La culpa que sintió Antonio Flores

Aunque sólo las almas sensibles se dan cuenta del mal que pudieron haber hecho, los sentimientos de culpa son algo común en casi todas las personas del mundo.

12 DE DICIEMBRE DE 2013 · 23:00

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Antonio Flores en actitud meditabunda.

El gran Antonio Flores popularizó en sus primeros tiempos como cantante un tema que reflejaba en parte lo que eran sus propios deseos. Realmente la canción es una gran obra, y nos puede ayudar a recordar algunas cosas importantes. "Si pudiera olvidar todo aquello que fui, Si pudiera borrar todo lo que yo vi. (...) Si pudiera explicar las vidas que quité Si pudiera destruir las armas que usé No dudaría, no dudaría en volver a reír Si pudiera sembrar los campos que arrasé (...) No dudaría, no dudaría en volver a reír. Prometo ver la alegría escarmentar de la experiencia pero nunca, nunca más usar la violencia" (1) Aunque sólo las almas sensibles se dan cuenta del mal que pudieron haber hecho, los sentimientos de culpa son algo común en casi todas las personas del mundo, por lo menos en algún momento de su experiencia. Sí, el perdón es ese amigo anhelado que muchas veces tarda en venir, y por su "culpa" dejan de visitarnos la alegría, la paz, el ánimo e incluso las fuerzas. Todo esto nos falta cuando nos sentimos culpables, y sabemos (o por lo menos pensamos) que nadie puede perdonarnos. El sentimiento de culpabilidad es algo que nos esclaviza y va poco a poco destruyendo nuestro corazón. Vivimos siempre con la necesidad de sentirnos y sabernos perdonados. Necesitamos la paz que da el tener nuestras cuentas a cero. Así podemos volver a reír... aunque en el fondo de nuestro ser siempre nos da la impresión de que no podemos volver atrás nuestro pasado. Y claro que es cierto. No podemos regresar a las cosas que hemos hecho mal y rectificarlas... pero Dios tampoco nos pide eso. La Biblia nos enseña que cuando Dios nos perdona, olvida nuestra culpa... Y es más, ¡Nos declara justos! ¡No recuerda nunca aquellas cosas que no fueron correctas! ¿Cómo? Muy sencillo, porque hubo alguien que pagó el precio a nuestro favor. El Señor Jesús. Es como si Él hubiese cometido todo lo que nosotros hemos hecho. Es como si Él llevase consigo nuestras equivocaciones y fuese declarado culpable. Así es. Y así debes aceptarlo, porque el perdón sólo tiene lugar para aquellos que lo quieren. Y a partir de ahí, puedes volver a reír.

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