Triste canto al miedo

El miedo es natural en el prudente y el saberlo vencer es ser valiente.
Alonso de Ercilla y Zúñiga (1533-1594)

25 DE AGOSTO DE 2016 · 14:00

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Criticamos la cobardía ajena cuando nosotros mismos la ejercemos con frecuencia. Tememos las represalias que trae actuar y hablar como creemos que debemos, sobre todo cuando nos arriesgamos a perder algo, un privilegio, un reconocimiento, un puesto que aunque no sea importante para otros lo es para nosotros.

Oír opiniones distintas nos hace entonar una canción al miedo que no es más que sumisión al pensamiento y creencias de los demás.

No queremos complicarnos la existencia, es más fácil asentir que llevar la contraria, decir sí a negarse. Siempre aparece la falta de seguridad, el miedo a bajar del supuesto estatus.

Es natural querer que los demás nos miren bien, necesitamos saciar el hambre de ser aceptados; está bien, pero no a costa de nuestra integridad.

Tememos la soledad, el vacío que puedan hacernos sentir si nos pronunciamos en contra.

Normalmente, tomar partido por alguna causa lleva a ese enfrentamiento, a esa soledad y a ese vacío. Andamos buscando aprobación y cuando no la tenemos perdemos el equilibrio y nos derrumbamos ya que la inseguridad aparece de repente sin que la llamemos.

Con nuestro mirar diferente nos hacen sentir como bichos raros. No importa ser raros cuando apostamos por lo que creemos que vale la pena.

Dejemos de fingir la risa cuando nos pidan que riamos y dejemos de fingir el llanto cuando nos pidan que lloremos. ¿Es esta la vida que elegimos?, ¿servir a toda costa con tal de sentirnos incluidos?

No dejemos que se nos nuble la mente. Recobremos nuestros ideales.

Justificamos el miedo con excusas diferentes y la continuación de este estado hace que el pavor se instale en nuestra manera de vivir.

Pensemos en el bien que podemos hacer si nos armamos de valor ante lo recto. ¿Hacemos mal defendiendo lo bueno? No, aunque sí puede dolernos.

Temor debe causar dejarnos vencer por algo que no compartimos. Apostar por lo que otros han elegido en nuestro lugar, sería como dejarnos morir los sueños, como matar nuestro crecimiento.

No tengamos miedo de vivir en libertad, es triste si dejamos que nos venzan. Es triste sí y esto me lleva a pensar si también es pecado.

Hay un profundo temor
instalado entre los tuétanos,
es el miedo del hombre
a sembrar la verdad
y recoger su fruto.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Tus ojos abiertos - Triste canto al miedo