El paso del tiempo

A veces pienso que las personas se parecen al vino, los años hacen agrios a los malos y mejoran a los buenos.

06 DE NOVIEMBRE DE 2015 · 16:53

Henry Fonda en la entrega de un Óscar honorífico,
Henry Fonda en la entrega de un Óscar honorífico

Henry Fonda fue uno de los actores más recordados en toda la historia del cine. Durante su vida tuvo diferentes problemas en el ámbito personal, incluso con su hija la también actriz Jane Fonda, con la que protagonizó “En el estanque dorado”. Era uno de los últimos trabajos de su vida, y le concedieron el Oscar por su interpretación. El actor dijo: “No sé si me dan el Oscar, porque me quedan tres cuartos de hora de vida”. Era una manera elegante de decirles que debían habérselo concedido antes por otras interpretaciones. Murió pocos meses después.

Creo que no me engaño al decir que a casi nadie le gusta envejecer. En la juventud, todos quieren cambiar el mundo, cuando llegan a mayores, lo único que muchos quieren cambiar es a los jóvenes. A veces pienso que las personas se parecen al vino, los años hacen agrios a los malos y mejoran a los buenos.

Pensando un poco en el paso de los años, te diría que la gente se hace mayor cuando mira más hacia atrás que hacia delante, cuando habla más del pasado que del futuro. Cuando pasa el día pensando más en recuerdos que en proyectos. Como alguien dijo una vez, únicamente eres viejo si las arrugas llegan al corazón. Todo depende de nuestra actitud: una persona de mucha edad siempre decía: “Yo hace muchos años que soy joven”.

Todas las culturas mezclan un poco la sabiduría de los años con la desidia del final de la vida y el desencanto de saber que queda poco para el final. Hay un proverbio sueco que dice “Los jóvenes van por grupos, los adultos por parejas y los viejos van solos”. Es como si a través de la vida los años fueran alejando a la gente de cerca de nosotros. Desgraciadamente, pocos son los que quieren estar cerca de los mayores.

En la naturaleza los años dan sabiduría y fortaleza: los árboles se hacen fuertes, los ríos aumentan su caudal con el paso del tiempo, las montañas adquieren majestuosidad y altura.. el hombre lo cambia todo, tira las máquinas cuando se hacen viejas, y piensa que al pasar los años las cosas pierden valor... El hombre lo cambia todo, sólo quiere lo joven...

Uno se jubila y hace grandes proyectos: esto, aquello y lo de más allá... y en efecto, muy pronto se va a parar al más allá.

Menos mal que Dios ve las cosas de otra manera. Él ama a las personas sin importarles su edad.

Es más, en cierto modo podríamos decir que la gente va adquiriendo más valor conforme van pasando los años de su vida. No lo olvides: “Las canas son una honrosa corona que se obtiene en el camino de la justicia” (Probervios 16:31).

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