro Ruiz García y Saturnino Felipe Tirado.

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(i) Los últimos protestantes de Ibahernando. Jerad Robertson. 2015

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