Después de leer el poema ‘Mare Nostra’

Piezas literarias como ésta forman parte de ese lenguaje del odio del que me gustaría que nuestra sociedad llegue a ser libre un día.

17 DE FEBRERO DE 2016 · 16:46

Dolors Miquel, recitando en los premios Ciutat de Barcelona. / Ara.cat,barcelona
Dolors Miquel, recitando en los premios Ciutat de Barcelona. / Ara.cat

Una reflexión después de leer el poema: Mare Nostra de Dolors Miquel.

  • Me reafirmo en que la Libertad de Expresión es un Derecho Fundamental básico que todos, instituciones, medios de comunicación, individuos, etc. debemos proteger. Al ser un Derecho Fundamental hay regularlo lo menos posible, porque cuanto mayor es la regulación, más fácilmente sufre recortes. La regulación, cuando exista, debe ir más dirigida a proteger el derecho que a limitarlo.
  • El Derecho Fundamental de la Libertad de Expresión debe ser igual para todos. Debemos evitar que tenga una extensión variable. Si protege más las expresiones de la corriente mayoritaria en la sociedad y restringe la expresión de las corrientes minoritarias, estamos construyendo una sociedad más injusta. La justicia en una sociedad no se mide por la protección que reciben los derechos de la mayoría, sino porque los derechos de las minorías son igualmente protegidos, sin privilegios pero sin discriminaciones.
  • Es mucho mejor que, en lugar de limitar esos Derechos Fundamentales a través de leyes y de actos administrativos, sean nuestras convicciones democráticas y cívicas las que nos hagan reflexionar sobre hasta qué punto quiero ejercer el derecho que tengo. Aplicaré el mismo criterio que usaría en una familia, en un equipo de trabajo, en un grupo de amigos, etc. y trataré de fomentar un diálogo abierto y franco de mis posturas personales, de defender mis criterios incluso apasionadamente, pero evitaré la ofensa personal, la descalificación, la agresividad verbal, etc. No se debe evitar el diálogo de ideas, es absolutamente imprescindible que se produzca, pero renunciaré al insulto, al lenguaje hiriente, etc. porque eso bloquearía el debate y el intercambio de ideas.
  • Debemos evitar que la censura se reimplante, porque siempre significa que la mayoría ideológica o el poder, decide qué es lo que puede decir la minoría. Pero no es censura que mis convicciones personales me lleven a discrepar con el otro, pero también me lleven a respetar sus sentimientos. El mejor camino no son las leyes, sino mis valores personales como el respeto, la tolerancia, la fraternidad, etc.
  • Pensemos en el efecto multiplicador del lenguaje del odio, de no reconocer que hay otras sensibilidades diferentes a la mía en la sociedad y que tienen derecho a existir. ¿Estamos dispuestos a pagar el peaje de una sociedad de la descalificación, del insulto, de la agresividad verbal de todos contra todos? Pensemos que esa agresividad verbal es el paso previo de la agresión física. A veces leo los comentarios de los lectores en la prensa y me doy cuenta del nivel tan alto de violencia verbal en nuestra sociedad. Creo que piezas literarias como ésta forman parte de ese lenguaje del odio del que me gustaría que nuestra sociedad llegue a ser libre un día.
  • Todas las sociedades establecen límites a la libertad de expresión. En nuestra sociedad está penado el realizar apología de delitos graves como el terrorismo, la pederastia, etc. Muchas sociedades consideran que no es apropiado negar el holocausto cometido por el nazismo o el genocidio hacia el pueblo armenio. Nuestra sociedad ve inconveniente defender la violencia de género. Estos ejemplos de limitación de la libertad de expresión reflejan unos valores compartidos por la sociedad. ¿Forman parte de nuestros valores compartidos el respeto a la conciencia de las personas que no piensan como yo? 

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