El sacacorchos ensoñado y el cerebro

Todavía ahora, durante las horas más concurridas, se le puede ver caminar arrastrando la pierna...

27 DE MARZO DE 2015 · 09:52

Crocodile Tears /George Bremer (Flickr - CC BY-NC-ND 2.0),persona
Crocodile Tears /George Bremer (Flickr - CC BY-NC-ND 2.0)

Durante la noche, un hombre pamplinoso con delirios de simplezas, soñó que alguien le había clavado un sacacorchos en la pantorrilla. Continuó dormido con la intención de poder ir al hospital antes de despertar y algún doctor de guardia se lo extrajera. Este, desenroscando poco a poco el utensilio lo desprendió de su carne. Enseguida le limpiaron la herida y la vendaron. El pamplinoso pidió la vacuna del tétanos y se la pusieron. Todo salió a su gusto. Seguía soñando mientras salía del hospital y se dirigía a su casa en taxi. 

Por la mañana despertó a la hora de costumbre. Se sentía bien pero recordó la pesadilla y comenzó a sentir gran malestar en la zona. Miró, mas no había nada extraño, pero gustó de aquél falso padecimiento que le ayudaría a ir de víctima por la vida. Se tomó un paracetamol y fue dando el parte médico a través del wasap a sus conocidos. Todos se compadecían. Le conocían. Sabían de qué pie cojeaba estando despierto, así que dormido... Antes de salir de casa se colocó una gasa bien apretada. Se dirigió a la Farmacia. Compró unas muletas que allí mismo le acomodaron a su altura. Daba pena oírle hablar de su falsa dolencia como si fuese un problema real. Se había montado un pollo extraordinario en la cabeza. Pedía oración en las reuniones de iglesia y no mejoraba. Los lamentos no cesaban ni de día ni de noche. Le encantaba hacerse notar, era la única forma que conocía de recibir su baño de gloria. 

Pasaron tres meses y seguía dando cojetadas, diciendo que aún sufría, que la infección iba en aumento y la calentura no desaparecía. Los alaridos se repetían a kilómetros de distancia, hacían eco al chocar contra las montañas. 

Todavía ahora, durante las horas más concurridas, se le puede ver caminar arrastrando la pierna. Lo que es el cerebro y las ganas de fastidiar....se. Con lo bien que se está cuando se está bien.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Tus ojos abiertos - El sacacorchos ensoñado y el cerebro