En cada proyecto se esconde un milagro

De lo que ahora parece yermo volverá a surgir la vida, el beneficio que alimenta la esperanza.

24 DE JULIO DE 2013 · 22:00

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Amarillea la tierra en contraste con el color azul intenso del cielo. La semilla que hace meses fue sembrada creció y el fruto acaba de ser recogido y almacenado. Terminó la temporada. Han sido muchas las adversidades vividas hasta salvar la cosecha, pues, junto a los brotes nuevos, crecieron hierbas dañinas con intención de dominar la zona. Al ver la esterilidad de los campos ahora, ¡quién diría que, en poco tiempo, de nuevo emergerá el color verde tierno protegido por la cúpula gris colmada de lluvias! De lo que ahora parece yermo volverá a surgir la vida, el beneficio que alimenta la esperanza. Confía. Si el resultado de tu trabajo ha sido recogido y dado por bueno, reposa un tiempo. Reflexiona. Recuerda lo que has aprendido. Saca provecho de los problemas que fueron surgiendo. Adquiere nuevas fuerzas. Hermosea y, a sabiendas de las adversidades que te vendrán en contra, piensa cuál será la próxima simiente que harás brotar de ti, cuál de tus dones dormidos vas a despertar y ejercitar la próxima temporada, dónde vas a sembrarlo, qué vas a hacer para que llegue a ser perfecto y si tu tiempo está disponible para comprometerte y no fracasar en el intento. Respeta la función de tu semilla. Respeta el lugar donde vas a depositarla y respeta a quienes obtendrán el resultado. Pero si fracasaste en tu empeño no te hundas, prueba de nuevo. Estudia que fue lo que pasó y cómo puedes mejorarlo. No te duermas. No pierdas la fe. Trabaja con perseverancia. Recobra el delirio del campesino. Siéntete a gusto en tu huerto. Piensa que en el interior de cada proyecto se esconde un milagro. Permite que despierte. Ilusiónate. La gracia de Dios, como lluvia, hará que prosperes.

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