Felix Ngole: redefinir la libertad de expresión

Eliminar la libertad de expresión, o peor, redefinirla al gusto de una ideología concreta, es un flaco favor a todos los ciudadanos.

01 DE MARZO DE 2016 · 14:59

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La universidad de Sheffield.

De nuevo en el Reino Unido, y de nuevo en la universidad. Un estudiante de máster, casado y con cuatro hijos, ha sido expulsado de la facultad de Ciencias Sociales de la universidad pública de Sheffield por apoyar su visión sobre la sexualidad con un pasaje bíblico.

El versículo que citaba en una conversación con amigos (era su perfil personal limitado, no una página pública de Facebook, explica) era la primera parte de Deuteronomio 20:13: “Si alguno se acuesta con varón como los que se acuestan con mujer, los dos han cometido abominación”. La referencia al Antiguo Testamento la hizo en septiembre, en un post en el que Felix Ngole, cristiano, expresaba su posición personal ante el asunto Kim Davis, la funcionaria de Kentucky (EEUU) suspendida de empleo tras objetar de conciencia a su obligación de emitir certificados de matrimonio a parejas del mismo sexo.

Esa opinión en Facebook terminó de alguna forma en manos de una comisión investigadora de la Universidad de Sheffield, que comunicaba unas semanas después al estudiante que sus comentarios “había traspasado límites que no se consideran adecuados para alguien que quiere desempeñar la profesión de trabajador social”. Su decisión de “dar a conocer de forma pública esos puntos de vista afecta a su capacidad de tener un rol como trabajador social”, consideraban. Un tiempo después, Felix era informado de que iba a dejar de ser considerado un estudiante del máster y que se le retiraba el acceso a la biblioteca y al email de la universidad.

 

Felix Ngole.

Tras hacerse público el caso en The Telegraph y varios otros medios, Ngole ha explicado que sus ideas sobre ética sexual están basadas en la Biblia, en la misma línea que la “comprensión bíblica compartida por millones en todo el mundo”.

Su expulsión no sólo supone ser apuntado como “homófobo” ante compañeros de estudios y profesores, sino también le perjudicará enormemente a la hora de buscar empleo como trabajador social, vocación para la que se estaba formando.

Pero “hay un problema mucho más serio en juego”, ha expresado el propio Ngole. “Los estudios superiores son un espacio en el que todos los estudiantes deben ser ayudados a explorar sus creencias, a través de la interacción y el debate. Si son censurados incluso al compartir sus ideas o creencias como parte de una discusión en Facebook, entonces, ¿qué será lo próximo?

Felix ha tenido que repetir en varias ocasiones que su cosmovisión cristiana del matrimonio no le lleva a odiar a las personas con inclinación homosexual. “He trabajado con varias personas jóvenes gays y lesbianas, e incluso compañeros viviendo en parejas del mismo sexo me han dicho que honestamente, mis comentarios no les parecieron ofensivos”, explicaba en Premier Radio.

Y terminaba: “No soy el único trabajador social Cristiano… Si la universidad consigue salir adelante con esto, otros cristianos serán puestos en una situación en la que no podrán hablar de sus creencias”.

El estudiante ha decidido defenderse, y ya ha apelado la decisión con la cobertura del Christian Legal Centre (abogados especializados en libertad religiosa). La universidad ha rechazado ofrecer más explicaciones.

Llevamos años preocupados por el riesgo de que en Europa la fe de los ciudadanos sea empujada definitivamente a lo privado, a las cuatro paredes de casa. Pero sorprende el ritmo con lo que esto no sólo se consolida en las instituciones públicas, sino que se esté ya negando derechos (a la educación, a un futuro profesional) a una persona simplemente por expresar sus puntos de vista en una conversación con amigos.

La ideología secularista avanza a más ritmo que la capacidad de reacción de la sociedad. Los propios profesores no saben diferenciar “laicidad” de “laicismo”, mientras que los estudiantes (cristianos y no cristianos) asumen que los puntos de vista espirituales desentonan en clase.

