Viviendo el tiempo sin eternidad

"No temo a la muerte, simplemente no quiero estar allí cuando llegue". Estas fueron las palabras del director de cine Woody Allen en una conocida entrevista en televisión.

15 DE MAYO DE 2008 · 22:00

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Desgraciadamente eso es sólo un deseo imposible, porque todos vamos a estar “allí” cuando la muerte llegue. "No hay nadie que tenga poder sobre la muerte, no hay quien escape de esta batalla"* La muerte es nuestro mayor enemigo. Choca frontalmente contra todos nuestros deseos: contra todas nuestras esperanzas, contra nuestra tranquilidad y nuestra paz. La muerte es el temor oculto de todos los que disfrutan de la vida, porque en nuestro espíritu los deseos de inmortalidad reinan, y pasamos la vida aprendiendo a soportar la eterna contradicción de un cuerpo que envejece y un espíritu que aprende a disfrutar más de la vida conforme pasan los años. Thomas Kelly dijo un día: “La gente de hoy toma mucho más en serio el tiempo que la eternidad” Nos preocupamos mucho más de las cosas pequeñas que de las que merecen la pena. Vivimos buscando qué hacer con nuestro tiempo, queriendo no estar “allí” cuando llegue nuestra muerte, porque sencillamente, no queremos saber nada de la eternidad. Esa no es una manera sabia de vivir. Si alguno de nosotros sufriese un cáncer incurable, o nuestro corazón estuviese a punto de pararse, no seguiríamos viviendo “los pocos minutos que me queden” como si cualquier cosa. Intentaríamos por lo menos, saber si hay curación o si podemos hacer algo para seguir disfrutando de la vida. ¿No nos damos cuenta que lo más importante es saber qué va a ocurrir en la eternidad? Si todo termina aquí, todos nuestros esfuerzos no sirven para nada, pero si realmente hay eternidad, nada es más importante que saber qué ocurrirá después de la muerte. Ese desconocimiento es lo que hace que muchos quieran esconderse. Que no quieran estar “allí” cuando la muerte llega. Que prefieran esforzarse y luchar por esta vida sin darse cuenta que hay una eternidad que hay que tomar en serio. Esa es la razón por la que muchos viven con miedo a que llegue “ese día”. Viven, disfrutan de muchas cosas, pero siempre con ese temor. Siempre con la oscura sombra, negra sombra de lo que pueda pasar, de lo que pueda ocurrir… Quien conoce la fidelidad de Dios no teme, porque sabe que Dios siempre cumple sus promesas, que no cambia, que podemos estar tranquilos y seguros.
* Eclesiastés 8:8

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Con otro ritmo - Viviendo el tiempo sin eternidad