Polvo y algo más

Frente al materialismo de todo tipo, que considera que solamente somos materia o polvo, la Biblia declara que aunque somos materia, no somos solo materia.

27 DE OCTUBRE DE 2016 · 07:51

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Con todos los avances que hemos logrado en muchos campos del saber es fácil que hayamos olvidado uno de los conocimientos más esenciales que debemos tener y es el que nos proporciona la Biblia cuando se refiere al ser humano con la palabra polvo, habiendo cinco grandes textos en los que ese término aparece y que son el resumen de toda la ciencia que necesitamos sobre nosotros mismos.

El primero es Génesis 2:7, ‘formó al hombre del polvo de la tierra y sopló en su nariz aliento de vida’, donde se enseña cuál es nuestra constitución, que es doble, al estar compuesta de dos partes, la material, el polvo, y la inmaterial, el aliento de vida. El pasaje muestra el poder de Dios, que es capaz de dar vida a lo inanimado, lo cual da pie para pensar que también tiene poder para vivificar lo muerto, es decir, lo que un día tuvo vida y ya no la tiene. Frente al materialismo de todo tipo, que considera que solamente somos materia o polvo, aquí se alza este texto declarando que aunque somos materia no somos solo materia. Del polvo a la vida, tal fue el primer movimiento que imprimió Dios en su criatura más especial.

El segundo pasaje es Génesis 3:19, ‘polvo eres y al polvo volverás’, que enseña la disolución del ser humano en la muerte por causa de la desobediencia al mandato de Dios. La muerte no es una consecuencia natural por el hecho de ser criaturas, sino la consecuencia judicial por el hecho de ser pecadores. Y ese estado de mortalidad en el que el primer hombre quedó tras su transgresión no es exclusivo suyo, sino que es patrimonio de todos sus descendientes. Hay un contraste entre el estado de inmortalidad condicional en el que fue creado el hombre y el estado de mortalidad incondicional en el que quedó tras pecar. De ser inmortal, si quería, pasó a ser mortal, aunque no quisiera. De la vida al polvo, tal fue la ruina que el hombre se buscó por su locura.

El tercer pasaje es Salmo 103:14, ‘se acuerda de que somos polvo’. Hay una memoria retentiva que puede ser implacable y es cuando alguien no se olvida de alguna afrenta recibida. Los seres humanos tenemos esta clase de memoria. Pero hay otra clase de memoria retentiva que es benevolente y que consiste en tener en cuenta la fragilidad y debilidad, lo cual desemboca en la paciencia y la misericordia. Pues bien, esta clase de memoria es la que el texto atribuye a Dios. Su compasión surge al recordar el estado de miseria y necesidad en el que hemos quedado, lo cual le impulsa a desplegar ese lado bondadoso que hay en él. Es esta memoria de Dios la que hace posible que, en medio de nuestra condición de calamidad, podamos experimentar su benignidad inmerecida.

El cuarto pasaje es Lamentaciones 3:29, ‘ponga su boca en el polvo, por si aún hay esperanza’, que enseña la humillación ante Dios que debemos practicar, teniendo en cuenta que no solamente no somos nada sino que somos menos que nada, dado que tenemos una deuda impagada e impagable en nuestra contra. Toda arrogancia y altivez han de ser abandonadas, toda reclamación y exigencia están fuera de lugar, al no tener ningún derecho al que acogernos ni justicia alguna que esgrimir ante él. Frente al énfasis moderno en los derechos que nos asisten frente a terceros, es vital tener en cuenta que en lo tocante a Dios no tenemos ninguno que podamos invocar.

El quinto pasaje es Daniel 12:2, ‘y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna y otros para vergüenza y confusión perpetua’, que enseña el hecho de la resurrección a partir del polvo. Una resurrección doble, para gloria o para vergüenza, que significará para unos la bienaventuranza que no tiene fin y para otros el tormento que nunca se termina. Esta doble resurrección niega que haya tales cosas como el aniquilacionismo, la cesación de la existencia, o el universalismo, la salvación de todos sin excepción.

El resumen de esos cinco grandes textos es el siguiente:

1. Fuimos hechos del polvo.

2. Volvemos al polvo.

3. Dios se acuerda de que somos polvo.

4. Hay que humillarse ante Dios hasta el polvo.

5. Hay una resurrección del polvo.

Los tres primeros son generales. Pero del cuarto depende cómo será el quinto, esto es, o bien del polvo a la inmortalidad, si hay humillación, o del polvo a la condenación eterna, si no la hay. Tú decides.

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