Ningún dolor tiene vida eterna

Normalmente, a nadie le gusta pasar dificultades. Si hay que escoger, la disciplina o el sufrimiento no están en los primeros lugares de nuestra lista.

12 DE ABRIL DE 2012 · 22:00

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Me viene a la memoria el jugador brasileño Joao Víctor. Llegó al Mallorca FC desde un club en Uzbequistán en el año 2010. Desde los primeros días en la isla, Joao explicó a todos su compromiso con Dios y la importancia del Señor en su familia. Joao es joven, y Dios está cuidándole y fortaleciéndole en las grandes dificultades de su carrera como deportista del máximo nivel… dificultades que él también vive a pesar de ser creyente. Rivaldo, es su manager, y al mismo tiempo, la persona que le llevó a conocer a Jesús. Después de muchos años siendo uno de los mejores jugadores del mundo, sigue ligado al fútbol y hablando de Dios en todas las oportunidades que aparecen. Normalmente, a nadie le gusta pasar dificultades. Si tenemos que escoger, la disciplina o el sufrimiento no están en los primeros lugares de nuestra lista. ¡Más bien podríamos decir que ni siquiera los queremos en nuestra lista! Cuando leemos la Biblia y conocemos a Dios, no podemos engañarnos. Seguir al Señor no significa ser el mejor siempre: muchas veces tenemos que soportar dificultades. Todas las personas que sirvieron a Dios, sufrieron. Hasta el mismo Señor Jesús, Dios hecho hombre, escogió voluntariamente el sufrimiento. Un cristiano vivirá siempre más cerca de las dificultades, que de ser un "triunfador" como algunas personas piensan. Incluso podría decirte que va a tener más "problemas" de lo normal: su vida es radicalmente diferente, y en la mayoría de las ocasiones, casi nadie va a entender lo que está haciendo. Si quieres vivir una vida fácil, más vale que no sigas leyendo este libro. ¿Cuál es la diferencia entonces? ¿De qué vale acercarse a Dios? Lee con atención: "Pero el Señor está conmigo como campeón temible; por tanto, mis perseguidores tropezarán y no prevalecerán. Quedarán muy avergonzados, pues no han triunfado, tendrán afrenta perpetua que nunca será olvidada."(Jeremías 20:15). La gran diferencia es la presencia de Dios en esta vida y por toda la eternidad. Las dificultades, problemas, sufrimientos, etc. que enfrentamos aquí son temporales; la victoria de Dios es para siempre. Hablando en términos deportivos, diríamos que todo lo que nos ocurre tiene lugar en un momento de la carrera, pero la victoria final es nuestra. Lo que está ocurriendo hoy puede ser un gol o un punto en contra, pero el mal va a ser derrotado definitivamente. No debemos preocuparnos. El sufrimiento presente es parte de la victoria final. No caigas en las trampas del enemigo. No te quedes derrotado por las dificultades. No pierdas el tiempo lamentándote por tus errores o las crueldades de los demás. No te preocupes por lo que otros puedan hacer, Dios va a defenderte. No vivas permanentemente agobiado por las injusticias de quienes están cerca de ti, Dios te cuida: tus perseguidores tropezarán. Descansa, porque Dios está contigo. El es quién marca la diferencia, su presencia asegura la victoria definitiva, a pesar de las dificultades que estemos pasando ahora. Ningún dolor tiene vida eterna.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Con otro ritmo - Ningún dolor tiene vida eterna