Lo explicaba David Robertson (moderador de la Iglesia Libre de Escocia y presidente del Centro Solas para el Cristianismo Público) en un artículo en Evangelical Focus:

“La narrativa actual es que la religión está frenando la educación y que, cuanto más formado uno esté, menos probable es que sea una persona religiosa. Hemos llegado a una situación, ahora, en la que la educación es vista como una forma de deshacernos de la religión, y en la que los sistemas educativos del estado se usan cada vez más para adoctrinar a niños en el humanismo secular liberal (…). La educación es vista, por tanto, como el principal medio para hacer avanzar una agenda secularizadora ateísta”.

España no es muy diferente al resto de Europa, en este sentido. Algunas universidades públicas (aunque no todas) ponen cada vez más obstáculos a las actividades organizadas por sus propios estudiantes matriculados, asociados en grupos cristianos (los GBU, por ejemplo). Se deniegan a menudo permisos por el solo hecho de que una actividad tenía un componente religioso.

La presión de los propios compañeros de facultad es insoportable, a veces. Se han boicoteado con pancartas y consignas actividades organizadas con muy buena intención por estudiantes de fe evangélica. Recuerdo el líder de un sindicato estudiantil en Barcelona que se acercó a un stand que habíamos colocado en un pasillo de Económicas, después de recibir el permiso de la facultad. Este estudiante, tras ser avisado por otros, empezó a tomar fotos de nuestros materiales (evangelios ‘Life’, publicidad de nuestros próximas actividades), tomó nota de mi nombre, y después, en una conversación muy tensa, nos identificó con la “extrema derecha de la Cope”. Me prometió, además, que “lucharía para que gente como vosotros no estéis en la universidad”, porque la religión era una “lacra” que se oponía a todos los valores que la universidad representa.

 

Meme en redes sociales: Ser políticamente correcto no te hace estar en lo correcto.

El caso de Ngole da la razón a muchos en el Reino Unido y en el resto de Europa que temen que el país se meta en un callejón sin salida en su particular obsesión por controlar la ‘political correctness’. La preocupación es tan transversal que ha llegado a unir a movimientos ateos, cristianos e incluso LGBTI’s para pedir conjuntamente a sus políticos que, por favor, se relajen. Ateos, gays y cristianos tiraron adelante la campaña “Reform section 5” para cambiar una antigua ley de orden público que se estaba usando para detener a cada vez más predicadores y manifestantes a la mínima denuncia de un ciudadano “ofendido”.

Recientemente, las declaraciones de miembros del gobierno conservador de David Cameron en la línea de parar el radicalismo ideológico (un temor originado por el aumento de apoyos al Daesh en algunas mezquitas y colegios londinenses) han unido de nuevo a muchos para exigir 'Free Speech'.

Las medidas para combatir el nuevo extremismo religioso incluyen enviar inspectores a escuelas dominicales de iglesias y a campamentos cristianos. La Alianza Evangélica del Reino Unido ha tenido que salir a defender lo evidente: que las actividades, objetivos y valores de una iglesia evangélica distan mucho de las de un grupo religioso islamista radical que adoctrina y envía ciudadanos británicos a la yihad.

Joëlle Philippe, colaboradora de Evangelical Focus desde Bruselas, apuntaba que “es irónico que nuestros estados hagan política exterior forzando la ‘libertad de religión’, pidiendo a las autarquías que separen la religión del estado, mientras en su propio país hacen este tipo de cosas”.

Irónico es, también, que la Europa construida sobre los valores de la Reforma haga ahora todo lo posible para silenciar la fe cristiana que moldeó sus valores más fundamentales.

Como cristianos protestantes deberíamos poder explicar mejor a nuestros compañeros (en la universidad, en el trabajo, en el barrio) que las libertades de conciencia, expresión y religión se consiguieron gracias a mucho esfuerzo. Eliminar estos derechos ahora, o peor, redefinirlos al gusto de una ideología concreta, es un flaco favor a todos los ciudadanos, piensen lo que piensen sobre Dios, el matrimonio homosexual o cualquier otro tema en el que haya puntos de vista diferentes.

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