Un siervo llamado por su Señor

No es posible contemplar la vida de D. José María, sin expresar gratitud a Dios por los muchos regalos que a través de sus dones hemos recibido como pueblo de Dios.

20 DE JUNIO DE 2016 · 20:31

José María Martínez, junto a José Grau y José Antonio Monroy, en el VII Congreso Evangélico, celebrado en 2007. / MGala,jose maria martinez
José María Martínez, junto a José Grau y José Antonio Monroy, en el VII Congreso Evangélico, celebrado en 2007. / MGala

En la partida de nuestro querido y respetado D. José María Martínez, estoy seguro que se multiplicarán palabras de reconocimiento -justas, objetivas y merecidas- sobre su excepcional aportación al pensamiento teológico evangélico del último siglo; sobre su visión y servicio a la Obra del Señor en nuestro país; sobre su trabajo denodado y comprometido en favor de la genuina unidad en lo fundamental del pueblo de Dios; sobre su aportación personal en el establecimiento de ministerios en favor de la sólida formación y testimonio bíblicos… Porque no es posible contemplar la vida de D. José María, sin expresar gratitud a Dios por los muchos regalos que a través de sus dones hemos recibido como pueblo de Dios.

El Señor ha decidido llevar a su gloria a otro de los componentes de una generación excepcional, aquellos que batallaron por la fe en unas condiciones de adversidad, oposición y carencia de medios, que la mayoría de los creyentes de hoy desconocen, y que a muchos parece habérsenos olvidado. A lo largo de toda su vida, D. José María ejercitó ese difícil equilibrio entre la fidelidad personal a los principios de su conciencia, y la generosidad en la comunión más ámplia posible con todos aquellos a los que reconocía como sus hermanos en Cristo. Esa inequívoca identificación con el mandato bíblico sobre guardar la unidad, es la que le llevó a ser determinante en el fortalecimiento de ministerios tan sólidamente preservados como la Alianza Evangélica, la Unión Bíblica o el Centro Evangélico de Estudios Bíblicos.

Su mente reflexiva y su pluma disciplinada nos han dejado auténticas joyas literarias. Pero su propia vida, por el modo en que sirviendo a su Señor sirvió a sus hermanos, será siempre un modelo a imitar, cuyo valor cobra especial relevancia en este tiempo, cuando nuestros personalismos y vindicaciones personales tanto están dañando la Gloria de Dios y el testimonio de su pueblo en nuestro país.

Tuve el privilegio de conocerle personalmente cuando yo tenía 24 años (hace de ello algo más de 3 décadas) en un encuentro promovido por la Unión Bíblica, de la que él era presidente. Durante una semana un nutrido grupo de redactores de la "Notas Bíblicas" trabajaron intensamente bajo la dirección de D. José María, buscando la excelencia en la exposición bíblica escrita, con especial énfasis sobre la fidelidad en su interpretación y la relevancia en su aplicación. Entre tan experimentados y reconocidos enseñadores estábamos media docena de jóvenes, invitados expresamente por la visión de D. José María, que quería alentar en las nuevas generaciones ese temor y pasión por la Palabra que guió su vida y ministerio.

Aun me sobrecoge recordar la sencillez y humildad con la que soportaba nuestras atrevidas intervenciones; la paciencia y sabiduría con la que supo corregirnos, siempre con la firmeza de la innegociable fidelidad a la Palabra, pero al mismo tiempo alentándonos y contagiándonos su pasión por el estudio y la proclamación de la Verdad revelada. Ese mismo ejemplo de sencillez le rodeó en todas las ocasiones en las que posteriormente pude disfrutar de su ministerio. Una sencillez que agrandaba y robustecía su indiscutible autoridad espiritual.

Su ejemplo de abnegación, sacrificio y compromiso, seguirá siendo un reto para todos aquellos que queramos acercarnos a su biografía. No para rendir ningún atisbo de exaltación personal, algo que D. José María dio siempre pruebas de rehuir. Pero si para cumplir el mandato bíblico: 'Acordaos de vuestros pastores, que os hablaron la palabra de Dios; considerad cuál haya sido el resultado de su conducta, e imitad su fe' (Heb 13:7)

 

Amable Morales, Presidente de la Alianza Evangélica Española.

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